En
todo colectivo humano que se precie, sea de la índole que sea, pero formado y
configurado por humanos, tiene que disponer de un número mínimo porcentual de córvidos
(Cuervos) y de múridos (Ratas). Este principio es afín a la famosa ley de
Murphy.
Así la Iglesia Católica Apostólica y Romana
(ICAR), no puede ser excepción, pues para bien o para mal, está conformada por
humanos y como tal se encarnó la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Según nos cuentan las Sagradas Escrituras, las tentaciones que Jesús padeció
fueron muchas y de muy variada índole, Él salió indemne de ellas, pues por algo
Él era Dios. De su capacidad para elegir discípulos, nadie que sea creyente puede
dudar, pues desde el principio de los tiempos Él ya existía y era Dios y por
tanto conocedor de la especie humana en la que se encarnaría, de ahí que Él supiese
que sería Vendido y Negado. Si Él, Dios hecho hombre, nos dejó el claro ejemplo de la flaqueza humana de algunos de sus propios discípulos, cuando uno lo Vende y el otro lo Niega, qué podríamos esperar de una organización como la Iglesia, donde las pasiones y ambiciones de algunos de los hombres que la componen, son eso, meras debilidades humanas propias de culi – cagados y carreristas.
¿Se equivoca S.S. cuando ante una determinada terna, da el visto bueno a un nombramiento a cargos de responsabilidad de la índole que sea?. Indudablemente sí, lo ilógico sería que nunca se equivocase, pue no olvidemos, que es el simple continuador de Pedro. Que en algunos nombramientos (caso de los Obispos) se “da por hecha” la intervención del Espíritu Santo. En mi caso y dada mi condición de creyente, no dudó de dicha intervención, solamente que al discernir como humano, El Supremo Hacedor me asista, pues cuanto más pienso en algunas designaciones, más me descamino, de ahí que a Él le pida el discernimiento preciso para que en mi humanidad, no me extravíe por vericuetos, que me conducirían a la duda y/o a algo gravísimo para mi propia estabilidad emocional, la pérdida de la Fe. Cuando esto me sucede, recurro a la evolución de Mons. Óscar Arnulfo Romero (De la Unión – Cutucu, su primer destino parroquial, puedo hablar con conocimiento de causa). El ex Párroco de la Unión y otras posteriores parroquias, cuando fue nombrado Obispo Auxiliar de Mons. L. Chávez, en 1970 vivía en el Seminario Mayor de la Compañía de Jesús, donde a pesar de no compartir la Teología de la Liberación, sí fue “caminando” hacia el “sendero” que marcaba el P. Rutilo Grande. Teniendo a mi concepto que estar él en los Altares, en vez de aquel otro, que no conocía ni reconocía otra cosa que no fuese fomentar la corrupción sindical y eclesial en su país natal. Así lo trató cuando le despachó, literalmente, en una visita a la Santa Sede. Nos ha jodido, ni siquiera aquello me hizo perder la Fe.
¿Cómo voy a poderla perder hoy, treinta y seis años después, por el simple hecho de que unos bandidos con órdenes mayores, cuestionen las líneas maestras de un Papado; sigan los postulados del culo – cagadismo y el más puro y duro carrerismo?. Aunque S.S. iluminado por el Espíritu Santo, les nombre Obispos y Arzobispos, el Espíritu Santo, me consta sí sabe que no son licenciados ni doctores, a lo más que llegan es a la “carrera sacerdotal” realizada por semi – correspondencia y con aspiraciones a ser Príncipes. Aunque lo realmente jodido, es cuando quieren ser Princesas.
Capt. Willie
Perfectos conocedores de tu “mal cafelito” y del nivel superior que posees, que tan cicateramente administras en este blog. Algunos consideraríamos interesantísimo, saber en qué banda del proceloso río te posicionas ante las opiniones vertidas por Ross Douthat con respecto al reciente Sínodo. ¿Qué te parece el enfoque adoptado por el P. Robert Barron? (como muy bien sabes, recientemente nombrado O. A. de los Ángeles). ¿Está por la censura el Capt. Willie?, ¿Justifica el ataque de James Martin SJ en el America The National Catholic Review?
