Me
consta y sé que mi formación jurídica, al igual que la de la gran mayoría de
los españoles no peritos en derecho, deja bastante, mucho o muchísimo que
desear. De ahí que tras pegarme un “atracón” (de los auténticos) leyendo y
releyendo hojas y más hojas, no alcance a entender dónde está la diferencia
entre el amor o enamoramiento de una conocida “folclórica” y un “alcalde”, que
le robó el seso y/o el sexo, y una “nobilísima”, a la que parece ser,
sometieron al mismo robo, pero no por un alcalde, sino por alguien, parece ser,
de profesión “consorte de ella”, o al menos eso es lo que parece ser hizo
“consortadas”, “yernadas” e intento al parecer, hacer “cuñadadas”.
La admisión por mi parte, de la aclaración a
mis “dudas existenciales” al respecto, acepto me las realice cualquiera que no
sea, primero que nada, y por encima de todo lo demás, monárquico. Que por
supuesto no sea “Estulto Pijo Progre”,
ni pertenezca al grupo de los “Que Se
Jodan”, pues a nivel personal bastante jodido quedé yo cuando toda una Sra.
Abogada del Estado (la profesión que las mamás bien de mi época aspiraban, para
sus hijos o yernos), afirmó, con un par… lo que afirmó, sobre el ser o no ser de Hacienda… (*1) Nó de la
hacienda de ellos, en que convirtieron España.
Aquí lo dejo y espero sentado por la
explicación. Pero por favor, que sea a nivel “primario”. Algo que yo mismo
pueda entender y que me conduzca a apearme de mi creencia: de qué la justicia siempre va a la cabeza, pero
siempre a la del más pequeño”.
Capt. Willie
(*1) Ante las continuas llamadas telefónicas
pidiendo aclaración, me veo en la necesidad de matizar: así acláro lo afirmado
por Dª. María Dolores Ripoll
Marínez de Bedoya, quien en la sesión de apertura de la vista del “caso Nóos”
soltó una frase para mí muy significativa y demostrativa: “Hacienda
somos todos” no es sino un eslogan que no puede entenderse sino circunscrito
“al ámbito para el que fue creado: el de la publicidad, exclusivamente como
forma de concienciación al país”. En mi total ignorancia entiendo, que sí
el que hace esta afirmación soy yo, me enchiqueran, como cuando trataron de
hacerlo, en la provincia de Toledo, por responderle a un Guarda Forestal ante
un incendio, qué “Cuando el monte se quema algo mío se quema”, pero que cuando
se vende lo cobra el Sr. Marqués, como realmente era el caso.
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