Soy consciente, que incluso desde algunos
ámbitos familiares se me acusa de padecer la enfermedad de la “titulitis”, dada
mi innata curiosidad en conocer la “procedencia académica” de todo aquel que
haga o realice exposiciones, conjeturas o afirmaciones, que encierren
cuestionamiento sobre hechos o ideas más o menos consolidadas por la
racionalidad de la ciencia, la ética y/o moral (no cuestiono la antigüedad o
prelación de similares conceptos, sigo el orden alfabético).
Comprenderá el amable lector, que si en un
entorno tan limitado como el doméstico, muestro mi escepticismo a todo aquello
que no cumple con esos mínimos anteriormente citados, “malajemente” puedo admitir
las elevadísimas aportaciones a la pseudociencia de una indocumentada
adolescente, por muy sueca que ésta sea y los muchos “vividores que la rodeen”,
piensen “vegetar o vivir a su sombra”, empezando por su propio padre.
Quizás por la multidisciplinar formación a
la que Él me dio la oportunidad de acceder, mientras no consigan demostrarme lo
contrario, en climatología y consiguientemente en la “ecología científica” o
ciencia a tratar por ecólogos, NUNCA por ecologistas y/o afines, me afirmo en
los cinco movimientos a los que está sometido este Planeta Azul que yo habito. Estos
tienen vital importancia en esos “fenómenos”, que inexplicablemente se producen
para aquellos de los dos movimientos únicos: rotación – traslación. Claro que decirles
a “ecologistas de pro”, que el gato, sin contar el rabo tiene cinco patas, es
inconcebible, pero… así es. Amenos que esos “científicos de vía estrecha” (no
puedo evitar mi complejo de superioridad: nací y crecí en vía ancho internacional
1.435mm., actual UIC), me puedan demostrar que los movimientos de “Precesión”,
“Nutación” y “El Bamboleo de Chandler” no existen y que los mismos no influyen
en la acción del astro rey, sobre esa “mierdecilla” cósmica que es mi planeta,
precisamente Azul por los gases atmosféricos y océanos. A más “inri”, en ambos
casos componentes externos, pero de vital importancia al combinarlos con la “actividad
interna o vida propia de la parte sólida y no tan sólida de la Tierra”.
Puede que por carecer de originalidad, me
“pita” y repita una y mil veces: para ser considerado un aprendiz de “ecólogo”,
o se tiene una formación técnico – científica multidisciplinar, o bien con una
formación - titulación científica de partida, la inmensa suerte de poder interactuar
en un equipo, que cuantas más ramas de la ciencia abarque, aumentan las
posibilidades que dan el considerarse como tal. De ahí, que cuando cualquier
licenciado e incluso Dr. “cum laude”, que no haya presentado ni leído la tesis
sobre la “Faba de la Granja” o la de las “Escombreras de Hunosa”, se considera
apto para hablar y explicar desde la geomorfología costera, a la dinámica
atmosférica, pasando por el ciclo del agua, el del carbono o del efecto lunar
sobre el líquido amniótico y en función de la posición de nuestro “ensoñador”
satélite, si el alumbrado será niño o niña, la “jodimos”. Sea su acreditación
la de “titular” o “catedrático” por herencia consanguínea o política.
Mis limitados conocimientos y múltiples
experiencias vitales, me condujeron a admitir muy humildemente mi pertenencia a
la especie del “homo sapiens”, considerándome ser mucho más “homo” que “sapiens”,
a la vez que acepto mi infinita necedad ante los múltiples y desconocidos
principios y reglas, por la que se rige el complejo equilibrio de este Planeta
en el que habito, su real relación y dependencia del Sistema Solar del que
forma parte. Estando seguro de no alcanzar a percibir determinados fenómenos quizás
de suma importancia y/o mal interpretando aquellos que se manifiestan de forma
clara.
Tras sobrevivir a dos ciclones tropicales,
ver excesivamente de cerca el vórtice de un tornado, sentir bajo mis pies la
terrible inseguridad que produce un serio movimiento sísmico y contemplar a
cierta y prudencial distancia los efectos de la consiguiente entrada en
erupción de un volcán dormido, lo que sí sé y tengo claro, es que no sé nada.
Los conocimientos reglados que poseo,
unidos a las experiencias anteriormente citadas, me condujeron a conclusiones
quizás erradas, lo que no evita que me haga pensar, que otros, que careciendo
de esas vivencias y estudios, cuando hablan, opinan y afirman, lo que muestran,
aparte de su osadía y desvergüenza, es que están herrados y no calzados. De ahí
que el hablar en ellos y no rebuznar, sea para evitar les motejen de bilingües.
Con estas y fruto de ellas, mí total convicción de “mierdecilla” insignificante,
dentro del contexto de grandiosidad que encierra el sistema planetario en el
que me veo inmerso, como habitante de la Tierra, me impiden otear y atribuirme
capacidad alguna para poderlo alterar en su desconocido equilibrio, máxime
cuando tengo pruebas científicas claras y contrastadas de que la evolución del
Planeta a Azul, para llegar a ese color,
pasó por múltiples y muy variados periodos, donde ni las vacas, ni los habitantes
de a pie y ni tan siquiera los múltiples políticos y demás vividores, a costa
del sudor de la frente del de enfrente, eran minorías. Con la misma capacidad
contaminante que se podría atribuir hoy a la población correspondiente a la
provincia de Teruel, donde sus emisiones de SO2, CO2 por
la combustión de lignito en su Central Termo Eléctrica, llegado el caso es
prácticamente despreciable en comparación con una entrada salida a Madrid y/o
Barcelona en hora punta.
