lunes, septiembre 12, 2016

“Ojos que no ven, corazón que no siente…”.Oh cartera que te llevan…


   Frecuentemente, cuando hablo de inmigración suelo referirme al OIM (Organización Internacional de la Migración), ente dependiente de Naciones Unidas, que dentro de lo que cabe y de mis personales experiencias, es una de las menos malas, de las “covachas” que se fueron desarrollando a través de los años, dentro de ese “conglomerado” de intereses nacionales – internacionales. Donde por encima de todo, priman los personales, los de los amigos, y la de los amigos de sus amigos. Créanme, que tras ver la calaña de algunos personajes que alcanzaron la Secretaria General del Organismo Madre – Padre (O.N.U.); me hace preguntarme, qué puede suceder en los escalones inmediatamente inferiores y/o en los medios y bajos.  


  Tras el posicionamiento que subyace de lo anteriormente dicho: hace unos días, al acceder a los últimos datos facilitados por el citado organismo, donde entre otras cifras estadísticas que iré desgranando y analizando, establecen en 3.700 el número de personas (a continuación podemos utilizar el término que queramos, emigrantes, inmigrantes, refugiados, pero eso, personas) fallecidas en el mundo, entre refugiados e inmigrantes en su huir de la miseria, violencia o persecución política. No conformes con facilitar dicha cifra, aún a hundan con matizaciones y aclaran que se aprecia un incremento del 23% con respecto al mismo semestre de 2015 y del 53% si se remiten al de 2014. Estas cifras, de ser realmente ciertas, son escalofriantes, pues se refieren a personas como nosotros (el que esto escribe y los que lo leen) con ilusiones y aspiraciones tan lícitas como puedan ser las nuestras.
 
   No obstante, una vez más, por especiales circunstancias personales, y hasta épocas relativamente recientes también profesionales, me inducen a dudar de estos fríos y espeluznantes números. Sobre todo, cuando matizan y afirman, que de esas 3.700 defunciones en  las que cifran el total de decesos mundiales, 2.886 víctimas corresponden al cuenco mediterráneo, no precisando las correspondientes al cuerno de áfrica, ni a las acaecidas en el cruce del sahel o “cinturón del hambre” (éste como es sabido, tiene una extensión próxima a los 4.125.500 Km2. siete veces la superficie de la península Ibérica). Partiendo del W. discurre entre el Sur de Mauritania – Norte de Senegal, corta en dos Malí y toma parte del Norte de Burkina Faso (ex Alto Volta), invade más de la mitad de Niger, N. de Nigeria, aprox. un tercio de Chad, aprox. un tercio de Sudan, toda Eritrea y N. de Etiopía). En este punto traigo a colación a esos amigos de sus amigos, bien vividos y mejor retribuidos, en las distintas “covachas” de las administraciones internacionales dependientes de la ONU, y les pregunto: ¿Cómo “coño” se atreven a realizar y facilitar estadísticas tan contradictorias entre esos distintos “tenderetes”?. Cada cifra que facilitan unos, la refutan otros, también vividos y/o mejor retribuidos que los anteriores. Sí el OIM, facilita un dato, UNICEF, otro; a su vez el PNUD, para no quedar atrás el suyo, y FAO, como no podía ser menos, ahí te va el mío, que a su vez no concuerda con ninguno de los precedentes.
 
   Aquí entra de lleno el encabezamiento del presente escrito “Ojos que no ven, corazón que no siente…, oh cartera que te llevan…”. Todas las personas incluyéndome a mí, a través de la percepción visual, establecemos conceptos que encajan perfectamente con el manido: “una imagen dice más que mil palabras”. Adagio, que en el caso que nos ocupa, nos lleva a contar los cadáveres que el mar arroja a las costas N. del Mediterráneo, con especial incidencia en el área que define el S. de la península Italiana e islas adyacentes; costa SW. Española y en menor medida Grecia y sus múltiples islas. Con especial y temporal incidencia en la Turquía del futuro sultán Recep Tayyip Erdoğan (“moderado” amigo de la “die Hausfrau Kartoffel“ = la patata ama de casa), entre otras „lumbreras políticas“ y „amados lideres“, culpables directos, indirectos y/o complementarios de la desestabilizacion sistemática de la, a extinguir, República Síria.
 
