jueves, febrero 23, 2017

Cuán difícil se hace, el no poder hablar bien de aquello que se quiere…

   A raíz de la sucinta semblanza y loa, de la para mí Gran Colombia y sus gentes, recibo un “pay attention” de dos queridos compañeros y viejos amigos, que aunque “gallegos”, de Galicia en origen, por los muchos años de estancia e integración plena en la sociedad venezolana, y más concretamente en la educación de sus jóvenes y en el sentir y compartir sus alegrías y tristezas, al día de hoy, quizás sean tan venezolanos como aquellos otros “gallegos”, venezolanos en tercera o cuarta generación.
    Mis estancias en ese hermano, hermoso y riquísimo país coinciden ambas con las presidencias del Dr. D. Rafael Caldera y en parte con la del político D. Carlos Andrés Pérez (apocopado por las siglas CAP, correspondientes a sus iniciales), permaneciendo en mi caso, ausente de la República de Venezuela desde 1996, fecha de mi último periplo por ella. Tanto es así, que a estas alturas de mi vida y a los sucesivos y traumáticos cambios experimentados por el país en lo tocante a su situación política – social y económica, me hacen ser y sentirme como un verdadero extraño. Aunque terriblemente apenado por las penurias a las que la más absoluta de las incurias la condujo.

martes, febrero 21, 2017

Necesito que alguien no perteneciente ni a los “E.P.P.” ni a los “Q.S.J.” me aclaren mis dudas…

   Me consta y sé que mi formación jurídica, al igual que la de la gran mayoría de los españoles no peritos en derecho, deja bastante, mucho o muchísimo que desear. De ahí que tras pegarme un “atracón” (de los auténticos) leyendo y releyendo hojas y más hojas, no alcance a entender dónde está la diferencia entre el amor o enamoramiento de una conocida “folclórica” y un “alcalde”, que le robó el seso y/o el sexo, y una “nobilísima”, a la que parece ser, sometieron al mismo robo, pero no por un alcalde, sino por alguien, parece ser, de profesión “consorte de ella”, o al menos eso es lo que parece ser hizo “consortadas”, “yernadas” e intento al parecer, hacer “cuñadadas”.

martes, febrero 07, 2017

Si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables.)

                                                               (René Descartes)

    Soy consciente y consecuente con ello, que mi capacidad de hacer enemigos es proverbial, pero también es verdad que dicha circunstancia no consigue quitarme el sueño. Sé que un día, más antes que después, tendré que comparecer ante Él, y rendir cuentas, de todos y cada uno de mis pensamientos y actos. Llegado ese crucial momento, cuento o creo firmemente contar con la inestimable colaboración de mi madre celestial (independientemente de la invocación o advocación) y con aquello en lo que mis dos madres terrenas hayan podido colaborar: “hacerme un sitio” cerca de ellas y de su maternal cobijo. Pero inexcusablemente tendré que rendir cuentas. De mí y por mí.

   Con la premisa que antecede totalmente clara, me doy una nueva oportunidad de seguir haciendo “amigos” y entro de lleno en el discernimiento de esas groseras manipulaciones a las que un día sí y el otro también, los medios de persuasión y no de comunicación hacen gala.

viernes, febrero 03, 2017

Cuando el “teclado” se pone al servicio del “peticionario”, pero… prevaleciendo aquello en lo que se cree y confía…


   Ver para creer. ¿Quién me iba a decir que mi “teclado” se pondría al servicio de los “ocultos intereses” de un antiguo colega, compañero y amigo, colombiano de pro?

   Así, tras la gratísima conversación telefónica mantenida con ese amigo mío y dentro de mis humildes posibilidades como “escribidor”, trataré de resumir en lo posible su petición. Petición que se limita a que, en los trascendentales momentos que vive su país, glose por escrito mi opinión y sentir sobre la “Gran Colombia” que yo conocí y de la que estoy lejano en lo físico desde octubre de 1993, aunque nunca en lo espiritual; fechas aquellas, que en lo lúdico, tuve el inmenso placer de pescar en su costa del Pacífico (área de Barrera Nariño y en la zona de Ballenas, al N. de Tumaco) los mayores ejemplares que nunca soñar pude, de “Mero Guasa” (Epenipephelus itajara). Me reservo el decir sus medidas y pesos, ya que correría el seguro riesgo de ser llamado exagerado o más aún, exageradíiiiiiiisimo. No obstante puedo afirmar que no fue un sueño, fueron pescas reales, físicas y tangibles.