jueves, febrero 25, 2016

La frustración va en aumento…


      Retrotrayéndonos en el tiempo y al resultado ya conocido de  la tercera votación de la CG (*1) XXXI. El P. P. Arrupe y el resto de los procuradores reunidos (266, incluyéndole a él) asisten  a la alocución que S.S. Pablo VI les dirige, donde, de forma clara  muestra su preocupación por la puesta al día de la iglesia post – conciliar, pidiéndoles exprofeso, que continuaran siendo “baluarte de la Iglesia y la religión en tiempos difíciles”. Que aunasen sus fuerzas y esfuerzos “para oponerse valientemente al ateísmo”.


      El “warning call”, viene a continuación: Al despedirse S.S. de los congregados les hace preguntas retóricas sobre “las extrañas y siniestras ideas de algunos” o sobre la “austera y viril obediencia”. Hay que tener presente, que S.S. Pablo VI, por haberse educado con la CJ y conocerla a priori, no sentía animosidad alguna contra ella.


       Pero a esas alturas el P. Paolo Dezza SJ ya hubiese mostrado el inicio de su frustración, que a corto plazo irá transformando en dudas y prevenciones papales.


      Al concluir a mediados del mes de julio de 1965 el primer periodo de la CG XXXI, que se había iniciado a principios de mayo y ya como PG (*2) de la CJ (*3), el P. P. Arrupe se ve en la necesidad de “aterrizar”: Nombrar a los Asistentes Regionales, a los Consejeros Generales  e identificarse con los cuatro Asistentes “ad providentiam”, ya que aunque conocidos, al haber sido elegidos y nombrados por la Congregación General, se hace preciso establecer un “rodaje” de adaptación.

     Para poder llegar a una aproximación a los “celos”, “recelos”, “plantes” y “desplantes” padecidos y sufridos por el P. Pedro Arrupe, y posterior e indirectamente por el P. Vicent O´Keefe (*4), se hace preciso entroncar su inicio al frente de la CJ con el comienzo de la cuarta y última de las sesiones del Concilio Vaticano II. Al  reanudar los trabajos, el 14 de septiembre de 1965, y en su condición de PG de la CJ, tiene en ese mes y en octubre unas magníficas intervenciones en el aula conciliar, donde con gran aplomo y mayor conocimiento, si cabe, hace unas magistrales exposiciones sobre el ateísmo y la acción y función misionera de la iglesia. Dos temas en total consonancia con la ya citada alocución de S.S. a los procuradores reunidos en la CG XXXI. Lógicamente ese pecado capital, llamado envidia, que corroe a ciertos humanos, desató en su momento las críticas del “Postulante no aclamado”.

     La situación de la Iglesia a nivel universal y el posicionamiento de ciudad del Vaticano, se puede resumir en la siguiente conjunción: Car. Jean Marie Villot, como Prefecto de la Congregación para el Concilio; Car. Amleo Giovanni Cicognani, Secretario de Estado (heredado del anterior papado); S.S. Pablo VI (sin haber superado la última sesión y clausura); P. Paolo Dezza SJ, como confesor del anterior. La creencia generalizada en algunos padres conciliares, es que el concilio se “hubiese escapado de las manos” (claro está, de las de ellos). Mientras que para otros, tan padres, tan conciliares como los anteriores y, con la sensación semejante de: “se les fue de las manos”, les hizo quedar frustrados, en lo que creyeron podía haber sido y no fue.

     La irrupción (en el más estricto sentido del concepto) del P. P. Arrupe, ducho en humanidad y humanismo de a pie de calle, experimentado pastor de frontera y apacentador de redil; cambia de raíz el “ordeno y mando” de sus predecesores, por el espíritu que va emanando del concilio: respeto a las personas, dialogo en libertad y la debida atención a las transformaciones socio – culturales del momento. Estos modos resultan totalmente indigestos para ciertos estamentos, a los que la “radio se les paró” en el concilio precedente.

      En aquel momento, la CJ estaba formada, prácticamente, por unos 36.000 jesuitas, entre los cuales, como en toda organización humana que se precie, existían personas y personajes que “iban por libre”. Libertad que dentro de unas premisas de total corresponsabilidad, el P. P. Arrupe fomentó desde el primer instante. Así esas “personas” y/o “personajes”, le pusieron sobre aviso. A pesar de esas advertencias que por distintos caminos se le hicieron, él nunca aceptó, ni siquiera como posibilidad, que el hermano en Él P. Paolo Dezza SJ, estuviese intrigando en contra de él y de su obra. Así, ignorando o queriendo ignorar esta realidad, emprendió un largo viaje. Este le llevó a contactar de forma directa con todos los compañeros, por lejanos que estuviesen en lo físico y por pequeña que fuese la comunidad. Redactó y publicó todo tipo de escritos sobre colegios para ricos, racismo estadounidense y contra las injusticias o desigualdades. Pasó en muy poco tiempo a ser un personaje mediático,  ocupando las primeras páginas y portadas de las principales revistas y publicaciones periódicas. Debido a su popularidad, se le tuvo que dar escolta, en Italia, por ser un objetivo de las entonces “Brigadas Rojas Italianas”.

      Al gran declive posconciliar y los prolegómenos de las posteriores y serias manifestaciones de contestación juvenil, en todo  el mundo: México, Italia, Francia, España, USA., etc. y consciente el P. P. Arrupe de la situación, ordena una gran encuesta de ámbito global, que muestra bien a las claras, la descristianización de Europa. Una profunda crisis del sentido del sacerdocio y la considerable merma en el número de vocaciones. Los jesuitas jóvenes y no tan jóvenes, se niegan a vestir de sotana y a recibir formación en anticuados conventos y/o monasterios, ajenos al entorno. Muchos de ellos, que optan por vivir en barrios obreros o marginales, abandonan la compañía. Al igual que en el clero diocesano y en otras órdenes religiosas, la disminución en número es alarmante, aunque las vocaciones en: India, América Latina y África aumentan considerablemente.

     A finales de los años sesenta e inicio de los setenta, algunos miembros españoles se muestran contrarios al aperturismo del P. P. Arrupe, acusándole de relajar la compañía. Éstos, durante una reunión en el santuario de Loyola, dejan un billete en el servilletero del prepósito, donde con letras deformadas a propia posta, se puede leer: “Un vasco fundó la Compañía y otro se la está cargando”.       

To be continued…

                             Capt. Willie

(*1CG) Congregación  General.
(*2PG) Prepósito General de la Compañía.
(*3CJ) Compañía de Jesús
(*4) El 29 de junio de 1965. En la CG XXXI, fue elegido Asistente ad providentiam. Siendo a su vez elegido el 15 de febrero de 1975, en la CG XXXII, Asistente General y Consejero General

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