domingo, junio 03, 2018

Dónde empieza la carrera contra el cáncer y el deshacer las extremidades inferiores y resto de estructura ósea…

   Soy consciente de mi gran capacidad para buscar los cinco pies al gato, animal que por sí es cuadrúpedo. En el discurrir de la mañana de hoy me vi en la ineludible necesidad de desplazarme a un centro sanitario – hospitalario, el segundo en el orden local. Tras tomar el itinerario más lógico entre mi residencia y dicho centro, los agentes municipales dispuestos a tal fin, con total corrección y profesionalidad me obligan a desviarme, por estar cortado el tráfico en dicho trayecto. Opto por una posibilidad alternativa y cuando me faltan 700 metros para acceder a dicho centro médico, me veo en la imposibilidad de llegar a él, ya que los sres. (no merecen las mayúculas) políticos y “coorte de ojetes de los que se rodean”, decidieron aislar sin posibilidades de acceso el “gran molino” del que dicen comemos (El Puerto de Mar), ya que el itinerario diseñado por esas “lumbreras” para el discurrir de la “Carrera Contra el Cáncer de mama”, aislaba de hecho toda la zona Oeste de esta Imperial Villa de Octavio Augusto.


   Siempre diré que cada país, ciudad, villa o villorrio, tiene lo que merece, y esta mi villa, solamente merece lo que tiene, la panda de inútiles, desvergonzados y “ojetes” de los que se acompañan. Menos mal que disponemos de las palomas muy colúmbidas ellas, pero auténticas demócratas, que lo mismo cagan sobre la cabeza de todo un Octavio Augusto, dispuesto sobre un pedestal, en un simulacro de jardín, que sobre este cabreado ciudadano. Al que las bicicletas por las aceras, sin seguro de responsabilidad civil, el paseante del perrito, con la barra de pan “bajo el sobaco”, agachado recogiendo la “cagada del animalito” (de esos escasos especímenes que tantos derechos  gozan en esta villa), recogedor de cagada, que por simple posición y posicionamiento, perfumaba con los efluvios “sobaquiles” y “cagatiles”: el pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre…


   Si a estas “profundas”, “reflexivas” y “encabronadas” conclusiones me lleva la negligencia infinita de aquellos que nos mandan, no nos gobiernan, y que llegado el caso serán sustituidos por otros de igual incapacidad y pelaje. No puedo sustraerme a proponerles a tan ilustres inútiles, desvergonzados y engolfados del pro – común: que cuando organicen maratones o tocadas de coj… colectivos a los contribuyentes, mirando un poco por los costes económicos que encierra el soltar a una “partida de paquidermos” sobre el asfalto (más dañinos para él que las orugas de un carro de combate), exijan a la hora de apuntarse, el que los participantes posean un mínimo de conocimiento del concepto correr. Pues puedo asegurar que en más de una ocasión asistí a espantar la invasión de Elefantes en una plantación de brotes tiernos de café o cacao, y que cuando la “Indígena” disparaba las salvas para espantarlos, producían menor impacto sobre el terreno que la gran mayoría de estos “pedestres” villanos corredores.

   A la vista de lo visto y sobre todo de lo “oído”, me pregunto y les pregunto a esos vividores del erario público, engolfados en golferías y otras marrullerías afines ¿Quién va a pagar los desaguisados de los en general “elefanticos desfiles” de esos engañados ciudadanos, que por no saber no saben ni andar y mucho menos correr? No hay ni habrá suela especial ni cámara de aire que pueda impedir que sus tobillos, rodillas, cadera, columna y estructura ósea se vayan al carajo. Lugar al que tenían que irse los organizadores de tales eventos. 
 
   Cuanto ganó este país con la abolición de la “mili obligatoria” y el consiguiente antimilitarismo a ultranza. Ya no sabemos ni andar, ni correr. Lo cual justifica que “no corramos” a todos esos “vividores ojetes” que nos mal mandan, pero nunca nunca nos gobiernan.
 
                                Capt. Willie





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