Parte Primera:
Siempre, en todo momento y ocasión, resulta
difícil precisar cuál es el instante más importante o trascendental de nuestras
propias vidas, queriendo olvidar así, que la realidad como humanos queda
marcada y definida por nuestra arribada y partida física: nacimiento y muerte.
Adquiriendo la categoría de accesorios el resto de acaecimientos por los que
discurre nuestro día a día.
No obstante a las afirmaciones de “Pero - Grullo”
que anteceden, las miserias que nos acechan en este inicio del año 2020 d.C.
son auténticamente alarmantes, ya que remontándonos en el tiempo, nunca el
mundo conoció una pandemia tan generalizada y mortífera como la presente,
máxime cuando la humanidad, creyéndose poseedora de todos los conocimientos
habidos y por haber, se encontró con un virus por ella desconocido, de efectos
mortales y de muy fácil y rápida propalación. La gran mayoría de los políticos,
en ese su mandar y no gobernar, erráticamente y anteponiendo al interés general
los propios, pasaron a dar “tumbos” y “contra tumbos”, siempre jugando con los
que debían de ser gobernados y no mandados.