viernes, junio 17, 2016

Donde está el respeto que exigimos a los demás…

    En este relativo y relativista mundo que nos toca vivir, donde la pérdida del  concepto  y significado de los vocablos están a medio camino entre la nada y el más absoluto de los absurdos, Él en su inmenso  poder, nos acoja bajo su celestial protección. De lo contrario estamos jodidos, pues el primer indocumentado (tercera acepción del DRAE) con el que topemos, haciendo uso de su libertad, en la gran mayoría de los casos, cayendo en el más absoluto de los libertinajes (las tres acepciones del DRAE son totalmente válidas) puede montarte un “pollo”, que más se parezca a un “capón”, pero de los gordos.

     Si bien es cierto, que esos adalides  en su sosteneya y no enmendaya,  partiendo de  esa unción recibida por arte de birle birloqué,  no se sabe de quién,  pueden ofender a diestro y siniestro con la mayor de las impunidades. Impunidad que es aplicable y exclusiva de ellos y de sus babayadas, pero ojito, que cuando trates de realizar la menor aclaración u objeción, entras de lleno en algún calificativo excluyente: eres homófobo,  xenófobo,  cagofobo o meogobo,  también puedes ser un poco o un mucho fascista (habitualmente ellos no saben  que es el fascio, pero eso es secundario, ya te cagaron y quedaron tranquilos) , así estamos y nos movemos a través de esta viña del señor desnortada.

     La Iglesia Católica Apostólica y Romana, quizá como base de la civilización occidental (las reformadas, con todos mis respetos hacia ellas, nacieron antes de ayer), dada  su raigambre en la vida cotidiana, de siempre es motivo de atención para el español medio: “o vamos tras el cura con un cirio o vamos con un palo, montándole un cirio”, pero la cuestión es ir. Que el primer o último Babayu se pueda ciscar en lo más sagrado (para otros) sin el menor miramiento o respeto, a su concepto es un claro y legítimo uso de su libertad. Que el ofendido en sus creencias, le llame al orden,  un atentado a esa, su sagrada libertad.

    Algunas veces, mal pensado de mí, dudo que piensen. Sé que viven porque consumen pienso y siempre que tienen ocasión me ofenden. No me cabe duda de que son  Babayos, pero también sé que no son tontos, prueba evidente de ello es, que  a un purpurado español, que se toma en serio su misión pastoral – evangelizadora, y que haciendo uso de esa sagrada libertad tan invocada por ellos, como opina dentro de los postulados de la iglesia que representa y son contrarios a los suyos, no dudan en demandarle por la vía civil, penal y ponerle a “caldo”.  Pero lo que no se les ocurre es demandar a clérigos musulmanes que preconizan y amparan la “cuelga masiva” de personas por el hecho de comportarse de modo diferente al suyo. Diferencias que no siempre se da realmente, entre el juzgado y condenado a priori y su juez. Mutilaciones de niñas, por el hecho de ser eso, niñas. ¿Dónde están los señores/señoras/señoritos/señoritas  o como quieran ser tratados esos ciudadanos libres, que se encuadran bajo los colores básicos, los del arco iris, que no gurgutan? Esos mismos que regurgutan y se permiten ofendernos a todos los creyentes y devotos de la Virgen María en sus diversas advocaciones (Monserrat;  Desamparados; Inmaculada; Carmen; Covadonga, etc., etc.). Claro, Mons. Cañizares no puede, ni aunque pudiese firmaría “fatwas”. Fatwas que si  pudiesen decretar y firmar ellos, contra él o los que no compartimos sus postulados, no su enfoque de la vida: yo no podría estar escribiendo esto, ya me hubiesen colgado.

     La libertad de las personas para mí es sagrada. Las banderas en sus distintas formas y colores, me dicen algo o no. Lo que si afirmo y arrostro todas las consecuencias consiguientes, es que hay leyes, que mi capacidad de compresión no puede entender: El aborto humano está legalmente cubierto por la sanidad pública, cuando en el mundo en el que yo me muevo existen medios y métodos totalmente eficaces para poderlo evitar.  Por el contrario, si yo mañana me encuentro con un nido de “raitana” en el porche de mi casa, lo destruyo y entre la destrucción existe un huevo, de una “puesta pirata” de “cuquiello”, no hago la fiesta con menos de quince mil euros. La ley es la ley, debemos de cumplirla.

    Desde esta mi indignación por la canallada de la que fui objeto, como ciudadano libre y respetuoso con todo el mundo: Exijo a todos los colectivos y jueces en particular, que me sean garantizados mis derechos, que se dejen de zarandearme con representaciones obscenas y que sus ansias de libertad las dirijan sobre esos opresores que les tienen acojonados. Solamente ver el número de  asesinados legalmente o niñas mutiladas, en los países que ellos saben y no mencionan. Pero insisto, tienen algo muy disuasivo contra su “larga lengua”, la “fatwa”.

     Asimismo, echo de menos las manifestaciones de nuestros prelados, ante el gravísimo ataque del que fuimos objeto los creyentes, devotos de la Santísima Virgen. Luego les extraña y se indignan cuando en mis cortísimos (a D. g.) e insanos raptos, los propongo como pasto de pirañas y caimanes, preocupándome más por la supervivencia de dicha especie piscícola y reptiles que por la de ellos. Sigan comprando “perfume oveja” o agua de colonia del mismo olor (para la morralla). ¿Qué se puede esperar de una tropa compuesta por culi – cagados pretendientes de principados y aspirando a ser princesas? Cierto que  también tenemos algunos obispos que no huelen precisamente a oveja, pero sí que se les aprecia el pelo de la dehesa. Casualidad, esos, encima o debajo son poco o nada “políticamente correctos”. Es cierto que tampoco son doctores en ciencias exactas, ni en inexactas. O paladeadores de delicatessen ¡Son eso, Pastores! Que no es poco.

                             Capt. Willie

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con su reflexion. En este pais la libertad solo existe para los que mantienen el discurso oficial. Si me permite aprovechare este espacio para felicitar al Obispo Cañizares, y a todos los que como el, no han olvidado quienes son y a quien se deben.

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    1. Gracias por su amable opinión. Como puede ver la moral - ética pública, no es cosa de la iglesia católica, cada cual nos la apañemos como podamos. La jerarquía tiene que estar a bien con todos los colectivos, no sea cosa que los excluya.
      Joder... que tropa

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