viernes, diciembre 11, 2015

Reflexiones y tribulaciones de alguien que siempre llegó a donde quiso…

     A tres meses vista de la existencia de este mi blog, debo de decir a quien me pidió lo hiciese, que ignoro si con los tres “tirones de orejas” que me dio al día de hoy, se cumplieron las expectativas previstas. Si es cierto, que salvo en el plano del entorno familiar, el resto no respondió en absoluto a definir mi actual  “ecosistema”, pues salvo mis actuales “especiales amigos”, el resto de las entradas se corresponden a descubrimientos casuales de “asiduos navegantes” de la red y de la posterior propalación de dicho blog a través de las ya clásicas ondas hertzianas de radio “escoben” o radio “carlinga”. No obstante he de decir, que me sorprenden tantos “nautas cibernéticos” como existen y los retazos de mi vida con ellos compartida, que me van recordando.

    Si bien es cierto que, los años enseñan más, de lo que los días nunca supieron, quizás a la enseñanza de los años deba la amargura a la que un muy querido maestro  y amigo hace referencia, amargura a la que aludió telefónica y subliminalmente a través de este blog, el “tirador de orejas” ese que me eché. Es difícil ponerse en la vida de los demás, lo mismo que supongo que para los otros, será difícil ponerse en la vida de uno. Lo que sí es cierto, y es un tanto frustrante, cuando a alguien le exponen las expectativas que en un momento dado de su vida despertó en una determinada colectividad y comunidad,  más aún, cuando el “naufragio” o “crash” indirecto de dichas expectativas se lo achacan de forma directa al mismo.  

     Con independencia de que las personas tratemos por todos los medios e incluso inconscientemente de ser distintos a los demás, esa similitud que nos da nuestro común origen, entorno cultural y social, hace de nosotros, el que salvo en pequeñas peculiaridades, todos seamos muy semejantes; aunque claro está, la semejanza no pueda asociarse a igualdad. La inteligencia de cada uno en particular, le marca a nivel personal y de sus relaciones con el resto del entorno, tanto animado como inanimado.  En mi caso particular, el humanismo cristiano que “mamé”, unido al natural desarrollo fruto de tal “leche” me llevó por unos derroteros donde el rumbo, altura y velocidad muy pocas veces lo marqué yo. Incluso cuando en mi ignorancia supina, me consideraba dueño absoluto de mis actos. Propiedad muy dudosa, ya que desde mi infancia (como creo que el resto de las personas) estuvo condicionada por el amor filial a mi familia, cariño a mis amigos infantiles, afecto y/o al menos respeto a mis compañeros de las distintas promociones de las que forme parte. Así y al irse acrecentando mi horizonte, la dependencia fue en aumento, ya que a los sentimientos que los humanos podían despertar en mí, se unieron conceptos mucho más amplios: entre ellos, el de la universalidad de mis creencias religiosas y la ejemplaridad de Dios encarnado en María, el Jesusito de mi infancia, hecho hombre.

   Tomando como patrón a seguir la consigna emanada de mi propia divisa: Mientras que algunas personas aspiran a ser importantes y notorias. Yo desde el anonimato, me conformo con servir a las personas por poco importantes que éstas sean. Encarrilo mi vida procurando por todos los medios a mi alcance corregir el rumbo,  para evitar abatimientos por viento (pereza) o corrientes (acomodo). Así en cada momento de mi discurrir por ella, bien en la “ceca” o en la “meca”, me esforcé en servir a las personas, con independencia de su origen, color de piel o credo. Cuando Él me iluminó y me concedió el don de mi propia familia, sin abatir ni un grado sobre la  derrota marcada y sí a cambio de poder dedicar el mayor tiempo posible a la convivencia con esa unidad familiar por mi establecida, renuncié a los múltiples oropeles y consiguientes remuneraciones, centrándome en esa célula básica de la sociedad y en el vivir el día a día, juntos.

    Así a estas alturas de mi vida, vivida como, donde y con quien quise, que alguien me pregunte si aspiré a alguna prelatura, me causa auténtica risa,  pues a riesgo de caer en la soberbia de la que algunos me acusan. Contrariamente al “portugués” del chiste: Que pudo ser ingeniero, pudo ser presbítero y pudo ser licenciado o letrado, pero no fue nada porque falleció a los 16 años”. El que esto suscribe lo fue todo y siempre más de lo que quiso ser, teniendo de vez en cuando que renunciar expresamente, para no sobrepasar las cotas de altura por mí mismo establecidas.

    Cuando alguien no identificado (pero si por mí adscrito a una determinada actual parroquia) me recuerda como reflexión mía la afirmación de no poner alternativamente las mejillas para ser sucesivamente abofeteado, la asumo y me repito en la respuesta: Cristo hablo de hermanos, de primos no dijo nada. No obstante a la afirmación que precede, quienes me conocen saben que tengo cierta propensión a caer de primo una y otra vez, con todas y esas de mi proximidad al judaísmo.

    Es cierto que los culi – cagados, carreristas, córvidos, múridos y príncipes en disposición de travestirse a princesas, se cabrean cuando se les definen sus “mañas”, especie o “locura”,  pero no es menos cierto, que ellos (que son mogollón) también me cabrean a mí y a otros imparciales fieles, que ven con asombro su entrega, disposición de servicio, desinterés material, humildad, olor a oveja (de frasco o pomo, según sea agua de colonia o perfume). Lo peor, es que llevan tanto tiempo funcionando así, que llegó un momento, que ya creyeron que lo lógico era ser tan “normales como ellos”. No obstante lo tienen crudo y poniéndose más. El Jefe, gasta menos que un ciego en periódicos impresos y para arreglarles, ya empezó a distinguir el olor natural de las ovejas, del de frasco. No se dieron cuenta, que es Argentino y que por edad, conoció todas las razas de merinos y consiguientemente sus olores. Lo realmente triste, es que a nuestra iglesia, no son los ateos los que más daño le ocasionan (que sería lo normal), son esta partida de pastores de salón de té, grandes almacenes, excelentes restaurantes, etc., etc. los que realmente la lastiman y desprestigian.

