Cuando la estulticia pijo
progre se une y forma una “bola de ojetes”, el resultado puede llegar a emular
al “big bang”, por lo menos en su concepción teórico cosmológico. Al menos algo
así, o parecido, afirmó una ex ministra española, “semi – analfabeta” y por más
señas, usufructuaria en la actualidad de una canonjía, en no sé qué “chiringuito”
de carácter internacional. Por esa propia estulticia a la que hacen gala estos
personajes “e.p.p” y “b. de o” resultantes, hay que unir los correspondientes palmeros
y corifeos, que de todo hay en esta viña del Sr. En el caso que nos ocupa, en
un dado momento, en el que lo que quedaba de la civilización occidental
(cristiana) era un buen musulmán (al decir de su abuela paterna), casado con
una individua con espaldas de estibador portuario, que por no ser racista,
cuando hablaba de las personas de raza blanca, nos definía como “blanquitos”,
al que siguiendo la tradición consolidada con “Rigoberta Menchú”, le “calcaron”
el Nobel de la Paz, quizás por el hecho de no ser “blanquito”.
Así y siguiendo la tradición “majadero – pacifista
- nobelista” un buen día se la conceden al presidente colombiano Sr. Santos,
por el inmenso mérito acreditado, de “bajarse los pantalones” ante la narco –
guerrilla más antigua de mi muy querida América. El mérito, a decir verdad, fue
compartido a partes iguales por el “buen musulmán”; el “Castrón – Castrones”
cubanos; el “Peronista en Roma” y todos los palmeros y corifeos, que con gran
pompa y alegría se desplazaron a Bogotá, al fin de alcahuetear y “arropar”, no
se le quedase el “culo frio” (por la bajada de pantalones) a aquel que
perteneciente a su mismo club de “e.p.p.”, no dudó en engañar y traicionar a
los más elementales principios de la democracia, como concepto (no como
formalidad).