Este execrable personaje, en la actualidad con más “recauchutados” en
su cuerpo que las ruedas secundarias de un camión. Dadas las “babayadas” que
desde hace muchos años, cada vez que abre su bocaza suelta, diríamos que solamente
hace bien, el conjugar los verbos regulares “coimear” y “zafar”. Negándome por
obvias razones de respeto, a utilizar el “mexicanear”, como sinónimo del
evidente fortunón “apandado” por la, en otra hora pobretona, eso sí tan
fachendosa y atorrante como lo es ahora.
Su
capacidad de conjugación del segundo de los verbos, el “zafar”, es el más claro
sinónimo de lo que es el Senado de esa república, con falsas ínfulas de país
civilizado y asentado en un estado de derecho. Cuando tamaño personaje,
consigue “zafarse” de dar con el conjunto de su “recauchutado body” en la celda
de una cárcel, como vulgar delincuente común que es, queda claro y aclarado que
estamos hablando de aquella “comparsa milagrera”, inaugurada por el “Pocho” y
la aspirante a marquesa o condesa vaticana, quien tras su “turné europea”, tuvo
que retornar a Bs.As. con un rosario, pero coste, que no el de su madre… como el
de la canción. “Sofisticadísimo” regalo, con el que se la quitó de encima Pio
XII, teniendo que soportar sus males humores y peores modales, él a la sazón
Domenico Tardini, Secretario de Estado.
Para
poder llegar a entender mínimamente lo que fue el “Memorándum de abril de 2013”
y el inicio, a lo gordo, de la correspondiente “coima”, “mordida” o aceptación
del soborno, debemos retrotraernos al 28 de febrero de 2013, jueves. Ese día,
en la Cámara de Diputados Argentina, el “Frente para la Victoria – Partido Justicionalista”,
con el apoyo de afines, consiguió el quorum necesario para llevar a sesión y
sacar adelante, su aprobación de lo que dio en llamarse “Memorándum de abril o
de la vergüenza”, considerado inconstitucional por la oposición. Ya que el
único fin alcanzado con dicha aprobación por el Congreso, era de hecho y de derecho,
“garantizar la impunidad” del ataque terrorista, perpetrado contra la AMIA y
los 186 asesinatos y cientos de heridos que dicho criminal atentado produjo. Con
este vergonzoso y delictivo acto legislativo, lo que se perseguía era la
suspensión de la orden internacional de captura de los cinco ciudadanos iraníes,
ejecutores materiales de la masacre, a la vez que por claros intereses
económicos (las aludidas coimas o mordidas) se eximía la directa
responsabilidad intelectual del régimen Iraní.
Con
esa “desfachatez” a la que hizo gala desde el día y hora que se fundó o inventó
el “peronismo”, llámese como se llame o quiera llamarse, mezclando en esa “coctelera
peronista”, las churras con las merinas: Agustín Rossi, una vez más “marea la
perdiz” y tratando de justificar lo injustificable, “cerdea” y “barrabasea”,
que es lo del “Nosotros
no miramos hacia el costado con los problemas que tenía la Argentina, con la
deuda externa, el sistema previsonal, el tema energético. Pagamos la deuda,
nacionalizamos las AF JP, nacionalizamos YPF (sucedáneo de: ya pario filomena) y vamos en busca de la
justicia y la verdad en la causa del AMIA”. La “jeta” y fragilidad de memoria, presidia como
siempre sus “decires”. Lógicamente no menciono la suspensión de pagos nacional,
ni el vergonzoso embargo del más digno embajador del país, el ARA “LIBERTAD”, en el puerto ganeño de
Tema. Eso sí, la “recauchutada” soltó su boutade «mientras yo sea presidenta, se podrán quedar con la
fragata, pero con la libertad, dignidad y soberanía de este país no se va a
quedar nadie». Acaso al margen de la conjugación de los dos verbos regulares
ya citados (robar = Coimear y zafar) ¿Sabrá algo más?
Lógicamente como “peronistas” siguieron “peronisteando”, “barrabasando”
o “robando”, que es gerundio. Ambos se adjudican las siguientes “medallas” “Nosotros no somos
cualquier espacio político. De 19 años hubo 9 de impunidad y 10 de avances. Fue
Néstor Kirchner quien dijo que la AMIA y DAIA son las torres gemelas de
Argentina”. Lo
cierto, lo que se pretendía y a punto estuvieron de conseguir, la total
impunidad de los culpables materiales e intelectuales.
Con
base en dicho vergonzoso “Memorándum”, el entonces Ministro de Asuntos
Exteriores, Héctor Timerman y su colega Iraní, firman en Adís Abeba, la
creación de lo que dio en llamarse la “Comisión de la Mentira”: a conformar por
dos juristas internacionales por cada país y una “quinta pata del banco o rabo”,
designado de común acuerdo. No siendo ninguno de éstos ni argentino ni iraní.
Las teóricas atribuciones de analizar, revisar y requerir la información
obrante en la causa, incluida la participación en la audiencia a celebrarse en
Teherán, que serán “tenidas en cuenta”, pero… que en ningún caso serán
vinculantes. Sucedáneo, los boys “kirchneristas” viajarán a Teherán a “mantel y
mesa puesta”, recibirán sus correspondientes “coimas” y saludarán, muy
cordialmente, a los cinco ciudadanos iraníes sobre los que pesa una orden de
interpol de captura internacional. Esta es la pura y dura realidad del esfuerzo
de la “recauchutada” and crew, al esclarecimiento de las “torres gemelas
argentinas”. Toma carrasco… chupa del frasco.
Que el
“matarile” que le aplicaron al fiscal Alberto Nisman, encargado de la
investigación del atentado del AMIA, al decir de las lenguas de doble filo, tan
abundantes en ciertos ambientes bonaerenses, beneficiaba directamente a la, por
el “difuntado”, acusada jefa del Estado, no cabe la mínima duda. Que incansable
al desaliento, el juez Claudio Bonadio, continúa emitiendo providencias, donde
la “recauchutada” al día de hoy se encuentra procesada por sextuplicado, y en
todos los casos por lo mismo: por “coimera” en menos fino, corrupta. No
obstante ella, en competencia con el mencionado juez, tampoco se rinde al
desaliento y recurre a todas y cada una de las instancias y argucias a su
alcance. Ejemplo claro: el “pacto de la vergüenza establecido entre Argentina e
Irán. Con esas y con todas, las triquiñuelas por ella esgrimidas, más antes que
tarde y a pesar de los pesares, la sentarán en el banquillo de los acusados,
esperando y deseando, que por una vez la justicia vaya a la cabeza y a la de la
responsable. A la de la coimera atorrante de la “recauchutada”.
Capt. Willie
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