“Asturias es España y lo demás tierra
conquistada”. Es a su vez “ecosistema” de un espécimen que solamente nace,
crece y llegado el caso se reproduce en el ámbito de este antiguo Principado de
Asturias, cuna de la Reconquista, no de la actualmente emprendida por los
perdedores de aquella originaria.
Dicho
espécimen totalmente atípico e inimitable, cual mezcla de “juina y melandru”, es identificado y definido, como “babayu” y todo su ser y estar queda
delimitado por las “babayadas” que
dice, porque hacer, hacer no hace nada, que no sea eso “El Babayu”. D. Ramón Rato Rodríguez – San Pedro (q.e.d.), en su
diccionario del bable, daba por buenas las siguientes acepciones, las cuales en
el orden que se quiera, definen perfectamente al personaje al que me refiero:
“Que dice babayaes, necio, tonto; engreído jactancioso”. Yo a nivel personal y
en el caso que me ocupa, le agrego el de Majadero, con tendencia a mostrar esa
“loca desorejada” que le hace vivir sin vivir en él/ella, o lo que sea.
En fechas,
ya tan lejanas como el día 3 de mayo de 2016, en este mismo blog, publiqué el
escrito que íntegramente reproduzco a continuación. En el “cual”, allá cada “cual”,
que defina a la “historiadora”.
En aquellos tiempos… al alimón, la “historiadora”
y un “babayu” con ínfulas de intelectual vía 600mm. (Nunca, ni a ancho métrico
llegó), en una “importantísima publicación diaria” (al decir de sus editores),
hacían afirmaciones donde el Islam, era eso, una religión de paz. Lo que ni la
“historiadora” ni el “babayu, llegaron a definir, es el tipo de paz. Quizás ellos,
en esa su elevada interpretación de tal, querían llevarnos…, a la verdadera…, a
la de los cementerios.