En
ese plural mundo en el que me moví, para hablar de similitudes o igualdades, se
recurría a “dos gotas de agua”. Al llegar ya a la vejez y después de lo que estoy
viendo, me atrevo a afirmar que no existe mayor similitud, semejanza, analogía
e igualdad, que la que se puede establecer entre “estultos pijo progre”, sea
estos de derechas, centro, izquierdas, internos o medio – pensionistas. Su
cadena (no de ADN), la diarreica, es exactamente la misma: idea concebida, idea
cagada.
En un grado o escalón inferior a los
precedentes, se encuentran y están los “papanatas”, siempre encantadísimos de
haberse conocido, pues salvo ellos mismos y a sí mismos, no los conoce ni la
Sra. que los trajo al mundo. Pero eso sí, suelen tener ideas un tanto
“peregrinas”, pero ideas al fin y al cabo, las cuales cuando las exponen, o se
está prevenido o se termina acordando uno de la mencionada Sra., en los
renglones que anteceden.
Ya en un tercer grado o último, en esta
escala “babayal” se encuentran los “buenistas”, habitualmente gentes muy
correctas en el pensamiento naif “de la vida”, pues donde empieza lo que antes
se llamaba “imbecilidad supina”, en su majadero y “buenista” idioma, ahora se
les denomina “profundos”. Ignoro dicha profundidad, en qué unidad de medida se
determina, pero los que conozco pertenecientes a este “tercer” grado, suelen
ser más insondables que aquellos famosos pozos babilónicos, estudiados en
historia de la edafología, que dada su hondura estimada y agotamiento
extractivo, llevó a una salinización tal de las tierras, que las desertizó.
Ellos/”ellas” son “Bobilonicos”, no babilónicos y, la sal es posible que la
tengan, pero suelen caer más bien en sosos, de una sosera, que para sí quisiese
el agua destilada. Allí donde caen lo desertizan todo.