Mi forma
de pensar y actuar ante los trágicos – cómicos planteamientos desarrollados en
ese foro internacional de políticos, vividores y especies afines, donde su credibilidad,
confianza y seriedad quedan avalados por la presencia y voz concedida a una
“analfabeta totalitaria”, por muy sueca que esta sea y representante de lo más simbólico
del “ecologismo sandía”, donde el verde exterior queda compensado con el rojo
(de rojerío) interno, aliñado con la más supina de las reiteradas y
reiterativas patrañas carentes de todo rigor científico.
A través del presente y en todos los foros donde me dieron opción a ello, afirmé y me reitero, que la climatología como tal y consiguientes parámetros de carácter cuantificables que en ella intervienen, en cierto modo son reiterativos y repetitivos, desde que la ciencia (redundo “ciencia”) está en disposición de cuantificarlos. Dejando al margen las hipótesis o ficciones, fruto de la simulación con determinados supuestos en los más potentes ordenadores, digo, afirmo y repito: ficciones. Todo resultado a un supuesto patrón, estará en función de los datos de partida suministrados.
A través del presente y en todos los foros donde me dieron opción a ello, afirmé y me reitero, que la climatología como tal y consiguientes parámetros de carácter cuantificables que en ella intervienen, en cierto modo son reiterativos y repetitivos, desde que la ciencia (redundo “ciencia”) está en disposición de cuantificarlos. Dejando al margen las hipótesis o ficciones, fruto de la simulación con determinados supuestos en los más potentes ordenadores, digo, afirmo y repito: ficciones. Todo resultado a un supuesto patrón, estará en función de los datos de partida suministrados.
El
calentamiento global, del que sin pudor alguno nos habla el político de turno,
el vividor correspondiente o el experto en pseudo-ciencia, con un programa
alternativo propio, en todos los casos, sin el mínimo rigor y fundamento al que
hacer referencia válidamente, no deja de ser una forma más de realizar “brindis
al sol”, astro él, que posiblemente y sin nosotros saberlo tenga bastante más
participación en los sucesivos calentamientos, no “calentazos” y enfriamientos,
no “gatillazos”, que este “Planeta Azul” tiene acreditados a través del tiempo
como espacio temporal y de la ciencia: compendio de los conocimientos
adquiridos por el estudio metodológico de las leyes que rigen las distintas y
variadas ramas del saber.
La geología, como importantísima rama de
las ciencias experimentales aplicada al estudio de la naturaleza, a priori
descarta todo intervencionismo humano, asentándose en el razonamiento lógico y
metodología. Así las geo-ciencias que
en ella se desarrollan son en todos los casos aceptadas como el hilo conductor
que nos permiten comprender la tectónica
de placas, a través de la paleontología,
la vida y su evolución a través del tiempo y noción climática.
En
contraposición a lo afirmado en el párrafo precedente, en algunas ocasiones,
incluso en el presente Blog, a modo de broma o ironía, hice referencia a los
posibles humos de las hogueras en las cuevas, como focos de contaminación, precursores
de los actuales equipos de acondicionamiento climático, llegando a insinuar la
posibilidad de compartir “pedos cavernícolas” entre los ancestros del Mr. D.
Trump con los míos, que quizás indirectamente pudiesen hacer el mismo efecto
invernadero que los CFC´s, en un no lejano día, ejemplo de desarrollo
científico, hoy culpables de todos los males conocidos y de alguno por conocer.
No preocuparse, que llegado el caso todo se andará y se tendrán que “joder” y
aceptar que los aerosoles generan un efecto de enfriamiento claro y
demostrable.
En todos
esos escenarios a los que aludo, siempre y a modo repetitivo pregunté y de nuevo
pregunto: ¿Qué capacidad contaminante por gases y/o partículas sólidas en
suspensión atmosférica tiene el hombre, en comparación con un volcán de “tipo
medio” en erupción…? ¿Qué capacidad de contaminación térmica tiene el hombre,
en comparación con el intercambio de calor a la hora de solidificarse la masa
de lava arrojada por un volcán de “tipo medio”? ¿Alguien, incluida la
“analfabeta sueca”, puede determinar e indicarme la cantidad y tipo de
emanaciones gaseosas y contaminación térmica de un volcán activo, submarino
próximo a mí, situado en las inmediaciones de la isla del Hierro? La lista de
preguntas de igual tipo podría llegar al infinito. Lo que si dudo es que los
“ecologistas” y afines puedan responderme racionalmente a ellas. La
racionalidad y los “ecologistas” tienen realmente muy poco en común. Prueba
evidente de ello es que la energía nuclear en su versión y uso pacífico
(generación eléctrica), esta proscrita por ellos, mientras que todas las
barbaridades que en nombre del ecologismo se están realizando gozan de total
apoyo y simpatía.
La
afirmación que en el párrafo que antecede realizo, es la panacea ecológica: el
uso alternativo generalizado del “gas natural” como elemento combustible. Gas
que de natural tiene lo mismo que el resto de combustibles fósiles: carbón o
petróleo, con la única diferencia a su favor, al gas, que no precisa ningún
proceso físico y/o químico para su inmediata utilización.
En los
entornos donde expuse la contaminación generada por el uso como combustible del
“gas natural” en motores de combustión interna, mereció críticas, que en todos
los casos sobrepasaban a las pruebas cuantitativas aportadas a tal efecto. ¡El
lobby gasista es muy poderoso…! Y los “ecologistas” aparte de muy
impresionables, son aún más manejables…
De muy
antiguo vengo afirmando que la razón se les da a los “locos”, con los “cuerdos”
se razona. De ahí que no me “duelan prendas” en acogerme y ratificar el
excelente trabajo realizado por la T. & E. (Transport & Environment) a
petición del Gobierno holandés. Para navegantes despistados, les sugeriría se
documentasen sobre el porcentaje que significa en la renta per cápita, la
producción de “gas natural” a los ciudadanos de los “Orange”.
A
continuación facilito el link conducente al PDF en español y a los sucesivos
enlaces que a su vez el mismo facilita.
Una vez más
me surge la reiterada por las múltiples veces hecha, pregunta del millón:
¿Dónde empieza la ecología como concepto, la economía del momento (la del más
inmediato instante) y la realidad de un mundo en continua evolución y por tanto
cambiante en todas sus concepciones…? El carbón fue el padre, madre y abuela de
la industrialización y como tales progenitores, bueno durante muchos años. Los
CFC´s los “gases perfectos” para el desarrollo de las instalaciones
frigoríficas de todo tipo y así un largo etc. que podría enumerar, incluyendo
los polímeros sintéticos y/o plásticos. ¿Qué decir de la energía nuclear para
usos pacíficos…? ¿Quién me puede asegurar que los “molinones” instalados en
tierra y/o mar, los “paneles solares” o las “hoyonas” similares a las calderas
de “Pedro Botero”, en la concentración óptica de los rayos solares, no estén
“jodiendo” un desconocido equilibrio, que cuando darnos cuenta queramos,
estemos cayendo en el continuo “begin the begin” al que intereses espurios, de
continuo, nos conducen.
¿Cuándo
partiremos del principio, que todo lo que sabemos o creemos conocer, es una
ínfima parte de lo muchísimo que desconocemos y que si malo es lo conocido,
peor puede ser lo que hagamos por desconocimiento…?
Capt. Willie
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