lunes, abril 15, 2019

Cuando los sociólogos, filósofos y afines, tratan de explicarnos lo que ellos quieren ignorar…

   En ese variopinto mundo en el que viví y me moví, la caída o derrumbe de utopías fue una constante, donde solamente permanecieron inamovibles en todos los casos, la miseria humana o la virtud. Miseria o virtud de la que en momentos claves, algunas personas y colectividades dieron y dan muestra de lo peor y de lo mejor de ese ser racional por el que se define a los humanos. Ser al que en muchas de las ocasiones, la racionalidad al igual que el valor, se les supone.
 
   Independientemente de las categóricas afirmaciones a las que nos tienen acostumbrados los poseedores absolutos de la verdad, los “populismos” son tan antiguos como la propia humanidad, siendo en todos los casos y ocasiones cuando estos afloran y se manifiestan, fruto de algo, cuya señal siempre  es la frustración colectiva a la que las élites dirigentes conducen a unas “masas” obviadas o ninguneadas, desde el prisma de la superioridad de las que ellas se “sienten investidas”. Miran y nos ven, en el más literal de los conceptos, desde arriba, siendo nosotros las masas, claro está, los de abajo. ¡Vamos los mandados, los de siempre!
 

  La democracia de corte occidental cristiano, reasentada tras la derrota alemana (por el momento tras su última “cagada”), en la ingente inyección del “platal” “made” in USA. Dinero que de forma clara se encargaron de despilfarrar unos partidos políticos de corte tradicional y más exactamente convencional, autodefinidos de derechas e izquierdas. Donde llegado un momento dado, la similitud de conceptos y postulados se confundieron de forma tal y total que resultó imposible el distinguir a los unos de los otros. Lo cierto y verdad es que mientras en los USA, en definitiva los “paganinis”, tanto con la sangre de sus boys, desembarcados en Europa y Asía, como con la “pasta gansa” inyectada al sistema financiero mundial, continuaron trabajando y mejorando muy paulatinamente sus conquistas de índole social, los ciudadanos aquende el Atlántico, adquirimos tantos derechos sociales, que fuimos aprendiendo a vivir sin trabajar y cuando ya supimos, nos encontramos con la triste realidad de que malbaratamos y comimos el propio presente e hipotecamos el futuro de nuestros descendientes. Si es caso, la culpa de ello se la echamos a los “yankees”, que para eso son USA y, por tanto culpables de todos nuestros fracasos personales, políticos y sociales. ¡Toma… chúpate ésta…! Esto se llama “racionalidad a la europea”.
 
    Fieles a ese principio imperecedero de que las cosas cambian para que todo siga igual. El legado de la cultura griega, a la que alegre y voluntariamente renunciamos, para que así fuésemos más vulnerables a la manipulación interesada de esas élites, que desde finales de la Segunda Mundial y a la espera de la Tercera, vienen mandando y no gobernando, siempre a conveniencia propia y, ayudados por esos “autogurus” formados y deformados en el más puro y duro estultismo pijo progre. Los que por su sólida consistencia filosófica o “pensamiento humo”, convirtieron lisa y llanamente la demagogia (del gr. dēmagōgía), en algo que con el cambio sigue siendo lo mismo. Vamos, el mismo perro con distinto collar, pero habiéndole puesto bozal.
 
   Para que no pudiese ser utilizado el concepto demagogia en su primera acepción: o gobierno por la plebe, ya que las traídas y llevadas élites quedarían con el “culo al aire” y “sanselesjodería” el tradicional y discrecional mangoneo, se encubrió la segunda acepción: (hacer demagogia) “Práctica política, que puede manifestarse, por ejemplo, en un discurso, que tiene como fin predominante agradar o exaltar a las masas, generalmente con medios poco lícitos”. Por un nuevo término que conceptualmente carece de significado, pero que viene que ni pintado como arma arrojadiza a lanzarse entre ellos mismos, “los de siempre” y sus potenciales “desalojadores”. Así se les “llena la boca” hablando del “populismo” como un mal endémico de la actual sociedad, cuando realmente lo que vinieron practicando ellos desde que finalizó la “2nd Mundial”, fue la más exacta exaltación de la segunda acepción del concepto demagogia. Concepto que repito, por si a alguien no le quedó claro: hacer demagogia) “Práctica política, que puede manifestarse, por ejemplo, en un discurso, que tiene como fin predominante agradar o exaltar a las masas, generalmente con medios poco lícitos”.
 
