En otros momentos de mi vida, la
controversia formó parte de mi cotidianeidad, “entrando al trapo” tanto en el
ámbito religioso como en el político. Nunca llegué a conseguir aunar ambos
conceptos y eso que puedo presumir de haber vivido y compartido parte de mí andar y
obrar con auténticas autoridades. Ejemplares próceres de la teología de la
liberación, de la de verdad, de esa que a la mayoría de ellos les condujo a
sabiendas a la inmolación por esa, su fe
y consecuente actuación con respecto a sus principios. Que Él en su infinita
bondad los haya acogido en su seno y concedido la paz eterna.
Actualmente y fruto de los años mi posición
cambió. Un socialista, comunista o potencial marcianito, son personajes a los
que por principio desprecio, como vilipendio todo aquello que trate de igualar
a las personas en cualesquiera de los órdenes de la vida, considerando que
salvo ante la Ley, cada uno de nosotros es un mundo y como tal, poseemos
nuestro propio microcosmos desde lo cultural – económico – social. “Al que Dios se la dé, san Pedro se
la bendiga”.