ResponderEliminarDurante muchísimos años, los periodistas carecían de titulación específica, que les facultase para escribir o intervenir en programas informativos o de opinión; tanto en los medios escritos como en los radiados y/o audiovisuales. No obstante y en términos generales, el mundo de la información procedía de las más variadas formaciones académicas, siendo habitual el campo de las leyes y el de la filología. En la actualidad, la formación periodística, mal que les pese a algunos, es un “cajón de sastre” en el que caben todas las ciencias, sean puras, impuras o espurias. Así nos encontramos con verdaderos fenómenos de la información, que lo mismo escriben o radian un partido de fútbol, que uno de rugby. Siendo en la mayoría de los casos su “especialización” el cubrir el puesto que sea preciso en la “redacción” correspondiente. A modo anecdótico puedo afirmar como, sin el más elemental de los pudores, en dos “telediarios” sucesivos, el periodista de turno (titulado superior en periodismo, por una universidad privada de cierto renombre) no alcanzaba a distinguir las funciones consulares de las del plenipotenciario (Embajador). Tamaña barrabasada, con harta frecuencia, la puedo extrapolar al mundo marítimo y al aéreo. De ahí que, cuando un “periodista especializado” (ignoro en que consiste su especialización), opina de lo humano y de lo divino, pueda estar de acuerdo o no con sus opiniones. Pero siempre reservándome la capacidad de distinguir el “polvo de la paja”.
EliminarFruto de la sabiduría popular, en mi idioma vernáculo existe un refrán que dice: “Zapatero a tus zapatos”. Con todos los respetos que me merece el recientemente nombrado Mons. Obispo Auxiliar de los Ángeles (CA.), posiblemente pastor de ovejas (sin impostura por perfume de tal olor profusamente utilizado en Roma), del que ignoro su formación específica (salvo la televisiva). Pero que por el hecho de haber sido ordenado Obispo, no indica otra cosa más que estamos hablando de un Presbítero, que puede tener o no formación, desde filosofía, sagrada biblia, derecho canónico, etc.. No específicamente teológica.
A nivel personal, por formación y deformación, si me hablasen de construir una embarcación, si es muy pequeña o pequeña simplemente, recurriría a un “Maestro de Rivera”. Por similitud en la magnitud, si mi problema teológico es el de Adán y Eva, posiblemente a cualquier presbítero (que no fuese de misa y olla, que haberlos “ahilos”). Si por el contrario quiero construir un Barco o una Aeronave, en todos los casos acudiría a un Ingeniero Naval o Aeronáutico, nunca al Maestro de Rivera, ni al de Parapentes. Si necesito profundizar en teología, lo siento, me quedo con un Dr. en tal materia. Aunque mi “Maestro” esté suspendido a “divinis”.
El que esto suscribe, es enemigo acérrimo de la censura, venga de donde venga y vaya contra el que vaya. Pero ¡Ojo, no creo en los buenos, ni en los malos! Es más, me resulta imposible de digerir, que en una colectividad formada por, aproximadamente, diecisiete mil personas, de las más variadas procedencias y formaciones, todos sean: Falsos, soberbios, prepotentes, etc., etc., en el fondo, yo a los “afirmantes” de tales extremos, les llamaría “acomplejados”.
Por último, me pregunto si di cumplida respuesta a sus preguntas, a la vez que les pregunto: ¿La inquina es propia de ese complejo del que de forma habitual hacen gala?.
Aunque no tengo la experiencia vital, ni el bagaje del autor del blog, soy lectora del mismo, y si me permiten, me gustaría participar en el debate por ustedes planteado.
ResponderEliminarRoss Douthat es un cronista interesante, aunque en mi opinión, a veces opina sin tener mucha idea de lo que habla. Esto lo digo porque le he leído en ocasiones hablando de Francia y otros países Europeos, y sus artículos son como si yo me pusiera a hablar de la vida en un rancho de Texas.