   Que éste viejísimo concepto, remozado mor al estultismo pijo progre, en “populismo”, cuando es de “izquierdas” es pura progresía, mientras que cuando es de “derechas”, no deja de ser una clara muestra de “fascismo”. Trastocándose claro está a conveniencia del “consumidor”, los correspondientes conceptos. Puestos a prometer las élites dirigentes, ni se diferencian ni tienen empacho alguno en “prometer hasta meter”, aunque después de metido, “se jodió lo prometido”. ¿Cómo es posible que los unos y los otros prometan cosas que de mano saben irrealizables? Pero a mí se me hace aún más difícil, que existan cretinos que les crean y les voten, cuando realmente lo que tenían que hacer era botarlos y correrlos.
 
   También es cierto, que en ese meter en el mismo saco a los unos y los otros, nos encontramos con “cantamañanas”, “cantatardes” y “cantanoches”, que lo mismo les da jota que fandango, queriendo confundir y confundirnos, cuando a todo aquel que de forma clara se enfrenta al “stablisment”, aunque su enfrentamiento se asiente en claras realidades, siempre y en todos los casos tratan de corromperlo: bien de forma directa o por el entorno y en las pocas veces que esto no se consigue, lo hay que abatir por los medios que sean, lo mismo da que sean lícitos o ilícitos. La cuestión es tumbarle. Que me digan a mí la diferencia de la calidad democrática de los dos “mandantes” de la CEE, con respecto a gobernantes de antiguos países del bloque del Este. Que esos mismos “mandantes” y acólitos “bien mandados”, me expliquen su enfado, cuando Mr. D. Trump les pide que paguen la seguridad que utilizan. Que las fronteras de su país tienen que ser protegidas por todos los medios. Medios al fin y al cabo copiados de aquel otro presidente, que en los ratos de ocio que le permitía el meter mano a fandangos ajenos, los dedicaba a construir kilómetros y kilómetros de muro separador con México. Así entre fandango y fandango ajeno magreado, construyó la insignificante longitud de mil quinientos (1.500) Kilómetros. Pero… ¡ojo! ese muro fronterizo era demócrata. ¡He ahí la gran diferencia! ¿Qué decir del Brexit? ¿Esos dos “mandantes” en la CEE y “corte de mandados” son más o menos demócratas que los que aprobaron la salida de tal “casa de niñas”…?
 
   Independientemente de otras consideraciones y retrocediendo en el tiempo, al suscritor del presente, por azares de su apurada vida le tocó ver y oír en directo las “barrabasadas” que a continuación cito: una en el Portugal inmediatamente posterior al 25 de abril de 1974 (Revolución de los Claveles) “a fame do povo” o el “hambre del pueblo” justificaron en Lisboa comendo todos os patos nas lagoas públicas” e os porcos de raça seleccionados de Évora no Alto Alentejo y, la otra en Nicaragua. Tras irse al “carajo” el pacto “kupia kumi”, o “un solo corazón” en el idioma miskito, El día 20 de julio de 1979, solamente a las ochenta y dos horas de haber partido del entonces aeropuerto de “Las Mercedes” el Learjet de “Tachito Somoza”, pilotado por el capaz (Piquín) Pedro Joaquín Sánchez, en Leon e inmediaciones de Corinto, el sacrificio de toros y vacas de razas selectas fue maxivo, a fin de asarlos  para “quitar el hambre del pueblo”. En mi pueblo se habla del “burro del arriero, quien cuando aprendió a vivir sin comer, se murió por inanición”. Aquellas comidas a unos y a otros se les indigestaron.
 
  Los dos ejemplos a los que hago mención por haberlos vivido, me vienen a confirmar y aclarar lo que es la demagogía pura y dura, en sus dos acepciones, con independencia de la diferencia que ciertos “bien pensantes” y mejor “cagantes de ideas”, nos exponen, tras profundas reflexiones, meditaciones y “cocinaciones”. En el momento que las “masas” como tal, dejan de ser manejados por los “tradicionales vendedores de humo”, esos que en base a empíricos conceptos de “globalización”, “solidaridad con lo ajeno” y “apretarse el cinturon, el de los mismos no el de ellos”, “al perder su capacidad de vivir del sudor de la frente del de enfrente”, todo aquel que les haga la competencia, hasta antes que despues, caer en su misma y “ahumada venta”, son “populistas”. Dejando de pertenecer a dicho “apestoso clan”, “cuando entran en la rueda”, adquieren el palacete soñado, la “plata”, sea afanada o robada directamente, sus hijos (si sus luces se lo permiten) puedan acceder a colegios y universidades de primer orden y el estatus soñado sea alcanzado. En ese momento, “sansejodio” el “populismo”. Pasaron a engrosar esa selecta élite que ejercita la demagogia, impidiendo lógicamente el nefasto gobierno de la plebe. Ya los salvaron a ellos (a los populistas) y nos libraron a nosotros de sus aciagos efectos, que para eso están ellos y los incorporados a su clan, para seguir dándonos por donde se inician los cestos
 
                              Capt. Willie


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