Con todos los respetos que su buen acreditado criterio
siempre se hizo merecedor, y admitiendo la respetabilidad de la organización
por Vd. propuesta, me vi en la obligación de retirarla, ya que a nivel personal
no puedo solicitar colaboración económica ni apoyo moral, para nada que tenga
entre sus objetivos, fines muy loables a priori, pero que puedan entrar en
colisión con otros pareceres y sentires, de idéntica respetabilidad.
Para
aquellos, siempre favorables a juzgarme mal, quizás les esté dando la
oportunidad de tildarme de una más, a añadir al ya clásico Nicéo o “Judio Errante”: La de “Pro - Armamentista”.
No obstante, tanto Vd. como el resto de los treinta y dos componentes del último curso por mí impartido en el “C.Z.” pudieron
saber de mi opinión sobre las armas en general
y sobre algunas en particular. En su momento, y en múltiples ocasiones, creo
haber puntualizado, la existencia, para
mí de “armas rastreras”, incluyendo en
dicho concepto: las “químicas”, “víricas”, “minas antipersonales” y “racimos”
en cualquiera de sus formas, no excluyendo
el resto de componentes de los arsenales armamentísticos mundiales, ni
considerando selectivas las demás, ya
que su efecto destructivo no solamente
afectaban a los “uniformados regulares”. Preguntándoles a su vez ¿Son acaso los
profesionales de la milicia en las tres ramas de los ejércitos y/o cuerpos
policiales, personajes extraterrestres? ¿Cuáles eran y son las “armas asesinas”? Para el que esto
suscribe, en principio eran y son TODAS.
Tristemente
nuestro mundo, mal que nos pese, está “cimentado” y “montado” sobre principios
tan “sumamente humanos”, donde la guerra
es un elemento intrínsecamente afín a nosotros mismos, llegando a
sobreentenderlo como un “mal necesario”, sobre el cual, podríamos debatir horas, días y años… a la
maldad de la misma/s, llegamos de forma inmediata, a la justificación de
algunas, un poco más tarde, a la imperiosa demanda de otras…, y eso sin caer en
grandes subterfugios ni profundidades ético - morales. Esa es la “patética” humanidad
de la que “estamos hechos”.
Quiero
recordar que en un momento dado de nuestras vidas, cuando Vd. y otros colegas suyos
supieron “realmente” quién era el profesor de
“Acciones Combinadas”, y de donde venía, trataron por todos los medios (y
en cierta medida lo consiguieron), que el primer mes de “C.I.C”, con el
beneplácito del Sr. Director de la Escuela, dejase de ser eso, para pasar exclusivamente a ser de “A. C”. , y
lo más sorpresivo para mí, el gran interés mostrado por civiles: los oficiales
y jefes de los distintos cuerpos de policía asistentes. ¡Qué lejos se quedó
aquel concepto… ¡de C.I.C. recomienda a Sr. Capitán o a Sr. Jefe
Operativo! Y aún más lejanos, los medios de posicionamiento y comunicación
que utilizábamos. Los niños actuales tienen unos “móviles” con situaciones
reales satélite y a más abundar, “walky talky” de juguete, con más alcance y
menos interferencias que aquellos “ladrillos” por nosotros utilizados.
Vd. y
aquellos colegas que hoy me puedan leer, recordarán cual era la opinión que me
merecían, ya en tan lejanas fechas, las armas a las que aludo en el párrafo
cuarto, y eso que la difunta Lady Diana, Sadam Husein, Bashar al-Ásad y el
“Daesh”, cada uno a su modo aún no las hubiesen puesto de “moda”. Pero antes y después de ellos,
tristemente siguen causando muerte y desolación, y en concreto las “minas
antipersonales”, afectando de modo directo a la vida cotidiana de miles de
personas en todo el mundo. No siendo para nuestra tristeza, la República de
Colombia una excepción sin las dichas “rastreras armas”
Mi
posicionamiento en lo que concierne a la energía nuclear, ya en tan lejanas
fechas, como cuando tuve el gusto de conocerle a Vd. y a esos sus colegas “contertulios”
a los que por escrito y telefónicamente hace referencia, era y sigue siendo la
misma. Como arma, es tan letal como otra cualquiera, contaminante, ni más ni
menos que el resto del arsenal mundial “gordo”. Como energía para la “paz”
cotidiana, la más barata y más limpia. Le/s recuerdo que mi filosofía de vida y
actuación era y sigue siendo clara en lo concerniente a la ecología (a lo
Lindeman…) como concepto y a los ecologistas como “elementos”. Distinguiendo
siempre y en todo lugar la diferencia entre “Ecólogo” y “Ecologista”, conceptos
estos que con harta frecuencia los segundos tratan interesadamente de
confundir.
Me
ratifico en mi entera disposición de solicitar ayuda económica y/o material (en
equipos) a través de este mi blog, pero siempre y cuando sea dirigida a
organismos carácter civil y/o religioso, que tenga por único fin, la ayuda
directa a los damnificados de las minas unipersonales (sanitaria, psíquica,
prótesis o elemento alguno que les pueda facilitar la vida cotidiana).
Comprometiéndome de antemano, que independientemente de quien proceda, cualquier
dirección e-mail que escriban y que pueda comprobar su finalidad exclusiva a la
citada ayuda directa, la/s actualizaré para que no queden en el olvido.
Insisto
una vez más, todo tipo de asociación que no persiga fines ilícitos, es para mí
muy respetable, así vaya a
contracorriente de mis ideas. Pero de ahí a que colabore con ella, existe
cierta distancia.
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