    Por aquello, de que entre todos la envenenaron y ella sola se murió. Siguen dormitando y callando como “puta por rastrojo”, cuando el putero (no merece ni la mayúscula del inicio) como buen socialista y desconocedor de todo humanismo real y tangible, se permite decir, tras la  trágica masacre de inocentes que sufrió su país, que la guerra establecida, no es de civilizaciones. Sabe acaso ese hijo de … lo que es una civilización. Los que ocasionaron la masacre si lo saben. Como lo sabían Gregorio II y III, Juan Damasceno y los “promotores” de Lepanto o aquellos otros que en las inmediaciones de Viena, les dieron “como para el zorro”. Claro está cuando llegan a Obispos en el tiempo que otros se ordenan Presbíteros, y sus conceptos de civilización es una mezcla folclórica de democracia políticamente correcta y total desconocimiento de que la civilización occidental existió como fruto de la religión cristiana y en origen específicamente católica. Así nos luce el pelo. A nivel personal, estoy esperando una manifa de Obispos a favor de la entrada de Turquía en la C.E.E., pues lógicamente el moderado Recept Tayyip Erdogan, es la persona idónea para llevar la paz a la vieja Europa, a la vez que aprovecha para repetir el exterminio Armenio, solamente, que en esta ocasión a través del pueblo Kurdo. Qué decir del Mohamed, casado con la de anchas espaldas que como no es racista habla de blanquitos. Para empezar su abuela le recordó que debía de ser un buen musulmán. ¿Son tan frágiles de memoria que ya se les olvidó?

     Mal que les pese a los anti – imperialistas Yankees, ellos y a pesar del marido de la de las anchas espaldas que como no es racista habla de blanquitos, siguen creyendo en una civilización occidental basada en el humanismo cristiano y no sienten el mínimo sonrojo en celebrar con la solemnidad que se merece el Día de Acción de Gracias (el cuarto jueves del mes de noviembre). Gracias a Dios, fiesta inminentemente religiosa en su origen, que no menoscaba la laicidad de ninguno de sus Estados y menos la del País, pero incluso en su más pura laicidad, si sirve como elemento de unión de la célula básica de toda sociedad que se precie, la familia. Así en USA y en el acervo popular y en su idiosincrasia tienen asumido, sin rubor alguno, su propia civilización cristiana, su identidad estatal y nacional. La Constitución, como elemento indisoluble del país y la Bandera. Letra y símbolo que desde los parvularios a la universidad con todo el respeto y consideración que ambas les merecen y les prestan.

     Sé que la envidia es un pecado capital. Pero la que me producen los EE.UU. de Norte América, creo que el Supremo, Él me lo perdone, en compensación, por el cariño y respeto que dicho País me merece.

     Sí bien es cierto: “que en toda casa cuecen “fabas” y en la mía a calderadas” ellos tienen algún que otro Obispo “Telepredicador” y posiblemente de la misma escuela que alguno de los nuestros. Experto en muchas ciencias y conocimiento de ovejas, ninguno.

     Es muy probable que este sea el “Editorial” que ponga fin al presente blog, pues considero que no cumplió en absoluto el fin para el que me sugirieron abrirlo. Mi actual entorno (ecosistema), sigue inédito, salvo en lo concerniente a mi pensamiento libremente expresado. Pensamiento sobradamente conocido. No obstante como posible último deseo manifestado a través de él: Yo quisiese para este mi país: una España laica (no atea), donde la clase de religión fuese una asignatura más, curricular, de carácter no doctrinario pero si formativo humano, desarrollada por personal capaz y capacitado. Republicana, respetuosa de la constitución que los españoles tuvieron o tengan a bien otorgarse. Con un himno nacional (con letra) y una bandera que nos una. Pero dejándose de “cutres pachangas y de otras zarandajas”, tengan raigambre entre nosotros y que en el mundo “mundial”, la identifiquen con esa España, occidental cristiana (como civilización), libre y democrática a la que yo aspiro.

                                  Capt. Willie

4 comentarios:

  1. Sentiría enormemente que pusiera fin a su blog, ya que fiel seguidora de él, siempre me ha ofrecido una interesante y veraz información de la que me agradaría seguir disfrutando.

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    1. Muchísimas gracias por la confianza depositada en mis opiniones. Créame que se hacen un tanto difíciles de administrar las emociones que suscitan algunos contactos recibidos a través del presente blog. Dejando claro, que a estas alturas de mi vida, resultan más espinosas de sobrellevar las muestras de “cariño pretérito”, que las actuales “patochadas” propias de enanos.
      Nunca creí que los esfuerzos que hice por marcarme rumbos, velocidades y en algunas ocasiones alturas acordes a mi idiosincrasia, me reportasen en el correr de los años la prolongación de hechos para mí intrascendentes e importantes para otros.
      Le reitero las gracias a Vd. Y a ellos.

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  2. Mi familia y yo esperamos que su editorial no sea uno definitivo, sino más bien un hasta pronto, ya que disfrutamos mucho de su retorica.

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    1. Una vez más doy las gracias por leerme y en cierta manera "aprobarme", pero repito, los sentimientos expresados en mi respuesta anterior. En algunos momentos me hacen dudar.

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