Por principio y convicción me siento como un
"elemento" humano, lleno de contradicciones y defectos, pero con
algunos principios tal vez equivocados, pero totalmente "claros" y
"aclarados" en lo más profundo de mis creencias. Las personas son
personas: Con independencia del sexo con
el que la madre naturaleza los procreó, y/o a las inclinaciones sexuales a los
que su vivir les hayan podido conducir; del origen geográfico de procedencia,
color de su piel, cultura o creencias
religiosas. Con la misma convicción a lo anteriormente expresado, me encuentro
"preso" por el “papanatismo”
manifiesto y/o "buenismo" que me rodea en el ámbito político -
religioso - social imperante en estos inicios del siglo XXI.
Allá por los años cincuenta del pasado siglo XX, mi Abuelo
(q.e.e.), utilizaba un concepto prácticamente desconocido y hoy totalmente
"manido" el tercer mundo,
siempre y en todos los casos cuando a él se refería, lo hacía seguido de la
categórica afirmación, "el cuarto
mundo está pegado a la verja que rodea
nuestra casa”
Aquel dicho de mi Abuelo me persiguió y persigue a través de
los años y de las múltiples experiencia vitales que el destino me deparó: Viví
en primera persona "el tercer
mundo" en el Golfo de Guinea y
aledaños (Biafra y la "diáspora", expresión muy benigna con respeto a
la situación en la que sobrevivieron los Ibos, que sobrevivieron. Katanga y las
luchas fratricidas entre Lubas y Lundas
de finales de los sesenta principio de los setenta). La América Central donde “reinaban”
unos "finqueros" dueños de vidas y haciendas, que respondían a
nombres “tan familiares” como Tachito Somoza (Nicaragua), Arturito Armando
Molina (El Salvador), Charly (for the friends) Manuel Arana Osorio (Guatemala),
países, donde por razones obvias de
seguridad, para algunos, no era recomendable el dormir dos noches seguidas bajo
el mismo techo y donde la Compañía de Jesús
y las Hermanas Vicencianas (familiarmente "Pauilinas", hermanas
para todo lo bueno imaginable) entre otras órdenes religiosas se "batían
el cobre" cotidianamente. Donde
"pasar" a la entonces "Honduras Británicas" y
acogerse a la sin límite hospitalidad y bonhomía del Dr. D. Adolfo García (oriundo de El Pito –
Cudillero), significaba el acceder a un mundo diferente y seguro en lo físico y
psíquico.
El “cuarto mundo”
al que mi Abuelo hacía referencia lo vivía en aquellos principios de la década
de los setenta (del pasado siglo), en mis cortos periodos vacacionales, en
Tremañes y en la Cábila en este mi Gijón natal, y como no podía ser de otra
forma, de la mano de los SJ. del “Gedo” y de la “Inmaculada”, sin perjuicio,
que posteriormente y cuando todo estaba encarrilado, los honores, los llevase
algún que otro desvergonzado, eso sí, con
fama de “progresista”.
De todas estas mis andanzas (demostrables con fechas,
lugares y nombres propios) solamente saqué una conclusión: Occidente como
concepto se perdió y dicha pérdida trajo aparejado el “papanatismo = buenismo”
que nos “inunda”. Las actuales
corrientes migratorias que tanto ocupan y preocupan a nuestros políticos de “Filesa
– T.E. - compoluto de Guido Brunner”,
“Barcenas” - “Acualias”, “Eres” - Aznalcóllares, etc., etc., etc. y clérigos de misa con excelente vino, buena
olla y mejor pasar, tendrían una “válvula de seguridad” con el simple hecho de
dejarse de “papanatismos” y “buenismos” mostrando a esos hermanos en Cristo de
religión Musulmana, que existen mapas donde en distintos colores aparecen los países afines a su religión sean sunitas,
chiitas y/o alauitas. Que algunos de dichos países gozan de rentas per cápita
superiores a las de los países europeos a los que pretenden emigrar y si es
posible denigrar. Que en su “diáspora” hacia dichos países hermanos en lo
religioso, no se encontrarían en ningún caso con ayuda humanitaria identificada
por el odiado logotipo de la “Cruz Roja”, ni “rodeados por Infieles”. Tampoco
correrían el riesgo de verse ahogados en el Mediterráneo, las “veredas” que conducen
a esos Estados fieles a sus creencias carecen de la interposición de mares.
Que le vamos a hacer,
una vez más, mis reflexiones suenan fatal, carecen de los elementales
principios de la “solidaridad”. Pues sí, puede que esto sea fruto de la más firme
creencia y convicción en la “caridad”, entendiendo tal, como aquello que “yo” a
nivel personal y a mi costa y/o con la
ayuda de otros puedo hacer y/o realizar.
No por cuenta y a cargo de los demás, como es habitual con la “solidaridad”.
Por último. Reafirmarme que el “tercer mundo” que conozco,
me preocupa muchísimo, pero el “cuarto”,
que siento en mis inmediaciones, al que
pertenecen mis vecinos, aquellos a los que les cortan la energía eléctrica, el agua o los desahucian. ME
PREOCUPAN MUCHO MÁS. Sigan los políticos
y los clérigos de misa con excelente vino, buena olla y mejor pasar ejercitando
el “papanatismo y el buenismo”, jugando a la “solidaridad” y a ser en el mejor
de los casos “Infieles”, en el peor
“Perros Infieles”. Lo cierto y verdad, es que los unos y los otros ladrar,
ladran.
Capt. Willie
Poruque quitaron ese comentario , no les gusto lo que les decían.
ResponderEliminarAclarar que el comentario que mi administradora retiró, no tenía contenido alguno, ni a gusto ni a disgusto, pues queremos creer respondía a algún tipo de prueba realizada y que consistía en una secuencia de letras repetitivas seguidas. No obstante no se quiso quitar (aunque si se puede), corriendo el riesgo cierto de que surjan preguntas como la suya.
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