Creo que su reflexión sobre el sínodo, trataba de ser provocadora y que por eso eligió cuidadosamente, la palabra "herejía" para designar a los que pedían cambios drásticos en nuestra religión. Por otro lado, creo que hay que encuadrarle en su contexto de hombre blanco, conservador, republicano y de familia rica que escribe sobre religión católica, (no protestante como sería normal en su caso), en un periódico progre y de izquierdas. Creo que como periodista trató de dar un titular que abriera un debate, y que como católico, hizo una reflexión que puede ser arriesgada, dado que habla de cuestiones teológicas sin dominarlas.
Personalmente comparto algunos puntos de su reflexión porque pienso que el avance de la iglesia, no pasa por convertirse en lo que no es. Adaptarse a la sociedad y modernizarse, no es olvidar los pilares morales que nos sostienen, y la comprensión y la empatía, no pasan por aceptar todo. Sin embargo no me veo capacitada para juzgar, si lo que se habló en el Sínodo fue a nivel teológico herético o no, primero porque no he estudiado teología y segundo, porque asumo que sobre la realidad de lo hablado en el Vaticano nadie va a informarme. En definitiva, me parece que la postura periodística de Douthat ha sido arrogante y arriesgada, pero refrescante de algún modo, porque está bien que los asuntos de Fe se vuelvan objeto de debate.
En cuanto al Obispo auxiliar de la meca del cine, me parece precisamente eso, porque encarna todo aquello que Benedicto XVI calificó como relativismo. Por principio desconfió de todo sacerdote que sea mediático. Para mí un sacerdote tiene que ser pastor, y por tanto, oler a rebaño no a Chanel. Creo que este sacerdote divulga la religión de un modo que la infantiliza y vulgariza y que no se diferencia nada de cualquier otro telepredicador, o vendedor de aparatos para hacer gimnasia. Entiendo su defensa al periodista, porque era un debate con mucho foco mediático que alguien como él, no podía desaprovechar, pero me posiciono al lado de los SJ por principio, y en este caso, no iba a ser menos.
En gran medida comparto sus acertadas opiniones. La progresía de la que, llegado el caso acusan siempre a los “mismos” (la cuestión es joder la marrana), cuando es una publicación aunque esta sea The New York Times (y lo tengan que leer en diferido. Posiblemente hasta mal traducido), otra orden religiosa u organización pseudo – religiosa, las cosas cambian.
EliminarAsí resulta que dada su procedencia diocesana, al ser ordenado Tele - Obispo, es una especial licencia de capacidad en las más variadas disciplinas. Tristemente en muchos casos, a la que con más ahínco se dedican es a la económica. Pues de Príncipes aspirando a ser Princesas, sé un rato largo. De lo que habitualmente y en muchos casos ellos ignoran es en que consiste ser pastor de frontera o apacentador de rebaños.
En fin que la cuestión, de entrada, por el medio y de salida, es joderla.
Mi total acuerdo con su enfoque sobre la flaqueza humana y la capacidad de equivocarse de Su Santidad el Papa. Pero, las equivocaciones con los nombramientos de los Señores Obispos y las designaciones de Diócesis en España, claman AL CIELO.
ResponderEliminarA Ud. que tanto le gusta hablar del olor a oveja, a Roma debe de llegar el olor a Abeja o el del panal de rica miel. Solamente ver sus lustrosas pieles e indumentarias da el fiel reflejo de las reinas del panal. Admito existen algunas excepciones a las que denomina Ud. con el olor a la dehesa.
Ud. los conoce y distingue bien, incluso cuando se bañan en la colonia o el perfume oveja.
Mientras siga en la línea que está. Le seguiremos leyendo.
Escriba por favor algo sobre el concepto de la familia, como base social y moral.
Gracias por leerme, de la familia creo que se podrían decir tantas cosas, que es un tanto difícil entrar en ello.
EliminarCréame que es fatal que alguien como en su caso me dé la razón, y más que me aporte ideas “subversivas”. No obstante aclarar que en mi humilde opinión S.S. hace lo que puede: de la designación de destinos, es posible que sea un poco por escalafón y un mucho del expandir el jodido olor a oveja oportunamente. Ciudad del Vaticano está un poco lejos y lógicamente los “intermediarios”, intermedian a favor de sus correligionarios. Las Princesas a Dios gracias, son menos que los Pastores, lo que pasa es que llaman más la atención. No obstante los “carreristas” y “culi – cagados” van en aumento.