Consciente de lo incómodo que resulto: Muy posiblemente mis “amigos” me suponen mucho más “pendejo” de lo que realmente soy. De ahí, que pasándose mis números telefónicos de los unos a los otros, crean que logran intimidarme con sus extemporáneas “phonadas”, sin darse cuenta, que lo único que consiguen es que me ría de ellos en sus propias orejas, ya que dudo que tras tales pabellones auditivos posean algo.
¿Tan “analfabrutos” son, que su propia estulticia y analfabetismo les impide plasmar por escrito sus exabruptos y barrabasadas…? O acaso es mera, pura y dura cobardía. Una vez más insisto: los malversadores de fondos parroquiales, obispales y arzobispales sois vosotros, no yo. En mi caso, lo único que hago es recordároslo. Inútiles e ignorantes, rodeados de “chupacirios”, siguiéndoos a vosotros, auténticos “eruditos a lo violeta”, donde el “Peronista”, desvergonzado él, aparte de encubriros os embarca en empresas que superan con mucho vuestros conocimientos y capacidades intelectuales.
Qué ocurrencia, ante legos totales e integrales en concepciones básicas sobre la Santísima Trinidad y la reiterada y reiterativa ignorancia colectiva a la que hacéis gala de conceptos básicos de Patrología, Cristología y Catequética, ¡Qué “coño” Sínodo vais a dirigir…! Yo me permito asegurar, que montareis y mejorareis aquel que en un no lejano día, dirigió el “Doctor en ciencias infusas”, declaradas secretas vía “Bolletino”. ¡Quién nos iba a decir que dicha publicación caería tan bajo…!
¿Qué decir del especial aprecio que me tienen esos individuos, periodistas ellos? Según algunos doctos miembros de tan distinguida profesión, les tengo “tirria”. Posiblemente es que dentro de lo mucho que habitualmente ignora la mayoría de los miembros de tan distinguida profesión, es que yo no soy el culpable de su programa o plan de carrera, opinando personalmente, que con quien deben de cabrearse es con aquel o aquellos que diseñaron dichos programas. Acaso sea yo el culpable, que tras gastar su familia una “pasta gansa” en un afamado centro universitario, sean incapaces de realizar un “cuadro genealógico” que se tenga en pie. Cierto que el hecho de no tener padre conocido, ni abuelo, los condiciona bastante, en vez de “progresar adecuadamente”, se “quedan cojos” a partir de la segunda generación. Si a tan intrascendental hecho, unimos esa clara tendencia a la “progresía”, explica por sí mismo la “mala leche” que suele destilar, no exenta lógicamente, del más puro y duro “estultismo pijo progre”.
Con la canallada del criminal B. Putin en pleno
desarrollo, y la cobardía manifiesta y manifestada por el “Deep State” que
coloco a J. Biden, para que “le concediese licencia de caza al
primero, en plena época de veda”. A esa gran mayoría de “progresistas de vía
métrica”, se les dio la oportunidad de lucimiento y el poder mostrar al mundo
mundial, sus amplios conocimientos estratégicos. Así, en menos de diez días,
pude leer sesudas reflexiones sobre los efectos que en distintas capitales
mundiales podrían ocasionar las ojivas del asesino, criminal, aspirante a Zar. “Joder…”
por más que busqué, no encontré supuesto alguno sobre los mismos o aumentados desastres
que pudiesen ocasionar las ojivas occidentales, incluidas las Indias, sobre
Moscú, San Petersburgo o cualquier otra ciudad rusa. Eso se llama informar,
pero unilateralmente.
Siguiendo con la misma premisa de amplios
conocimientos culturales y profesionales, se puede leer y oír la total confusión
existente entre aquellos empleados de carrera o “confianza” que prestan
servicio en los distintos Ministerios o Secretarías de Asuntos Exteriores. Lo
mismo les da el embajador que el cónsul, que el secretario, que el agregado de
tal o cual sección. Así, asistimos a ascensos espectaculares, por los cuales
vice – cónsules, generalmente de carácter honorario, ascienden de un “puntapié”
a embajadores. Puntapié que muy gustosamente les encajaría a tales elementos y
en “salvo que parte”.
Actualmente el llamar las cosas por el nombre que siempre tuvieron, es motivo de amenaza de querella. Asisto a una fotocopiadora – impresora comercial y un conocido, por más señas técnico de grado medio (desconozco su actual “catalogación académica”), de buenas a primeras me interroga, sobre cuál es mi opinión de la actual situación, en un, en otra hora, inexplicablemente importante partido político nacional. Sin necesidad de meditación alguna, le respondí sobre la marcha, con la siguiente frase: “una panda de delincuentes, malversadores de fondos, con el agravante de premeditación y alevosía”. “Joder…” buena la monte… parece ser que llamar a los “kakos” por su nombre y sin ser experto en leyes, calificarles con los agravantes concurrentes, es inadmisible. Siendo lógicamente admisible que los componentes o miembros de tal “partida de malhechores”, vean con total normalidad, como se juega con la honra ajena (quizás por carecer ellos de tal atributo moral, no sepan lo que es) y con cargo al presupuesto social de la “partida” de mentecatos que se dejan manejar por tamaños e imbéciles delincuentes.
Claro… esto es como el “arrascar”, todo es cuestión de
empezar. De la una se va a la otra y de la otra a la una. Así y antes de
mandarle a “comer mierda” a él, al partido que representa y por tanto del que
indirectamente come y en la parte alícuota a mi costa. Como el caer en lo privativo
e ir “remontándome” generación por generación suya, hasta alcanzar a Adán y Eva,
era algo muy personal, le recordé la intervención estelar de aquel presidente
de su partido, que siéndolo de España, se permitió desmantelar el ejército. Acabásemos,
esa fue la “traca final”. ¡Lástima que no sabía inicialmente que dicha mención daba
por zanjada toda conversación…! Vivo en un país de auténticos demócratas, claro
está, siempre que pienses como ellos. Lo malo es que me surge una duda, que me
corroe ¿Piensan o aspiran al pienso…?
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