Existe
en internet una enciclopedia, a la que asiduamente recurre un indeterminado
número de desinformados, interesados en seguirlo estando. A la vez que otros,
en igual estado de desinformación,
acceden a ella para conseguir, por medio de sus desinteresadas colaboraciones,
que los primeros sigan como estaban. Sin percatarse los primeros, que lo que aspiraban a conocer,
no se parece en nada a lo que los segundos escribieron, quedando muy orondos éstos
de haber colaborado directamente a la ignorancia de los primeros. Y así los
primeros contentos y los segundos también. Aquí paz y después gloria.
Así llegamos a un conocido personaje que ni héroe ni villano, simplemente humano, D. Rafael José María Manuel Antonio del Riego Flórez. Al cual, independientemente de que llegase a General (extrampillado, como otros muchos del “ejército popular” de nuestra Guerra de la Independencia), mor a la dicha enciclopedia, lo gradúan en “Cañones y Leyes”, por la misma regla de tres o de catorce, que a un conocido arzobispo español lo dan por “Licenciado en Ciencias Exactas”, cuando a lo más que llega es a experto en el uso del perfume olor a oveja. Aclarado lo que antecede: creo procede hablar del D. Rafael del Riego real y dejar las inexactitudes a los exaltadores maniqueos de lo bueno y lo malo y del consiguiente himno con el que se apoda una canción de lucha patriótica contra el invasor francés, que en dos momentos, y en circunstancias un tanto especiales, adquirió la condición de himno nacional (1822 – 1823 durante parte del conocido como “Trienio Liberal) y posteriormente, durante el periodo que duró la efímera Primera República (1873 – 1874 a la par que la Marcha de Granaderos). Contrariamente a la creencia manipulada y generalizada, El “Himno de Riego”, a pesar de los esfuerzos de D. Manuel Azaña, nunca, nunca fue el Himno Nacional de la Segunda República Española 1931 – 1939. Aclarándoles a los doctos seguidores de dicha melodía, que el popular “Himno de Riego”, no es ni republicano, ni antimonárquico; es el himno de los liberales españoles, que reclamaban la monarquía constitucional española (no la república), de ahí su vigencia en el citado Trienio Liberal.
Es nuestro personaje: Hijodalgo (sus padres eran primos carnales), de familia asturiana de escasa fortuna, originaria de la aldea de Tuña (parroquia de Santa María de ídem), comarca entonces de Cangas de Tineo, hoy de Cangas de Narcea. Con residencia familiar en Oviedo (donde su padre era funcionario del servicio de correos), lo matriculan, primero en la Universidad de Oviedo, a fin de que se licenciase en leyes. A la vista de la poca aplicación mostrada, lo enviaron al seminario diocesano para que estudiase cánones. Desengañados y ante su falta de progresos e indisciplina, claramente que el estudio no era lo suyo, quizás como último recurso, lo enviaron de postulante a cadete, a la Compañía de Guardia de Corps, donde dada su condición de hidalgo, obtuvo fácilmente el ingreso. (Aclarar que dicho ingreso, nada tenía que ver, con el equivalente a la Academia de Guardias Marinas, Real Academia de Barcelona o Colegio de Artillería de Segovia).
Independientemente de los buenos – malos, a los que anteriormente se hace mención, D. Rafael del Riego, por estar en el momento oportuno en el sitio idóneo y estar descolocados otros protagonistas más protagónicos, alcanzó una gloria, que quizás no le correspondiese. Pue si es cierto que fue vilmente asesinado y posteriormente su nombre rehabilitado. De hacer caso a D. Antonio Alcalá Galiano en los Recuerdos de un anciano y en las Memorias (capítulo XXIV).” Tenía Riego alguna instrucción, aunque muy corta y superficial, no muy agudo ingenio ni sano discurso, si bien no dejaba de manifestar del primero algunos destellos, condición arrebatada, valor impetuoso en los peligros, a la par con escasa fortaleza en los reveses y con perenne inquietud, constante sed de gloria, la cual, consumiéndole, procuraba satisfacerse, ya en hechos de noble arrojo o de generoso desprendimiento, ya en puerilidades de una vanidad increíble. Sus modales, siendo bien nacido y no mal criado, eran algo toscos, contribuyendo a hacerlos tales su impaciencia. En la época en que vine yo a verle y a conocerle, estaba señalándose entre los conjurados de su clase por su actividad inquieta y por su celoso deseo de no desperdiciar el tiempo”.
No mucho más halagüeñas serían las frases que su Ayudante de Campo y amigo personal Evaristo San Miguel(teórico compositor de la letra, deja de él.
Tanto de D. Rafael del Riego como del Himno “Republicano”, muy muy entrecomillado, podríamos escribir miles de folios, pero en definitiva no hay más cera que la que arde. Lo demás es estopa.
El que esto suscribe, al igual que en el caso de la “rojigualda”, provista de escudo con castillo – león y corona mural, para organismos oficiales y sin escudo para uso civil, le encantaría que ella y la Marcha de Granaderos (sin los últimos arreglos musicales), fuesen la bandera y el himno de la Tercera República Española. Eso sí, régimen republicano obtenido en unas elecciones libres y democráticas. E inmediato discurso para que las cortes resultantes, debidamente asesoradas convocaran un concurso, donde se desarrollase una letra acorde a la música de dicho himno y a la idiosincrasia del pueblo español.
Lo cierto es que se puede joder más o menos, pero así les joda, esta es la jodida realidad. La Marcha de Granaderos, mal que les pese a los unos y a los otros, tiene una tradición de la cual carece el mal denominado Himno Republicano y las mil y una versiones canallescas a las que se prestó y presta. Hay que joderse en pleno siglo XXI, estamos tan jodidos al respecto, como en el XIX y XX.
Capt. Willie
Como siempre un artículo interesante de leer, tanto por la agilidad de su prosa, como por la información documentada y veraz que en él aparece.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con lo dicho en el inicio del artículo. Hoy en día le damos un rigor a la información encontrada en internet que no siempre tiene. En muchas ocasiones es más bien motivo de desinformación.
Dando por supuesto su no asistencia a manifas de ningún tipo. Salvo las del minuto de silencio por las mujeres asesinadas (yo le vi en dos en la plaza mayor).
ResponderEliminarEn la manifa pro Siria (como siempre, con disparidad de opiniones, como en los toros) el número de “tricolores” por metro cuadrado disminuyeron bastante. Me comentaron en la propia manifa, que un “fascioso coj…” se dedica a atacarles. Pero que con muy mala leche y que a él “jefuco” local lo tiene enfilado, que le da la impresión que a él lo conoce de antiguo (los dos sabemos de qué, pues pasar de cierta organización juvenil a la extrema izquierda de un solo salto, es demasie).
Me sorprendió que le leyesen y no tanto que les encabronase. Como que no quieran caer en sus garras.
Blanco y en botella: Gracias mi querido vecino y amigo. Cualquiera que oiga hablar de mis garras, creerá que soy un León, cuando no paso de ser un pobre minino...
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