Si bien es cierto que, los años enseñan más, de lo que los días nunca supieron, quizás a la
enseñanza de los años deba la amargura a la que un muy querido maestro y amigo hace referencia, amargura a la que aludió
telefónica y subliminalmente a través de este blog, el “tirador de orejas” ese
que me eché. Es difícil ponerse en la vida de los demás, lo mismo que supongo
que para los otros, será difícil ponerse en la vida de uno. Lo que sí es
cierto, y es un tanto frustrante, cuando a alguien le exponen las
expectativas que en un momento dado de su vida despertó en una determinada
colectividad y comunidad, más aún,
cuando el “naufragio” o “crash” indirecto de dichas expectativas se lo achacan
de forma directa al mismo.
Con independencia de que las personas
tratemos por todos los medios e incluso inconscientemente de ser distintos a
los demás, esa similitud que nos da nuestro común origen, entorno cultural y
social, hace de nosotros, el que salvo en pequeñas peculiaridades, todos seamos
muy semejantes; aunque claro está, la semejanza no pueda asociarse a igualdad.
La inteligencia de cada uno en particular, le marca a nivel personal y de sus
relaciones con el resto del entorno, tanto animado como inanimado. En mi caso particular, el humanismo cristiano
que “mamé”, unido al natural desarrollo fruto de tal “leche” me llevó por unos
derroteros donde el rumbo, altura y velocidad muy pocas veces lo marqué yo. Incluso
cuando en mi ignorancia supina, me consideraba dueño absoluto de mis actos.
Propiedad muy dudosa, ya que desde mi infancia (como creo que el resto de las
personas) estuvo condicionada por el amor filial a mi familia, cariño a mis
amigos infantiles, afecto y/o al menos respeto a mis compañeros de las
distintas promociones de las que forme parte. Así y al irse acrecentando mi
horizonte, la dependencia fue en aumento, ya que a los sentimientos que los humanos
podían despertar en mí, se unieron conceptos mucho más amplios: entre ellos, el
de la universalidad de mis creencias religiosas y la ejemplaridad de Dios
encarnado en María, el Jesusito de mi infancia, hecho hombre.
Tomando como patrón a seguir la consigna
emanada de mi propia divisa: Mientras que
algunas personas aspiran a ser importantes y notorias. Yo desde el anonimato,
me conformo con servir a las personas por poco importantes que éstas sean. Encarrilo
mi vida procurando por todos los medios a mi alcance corregir el rumbo, para evitar abatimientos por viento (pereza)
o corrientes (acomodo). Así en cada momento de mi discurrir por ella, bien en
la “ceca” o en la “meca”, me esforcé en servir a las personas, con
independencia de su origen, color de piel o credo. Cuando Él me iluminó y me
concedió el don de mi propia familia, sin abatir ni un grado sobre la derrota marcada y sí a cambio de poder
dedicar el mayor tiempo posible a la convivencia con esa unidad familiar por mi
establecida, renuncié a los múltiples oropeles y consiguientes remuneraciones,
centrándome en esa célula básica de la sociedad y en el vivir el día a día,
juntos.
Así a estas alturas de mi vida, vivida
como, donde y con quien quise, que alguien me pregunte si aspiré a alguna prelatura, me causa auténtica risa, pues a riesgo de caer en la soberbia de la
que algunos me acusan. Contrariamente al “portugués” del chiste: Que pudo ser
ingeniero, pudo ser presbítero y pudo ser licenciado o letrado, pero no fue
nada porque falleció a los 16 años”. El que esto suscribe lo fue todo y siempre
más de lo que quiso ser, teniendo de vez en cuando que renunciar expresamente,
para no sobrepasar las cotas de altura por mí mismo establecidas.
Cuando alguien no identificado (pero si por mí
adscrito a una determinada actual parroquia) me recuerda como reflexión mía la
afirmación de no poner alternativamente
las mejillas para ser sucesivamente abofeteado, la asumo y me repito en la
respuesta: Cristo hablo de hermanos, de
primos no dijo nada. No obstante a la afirmación que precede, quienes me
conocen saben que tengo cierta propensión a caer
de primo una y otra vez, con todas y esas de mi proximidad al judaísmo.
Es
cierto que los culi – cagados,
carreristas, córvidos, múridos y príncipes
en disposición de travestirse a princesas,
se cabrean cuando se les definen sus “mañas”, especie o “locura”, pero no es menos cierto, que ellos (que son
mogollón) también me cabrean a mí y a otros imparciales fieles, que ven con
asombro su entrega, disposición de
servicio, desinterés material, humildad, olor a oveja (de frasco o pomo,
según sea agua de colonia o perfume). Lo peor, es que llevan tanto tiempo
funcionando así, que llegó un momento, que ya creyeron que lo lógico era ser
tan “normales como ellos”. No obstante
lo tienen crudo y poniéndose más. El Jefe, gasta menos que un ciego en
periódicos impresos y para arreglarles, ya empezó a distinguir el olor natural
de las ovejas, del de frasco. No se dieron cuenta, que es Argentino y que por
edad, conoció todas las razas de merinos y consiguientemente sus olores. Lo
realmente triste, es que a nuestra iglesia, no son los ateos los que más daño
le ocasionan (que sería lo normal), son esta partida de pastores de salón de té, grandes
almacenes, excelentes restaurantes, etc., etc. los que realmente la lastiman
y desprestigian.
