miércoles, agosto 19, 2020

De enanos mentales a “jefucos”, olvidadizas/os y géneros afines…

Del vivir a lo “latino” y de los vividores... Los enanos mentales o personas con capacidades intelectuales anormalmente pequeñas, cortas o romas, vulgo obtusas, suelen aspirar a cargos inversamente proporcionales a esas, sus lógicas limitaciones, que a su vez convierten en ambiciones. Ambiciones a las que en el “mundo hispano” solamente se puede optar, mor a la total y absoluta carencia de sentido de la vergüenza o concepto de  la honradez y en todos los casos transitando por uno de los siguientes caminos: la política, la enseñanza y el vivir a costa de ella y/o el compendio de las dos anteriores, siendo la última alternativa, la ICAR y el “carrerismo” en ella fomentado a partir de esos Obispos y Arzobispos “fabricados”, en ningún caso formados, en ese “actual invento” de las “vocaciones tardías” e incultura temprana. Supliendo con la misma desvergüenza y falta de honradez su  real carencia de instrucción académica, concepto del academicismo y una elemental concepción pastoral que pueda definirse como tal. A los “jodidos” de ellos, se les puede disculpar su desconocimiento de la Patrística por antigua, pero la catequética, es prácticamente contemporánea a esos “untuosos borricos” con derecho al uso de báculo.
 
     De la evolución político – social experimentada por las distintas naciones en las que los avatares de la vida me zambulleron, marcaron de forma especial mi concepción y calificación de los políticos, distinguiendo a priori aquellos que en un dado momento de su existencia, con una “vida resuelta” en el plano profesional y personal, creyendo que podían aportar algo al procomún, se aventuraron a entrar en ese proceloso mundo del “garranchazo”, donde el “gancho” generalmente no se utiliza como asidero en el que asentar conceptos e ideas y sí, como elemento de agresión al contrario, habitualmente de su misma “ringlera” o teóricamente ideología.

jueves, agosto 06, 2020

Dónde empieza y termina la justicia… Dónde empieza y termina la injusticia… he ahí la cuestión…

    A la vista de lo que veo y a pesar de mis más sinceros deseos de creer en la justicia, como entidad abstracta de la que disponen los Estados para reprimir, castigar los delitos y dirimir supuestamente las diferencias entre los ciudadanos, de acuerdo al derecho emanado de las leyes. No puedo sustraerme a la duda de que la venda que cubre los ojos de la imagen de la diosa griega, Temis, o deja entrever algunas cosas o que la balanza que porta tiene algún truco. Llevándome de la estricta observación de los hechos, a la creencia de que solamente es real de dicha alegoría la espada, con la que moler las espaldas del más débil o debilitado en un dado momento.

    En las últimas horas asistí a los linchamientos mediático – legales de dos personajes, a los cuales no me une relación de amistad o dependencia ideológica alguna, salvo el principio en el que asiento mi forma de comportarme y funcionar en la vida cotidiana. Me estoy refiriendo a D. Juan Carlos de Borbón y Borbón, D. Juan Carlos I, Rey emérito de España y a D. Álvaro Uribe Vélez, ex alcalde, congresista y Presidente de la República de Colombia.

    A pesar de la distancia geográfica y no menores en lo concerniente a orígenes y funciones de ambas personas y personajes, tienen un nexo común indiscutible: el claro enfrentamiento personal y doctrinal a esa lacra inhumana llamada comunismo, sea del siglo XIX, XX y/o XXI. Comunismo al fin y al cabo, empobrecedor de los más elementales principios ético – morales (conceptos al alimón, emanados del griego y latín) y negación de la libertad humana.

   El primero, D. Juan Carlos, se permitió en “plan fino” llamar “bocazas” al dictador, conductor, de la en otra hora rica República de Venezuela, actual  “Pobrezuela”. El segundo cerró toda posibilidad al comunismo de las distintas organizaciones narco – comunistas, en la hermana república de Colombia.