lunes, marzo 04, 2019

Occidente a pesar del giróscopo y los satélites geoestacionarios, perdió el Norte.

    Durante muchos años, carnaval y los santos inocentes tenían fechas determinadas y en el primero de los casos, las personas se disfrazaban de acuerdo a su cultura y usos habituales a cada área geográfica, estatus social e incluso cultural. En el segundo, las inocentadas con el clásico “inocente que te cayó la frente”, alcanzaban a niños y mayores. Así serias publicaciones impresas, se permitían informar en “portada” a “bombo y platillo”, desde la imagen del puente, el río o la estación ferroviaria local derruido, desbordado o seco y el nuevo proyecto… copia original de la estación central de Detroit.
 
    Bien dije, “serias publicaciones impresas”. En las épocas a las que hago referencia, las “rotativas” dependían de cabezas, que como tal pensaban y consecuentemente con ello actuaban, permitiéndose las licencias del “antroxu” o la “batalla de D. Carnal y Dª Cuaresma” y las consiguientes inocentadas. Con la aparición del título de Periodista, la proliferación y diversidad de medios de comunicación, la necesaria mercantilización de los mismos e independientemente de su “línea editorial”, nos condujeron salvo honrosas excepciones y, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías, a la más absoluta desinformación. Eso sí, en tiempo real.  


    Al “amarillismo” informativo y de dónde nace tal concepto, ya me aproximé en el presente blog a través del link que a continuación se reproduce:


    No obstante, si el “amarillismo” era malo por sí, no mejor es la “desinformación y adoctrinamiento con información en tiempo real”, pues salvo que uno esté muy sobre aviso, esa condición de “en tiempo real” juega un profundo efecto subliminal o de “ahí te va con vaselina”. Lubricación, que a poco que se quiera, se anula por fácil contraste, disponiendo a tal efecto, de tres equipos receptores de TV y de sus correspondientes dispositivos de grabación. En una hora determinada propia de noticiarios, se sintonizan tres centros emisores distintos, de diferentes “líneas editoriales” y a posteriori, se reproducen y contraponen las principales imágenes emitidas y comentarios correspondientes. También se puede  observar, que a imágenes con origen en la misma fuente (normalmente de agencias), los comentarios o información adicional difieren, incluso al extremo de ser opuestas, unos dicen que van y los otros que vienen.

    El mismo hecho referido a una misma noticia televisiva: la “manifa de turno”, con “tomas” realizadas a la misma hora y en el mismo lugar, en función de esa fina o gruesa “línea editorial”, la variación numérica de asistentes puede llegar a oscilar en miles de manifestantes. O así al menos se le “vende” al telespectador.

    Qué se puede decir de las noticias o informaciones radiadas, donde la “escritura en el éter” es aún más efímera que “publicar” sobre la arena playera de la zona intermareal o placer. Las palabras, sucede como con las emitidas por los malos pagadores, se las lleva el viento. Sin perjuicio de que se hayan emitido y oído.

    “Teoréticamente”, la prensa escrita, bien en formato papel o digital, a priori, por esa su permanencia temporal y capacidad de recurrir a su nueva visión o lectura, debería ser más cuidadosa y exacta en sus informaciones y afirmaciones, pero… la repetida “línea editorial”, en función de su grueso, cabe diga uno o lo contrario y a la vez.  

    Así quizás ante la inagotable fuente recurrente de noticias que producen esa troupe de políticos nacionales, internacionales e interplanetarios, que al margen de vivir ellos y tratar de amargarnos la vida a los ciudadanos de a pie, sus mantenedores, se permiten “tomarnos el pelo”, al límite de dejarnos casi calvos, mostrando a su vez la carencia de rigor, conocimientos y total oportunismo.

    Recientemente, en todos los medios de desinformación en tiempo real y/o o diferido, se puede ver, oír y leer como noticia, la inadecuada actuación de “toda” una Sra. Directora del Fondo Monetario Internacional, saludando y lo que es peor, respaldando la actuación de una indocumentada joven, cuya única aportación a la ciencia, es ser vegana y estar muy preocupada por el “cambio climático”. Cierto que una cosa es ser “ecologista” y otra totalmente distinta ser ecólogo. Para lo primero, basta con eso, ser vegana y estar preocupada con el “cambio climático”, sucedáneo también de tener mucha jeta y/o haber sido Vicepresidente de los USA, como el tal Al Gore.