Por aquello, de que entre todos la envenenaron
y ella sola se murió. Siguen dormitando y callando como “puta por rastrojo”,
cuando el putero (no merece ni la mayúscula del inicio) como buen socialista y desconocedor
de todo humanismo real y tangible, se permite decir, tras la trágica masacre de inocentes que sufrió su
país, que la guerra establecida, no es de civilizaciones. Sabe acaso ese hijo
de … lo que es una civilización. Los que ocasionaron la masacre si lo saben. Como
lo sabían Gregorio II y III, Juan Damasceno y los “promotores” de Lepanto o
aquellos otros que en las inmediaciones de Viena, les dieron “como para el
zorro”. Claro está cuando llegan a Obispos en el tiempo que otros se ordenan
Presbíteros, y sus conceptos de civilización es una mezcla folclórica de democracia políticamente correcta y
total desconocimiento de que la civilización occidental existió como fruto de
la religión cristiana y en origen específicamente católica. Así nos luce el
pelo. A nivel personal, estoy esperando una manifa
de Obispos a favor de la entrada de Turquía en la C.E.E., pues lógicamente el
moderado Recept Tayyip Erdogan, es la persona idónea para llevar la paz a la
vieja Europa, a la vez que aprovecha para repetir el exterminio Armenio,
solamente, que en esta ocasión a través del pueblo Kurdo. Qué decir del
Mohamed, casado con la de anchas espaldas
que como no es racista habla de blanquitos. Para empezar su abuela le
recordó que debía de ser un buen musulmán. ¿Son tan frágiles de memoria que ya
se les olvidó?
Mal que les pese a los anti –
imperialistas Yankees, ellos y a pesar del marido de la de las anchas espaldas que como no es racista habla de blanquitos,
siguen creyendo en una civilización occidental basada en el humanismo cristiano
y no sienten el mínimo sonrojo en celebrar con la solemnidad que se merece el
Día de Acción de Gracias (el cuarto jueves del mes de noviembre). Gracias a
Dios, fiesta inminentemente religiosa en su origen, que no menoscaba la
laicidad de ninguno de sus Estados y menos la del País, pero incluso en su más
pura laicidad, si sirve como elemento de unión de la célula básica de toda
sociedad que se precie, la familia. Así en USA y en el acervo popular y en su
idiosincrasia tienen asumido, sin rubor alguno, su propia civilización
cristiana, su identidad estatal y nacional. La Constitución, como elemento
indisoluble del país y la Bandera. Letra y símbolo que desde los parvularios a
la universidad con todo el respeto y consideración que ambas les merecen y les
prestan.
Sé que la envidia es un pecado capital.
Pero la que me producen los EE.UU. de Norte América, creo que el Supremo, Él me
lo perdone, en compensación, por el cariño y respeto que dicho País me merece.
Sí
bien es cierto: “que en toda casa cuecen “fabas”
y en la mía a calderadas” ellos tienen algún que otro Obispo
“Telepredicador” y posiblemente de la misma escuela que alguno de los nuestros.
Experto en muchas ciencias y conocimiento de ovejas, ninguno.
Es muy probable que este sea el
“Editorial” que ponga fin al presente blog, pues considero que no cumplió en
absoluto el fin para el que me sugirieron abrirlo. Mi actual entorno
(ecosistema), sigue inédito, salvo en lo concerniente a mi pensamiento
libremente expresado. Pensamiento sobradamente conocido. No obstante como
posible último deseo manifestado a través de él: Yo quisiese para este mi país:
una España laica (no atea), donde la clase de religión fuese una asignatura más,
curricular, de carácter no doctrinario pero si formativo humano, desarrollada
por personal capaz y capacitado. Republicana, respetuosa de la constitución que
los españoles tuvieron o tengan a bien otorgarse. Con un himno nacional (con
letra) y una bandera que nos una. Pero dejándose de “cutres pachangas y de otras
zarandajas”, tengan raigambre entre nosotros y que en el mundo “mundial”, la
identifiquen con esa España, occidental cristiana (como civilización), libre y
democrática a la que yo aspiro.
Capt. Willie
Sentiría enormemente que pusiera fin a su blog, ya que fiel seguidora de él, siempre me ha ofrecido una interesante y veraz información de la que me agradaría seguir disfrutando.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por la confianza depositada en mis opiniones. Créame que se hacen un tanto difíciles de administrar las emociones que suscitan algunos contactos recibidos a través del presente blog. Dejando claro, que a estas alturas de mi vida, resultan más espinosas de sobrellevar las muestras de “cariño pretérito”, que las actuales “patochadas” propias de enanos.
EliminarNunca creí que los esfuerzos que hice por marcarme rumbos, velocidades y en algunas ocasiones alturas acordes a mi idiosincrasia, me reportasen en el correr de los años la prolongación de hechos para mí intrascendentes e importantes para otros.
Le reitero las gracias a Vd. Y a ellos.
Mi familia y yo esperamos que su editorial no sea uno definitivo, sino más bien un hasta pronto, ya que disfrutamos mucho de su retorica.
ResponderEliminarUna vez más doy las gracias por leerme y en cierta manera "aprobarme", pero repito, los sentimientos expresados en mi respuesta anterior. En algunos momentos me hacen dudar.
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