Tras la
refundación de AP en PP allá por el año 1989, la andadura en Asturias de dicho
partido político fue la que fue y un buen o mal día vimos la aparición de la “PPona”
en plan de “chupar de la piragua” detrás de quien fuese; en ese momento de Álvarez – Cascos, quien en su momento supo atravesar solito un “largo
desierto”. Llegaron los tiempos de “vino y rosas” y claro está, la “PPona” se
puso en plan “Chachy Piruly” (que es lo suyo), de lado, por arriba, por abajo… Y
un buen día (y no el “ministrín” por el momento absuelto del Muselón con Areces), decidió que la “piragua”
y el chupe del Sr. Cascos, estaba agotado y que era llegado el momento de
“PPar” sola. Soltó el ligero amarre (la piragua se puede sujetar con un cabo de
bramante) “piragüeó” (que es lo suyo) por aquí y por allí y se coló en posición
de lista (de listado, no de inteligente) y “zas” a seguir “chupando de la
piragua” directamente, en la capital.
Como los astros,
la PPona tuvo su orto y su ocaso, el
problema es que su manifiesta majadería y soberbia, le impidieron ver (y sigue ciega) que lo único que puede hacer
si aún le queda algo de “vergüenza torera”
(aunque ella siempre fue más “Tancredista” que diestra), es marcharse a su
casa a hacer las cuentas de su futura pensión, por supuesto superior a las de
sus colegas de la UNED, que hayan hecho en su vida alguna labor positiva. Pues
ella (la PPona) lo único positivo que hizo (con la colaboración necesaria de
otros necios como ella) fue destruir toda opción del centro derecha en Asturias,
pero como la PPona es tan divina, culpará a los que siguiendo sus sabias
directrices, conservan centenarios militantes en su partido (a ese ritmo de longevidad
entre los afiliados), posiblemente en vez de buscar la fuente de la eterna
juventud, la solución sea apuntarse al PP local. Lo cierto es que tras una
afiliación masiva de personas entradas en años, una conocida firma dedicada a los servicios funerarios
lo va a tener jodido.
El
Capt Willie
Completamente de acuerdo, triste la trayectoria de este partido en nuestra tierra.
ResponderEliminarY la que te rondaré, morena...
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