También es cierto que por ahí atravesados
andan y caminan: “Kioto”, el tal H. Kohl, padre de la reunificación
de su pacifista, nunca pacífico país, y la “jeta” de la “Kartofelera”, quien
tras reunificar a costa del resto de los europeos y “achatarrar” las industrias
“ossis”, únicamente productoras de “mierda como producto final”, consiguió el
poder “polucionar”, en compensación, y claro está a costa de los “primos
europeos”, lo que quiso y le da la gana.
Con la suma de adolescentes inspiradas en la
ciencia infusa, caras duras tipo el tal Al Gore y otros vividores que tal
bailan y mejor viven, el cambio climático avanza, sin que realmente puedan
decirnos donde empieza la acción destructiva de los humanos y la natural del
Planeta Azul, quien lo mismo que en un dado momento, por evolución o involución,
alcanzó dicho color, a ciencia cierta (digo y escribo: “CIENCIA CIERTA”) se
ignora si las referidas “evoluciones – involuciones” fueron individuales y
propias a la Tierra como tal, o dentro de esa escala de “mierdecilla” cósmica, la
consecuencia de alguna alteración en esos cinco movimientos a los que
oportunamente, sí hice referencia.
Fruto de ese escepticismo al que no puedo
sustraerme, sí estoy seguro y me permito afirmar, que mucho más nocivos para el
Planeta Azul, que los pedos de vacas y demás mamíferos, incluidos los fétidos, de
elefantes, hipopótamos y gorilas, son los de los políticos en general, quienes
nos mandan y no gobiernan y para terminar de “joderla”, dan voz y voto a todo
charlatán que ratifique lo que ellos, en un dado momento, quieren contarnos a
fin de podernos seguir engañando y “jodiendo”. ¡Toma ecología y ecologistas…!
Cuando esos “estéticos molinones” que pululan
por nuestras montañas y costas, dada la alteración de las corrientes atmosféricas
de los vientos reinantes y dominantes deserticen en tierra o alteren la circulación
y equilibrio marítimo, será el momento de “Begin the Beguine”. Los jetas y
vividores serán los mismos, solamente cambiará la cantinela. Cantinela,
tarantela, tango, pasodoble o lo que sea, pero seguirán cantándonos y contándonos,
erigiéndose padres putativos de la ecología, pasando a explicarnos de paso la alteración
del color “AZUL”, por la “devolución” de las radiaciones emitidas por tanto
panel solar ecológico. ¡Toma ecología… y vive del cuento mientras puedas y dure…!
Capt.
Willie
A modo orientativo y de fácil extrapolación, veamos "pulucion" y a continuación clausuremos la Central Térmica de Teruel, mal de todos nuestros males.
Las
cinco ciudades que más sufren la contaminación de los cruceros, la
contaminación por óxido de azufre transmitida por los buques es
significativamente mayor que la de los automóviles que conducen en sus
respectivas ciudades.
Fuente de procedencia: la que figura a pie de
imagen y en color
No podemos creer que nos borrase hace unos minutos, de ahí que le repitamos nuestro respetuoso mensaje.
ResponderEliminarSr. Capitán.
Como asiduos seguidores de este expositor de su forma de pensar y también de actuar, le mostramos nuestra sorpresa, ya que su imagen y proyección externa es lo más opuesta al convencional y consabido “machismo” recurrente, sin embargo, una y otra vez al citar a señoras que ocupan notables cargos en organismos internacionales, con independencia de su origen, les muestra un manifiesto desdén.
Conscientes que cuando Ud. hace referencia a los más dispares temas, sean credos religiosos, conceptos técnicos, conocimiento de la historia, geografía y cultura de ciertos países. Al realizar un seguimiento a los inicios por Ud. sentados, indefectiblemente se abre un mundo desconocido, al menos para nosotros: guerras en Hispano América, iglesias orientales, situaciones en Oriente Medio y un variopinto panorama, que indefectiblemente utilizamos con nuestros alumnos.
Sin ánimo de impertinencia por parte nuestra, nos permitimos sugerirle nos “abra alguna senda”, que nos conduzcan a la realidad de tan imponentes cargos desempeñados por mujeres.
Estos sus asiduos lectores y en cierto grado entusiastas discípulos.
Bnas tardes:
EliminarDiscúlpenme Vds. pero en ningún momento les borre mensaje alguno.
Siento decirles que en mi cabeza existen personas, no entendiendo ni comprendiendo discriminación positiva o negativa, de ahí, que si son inútiles, da lo mismo sean varones o hembras. El problema surge de tener que cubrir cupos, no en función de la idoneidad y parece ser que sí de la entrepierna o de aquella parte del cerebro que controla a la anteriormente citada.
Les deseo tengan un feliz y apacible día
A los anteriores lectores ¿saben que el articulo anterior era sobre el medio ambiente?,¿verdad?
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