   A simple vista, si disponemos sobre una mesa la cartografia representativa de la franja anteriormente definida como sahel, las condiciones climáticas, politicas y consiguientes economico – sociales propias, grado de inseguridad a la libre circulacion de personas dentro de su área, y del de influencia; lo completamos con el indice aproximado de poblacion (una cosa son las cifras poblacionales de cada uno de los paises en cuestión, y otra, de qué censos o medios contables proceden dichos números). Es fácil poder asegurar,que en el tránsito o discurrir y vagar (por observaciones aéreas se puede afirmar el último concepto “vagar“) a través de dichos paises, en su confluir a la deliberadamente destruida República Libia y en particular, a su costa o a través de Mauritania, fluir a Marruecos (base de partida para el salto o asalto a la apetitosa Europa). Se hace fácil de comprender, que las cifras citadas carecen de toda validez, ya que los únicos “cuenta cadáveres”, son las autoridades judiciales – policiales del N. del Mediterráneo. Momento este que una vez más aprovecho para preguntar: ¿a cuántos cadáveres no identificados, les sobrevino la muerte por sumersión y asfixia y/o por contusiones u otras lesiones? ¿Dentro del cómputo total de autopsias realizadas, en las causas de defunción: qué porcentaje representan los cristianos, con respecto a los musulmanes? Todos sabemos, que no es preciso llevar un crucifijo al cuello, para distinguir en un cadáver femenino o masculino, si es musulmán, judío o cristiano. ¿Por qué no se facilita este dato?.
 
 Dato éste, que en principio no prejuzga nada, pero que, independientemente de ser incontrovertido (no como esas tristes y a todas luces incompletas cifras que facilitan), posiblemente nos aclararía la falta real de “arribados”, de unos colectivos religiosos y de otros. El establecer el porcentaje de inmigrantes de ambas religiones monoteístas, no resulta muy difícil, pero me da que algo falla, las cuentas no cuadran. Si ya en “tierra de infieles”, en la luterana Alemania, hubo que tomar medidas contra el maltrato de inmigrantes cristianos por parte de conciudadanos suyos musulmanes, también emigrantes, yo que tengo una determinada tendencia a ser mal pensado, pregunto: ¿Tras pagar el viaje en “patera”, no  postrarse para orar, ocupar un volumen en un reducidísimo espacio y consumir una potencial ración de agua… que pasa?
 
  Cuestionado ya el número de fallecidos por el camino a través del sahel: área terrena, que de lo anteriormente dicho se desprende, que no existen censos de vivos, ni de muertos. Donde el hecho de disponer de algo, lo que sea: zapatos, camisa, etc., ya se hace acreedor de ser robado o matado para robarle. A esos bien vividos y mejor retribuidos funcionarios internacionales, les vuelvo a preguntar: de las cifras y porcentajes que sin recato alguno facilitan, ¿cuántos cadáveres se contabilizaron en este tramo del recorrido? De aquellos otros emigrantes, que engañados en base a su hermandad de musulmanes suníes, con los opulentos países del golfo pérsico, se deciden por cumplir con su obligación de acudir a la Meca o hach y a su vez mendigar asilo y acogida en países poblados por “fieles”: Arabia Saudita y emiratos. ¿Cuántos caen en su discurrir por el “cuerno de áfrica” y al cruzar el mar Rojo?. ¿Quién cuenta los cadáveres allí? ¿Cuántos son acogidos en esos ricos países, que tanto se preocupan de su espiritualidad, financiando macro mezquitas en este nuestro mundo de papanatas?.
 
  Hasta este instante, solamente hablamos del peregrinar de los inmigrantes subsaharianos, donde la actual situación de la República de Costa de Marfil y de Liberia, perdieron todo atractivo para centrar la atención de todos. Está la “opulenta” Europa, regida y gobernada por la “patata ama de casa”, “el putero”, “el heladero de turno”, el “salvador de Grecia y de los griegos”, “el vago de solemnidad” y la “saltimbanqui”, el “peronista desubicado”, la cohorte de buenistas, papanatas y correctos políticamente, que rodean a este último, y ya en el olimpo, allende el Atlántico, “el buen musulmán, al decir de su abuela paterna, casado con la de las anchas espaldas, que como no es racista, habla de blanquitos”. 
                            Capt. Willie

To be continued…

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