   La diferencia es clara. Para decir que uno es Ecólogo, se hace necesario haber obtenido como mínimo una Licenciatura en rama reconocida de las Ciencias, amén de algún que otro doctorado específico en: biología; edafología; física; geología; meteorología; oceanografía; vulcanología y un largo etc. de conocimientos imprescindibles, para poder acceder con cierta base de conocimientos, a complejidades tales como las interrelaciones que en un dado momento pueden tener las convulsiones experimentadas en el astro rey, el Sol, la gravitación astral, los efectos naturales de la propia actividad de nuestro Planeta Azul y esa negada relación de él con una serie de variables en parte por la ciencia conocidos, pero… también muchos, desconocidos.

   Por decir y afirmar cosas tan racionales (del lat. Rationālis) y evidentes (del lat. evĭdens, -entis), como las que anteceden, la proporción de enemistades crece en magnitud geométrica. Curiosamente entre aquellos que por lógica (del lat. logĭca, del gr. logik1, f. de logikós), supondría debían de apoyar mis “teoréticas” teorías, pues comen, beben e incluso figuran de ser profesores y catedráticos universitarios de la asignatura de ecología, bajo distintos nombres o encubrimientos. Si bien es cierto, que no caer en repetición es un tanto difícil, pues en este blog, toqué sucesivamente de forma directa y tangencial dicho tema y, en toda ocasión tuve respuestas muy airadas, pero muy poco científicas y siempre conducentes al mismo punto de vista: el desarrollo al que lleva el retorno a cubrir las partes pudendas con la hoja de parra.

   Entre las penúltimas majaderías oídas, figura la defensa por parte de cierto grupo ecologista, del “descalcificado natural en base a la imantación del agua”. Tiene bemoles… ser imbécil es una cosa, pero ignorante total y majadero a la vez, es otra. No obstante, en esto del agua, podemos recordar a la ministra aquella, que muy ecologista ella, negó por pernicioso el trasvase de agua entre cuencas hídricas y propuso llenarnos de sal hasta las cejas, dotándonos a tal fin de las correspondientes plantas desalinizadoras. Como premio a tal “babayada” ascendió y ahí la tienen de Jefe del jefe del que está al servicio del jefe (mi “machismo” me impide hablar de “jefa”).

   Tras ese merecidísimo reconocimiento a los “méritos científicos”, que concurren en la semi - analfabeta sueca, por parte de la aludida “jefa de la plata” a nivel mundial y el número de repetitivas noticias con las que los “medios de adoctrinamiento”, no de comunicación nos bombardearon, comprenderán y se explicaran “mí total adhesión” a todos esos impresionantes acrónimos ONU, CEE, OTRA, la de más allá, los cuales una vez más, insisto: todos sus organismos, poblados por inútiles e inservibles vividores, creadores de posibles dolores de cabeza a los políticos que mandan en sus respectivos países, a los cuales alejan y alojan en todos esos organismos, a fin de que no les toquen los cataplines.

   Jóvenes del mundo, háganse Vds. veganos, jetas y gansos y ganarán la “pasta gansa”, jetearan entre la flor y nata de esos natos vividores que dicen representarnos y saldrán o los sacarán en las primera páginas o equivalente de los medios de comunicación o adoctrinamiento de masas. Por el contrario, como caigan en la tentación de estudiar, licenciarse, doctorarse y optar a trabajar, en aquello que a priori pueden más o menos saber y conocer, llegarán en el mejor de los casos a “mil euristas” y, como protesten un poco, al ajo y agua consiguiente. Las empresas guardianas de las “tecnologías verdes”, tienen verdadero pánico a todo aquel que pueda descubrir las falacias en las que asientan sus substanciosas subvenciones e inservibles, por inoperativas, instalaciones. Vd. joven, con unos mínimos conocimientos científicos puede llegar a cuestionar su “modus operandi y vivendi”. Los “malos casi satánicos” son los de los combustibles fósiles, cuando yo diría, que son ciertas mamás, que no se cierran de piernas cuando están a punto de traer “esos”, sus hijos, al mundo.
 
                                Capt. Willie

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