lunes, mayo 22, 2017

Carta abierta a un excelente amigo - compañero y a los sobrevivientes a aquellos CRT de punteo, Rosas, Callejeros de hule, etc., etc….


          Con todos los respetos que su buen acreditado criterio siempre se hizo merecedor, y admitiendo la respetabilidad de la organización por Vd. propuesta, me vi en la obligación de retirarla, ya que a nivel personal no puedo solicitar colaboración económica ni apoyo moral, para nada que tenga entre sus objetivos, fines muy loables a priori, pero que puedan entrar en colisión con otros pareceres y sentires, de idéntica respetabilidad.

           La línea de este mi blog, es la que  es, y responde plenamente a mi forma de ser, actuar y pensar. Aunque “renegado” para algunos ignorantes “desconocedores interesados” de la realidad: soy católico apostólico y romano. No renuncio a mis orígenes y por educación – formación, lo que me une en lo cultural - social y afectivo al “mundo” judío, es algo congénito a mí. Recurriendo siempre y en todo caso a lo más hondo y profundo de mi fe, para poderme sustraer al “ojo  por ojo, diente por diente”. ¿A qué humano de a pie… no le sucede lo mismo?

          En la formación profesional común a la suya, y en mi otra (donde la filosofía, teología y lenguas semíticas ocuparon buena parte de ella), me enseñaron y aprendí, que el “pacifismo” como tal, y el anti “armamentismo” en sus distintas clases (no en medidas),  como elementos ideológicos de partida, pueden ser dignos de estudio, pero, que tras un detenido examen, surgen unas iniciales preguntas de muy difícil respuesta sin caer en el “papanatismo” al que el “buenismo” y los “desatinos argumentales” condujeron a esta vieja civilización Cristiana: ¿Cuántos y cuantas veces estarán los humanos normales (entre los que, como indico me cuento) en disposición de “poner la otra mejilla”? ¿Desde que el hombre tiene memoria, puede negar acaso, que la carrera armamentista en general, fue fuente ineluctable de desarrollo? ¿Cuántos y en cuanto estarían/mos en disposición de renunciar,  a los progresos anexos que dicha “carrera” produjo a la humanidad? Ponerse a enumerar los más obvios, nos llevarían a citar la práctica totalidad de todos los adelantos experimentados por las más variadas ciencias (Médico – quirúrgica - diagnóstica; física en general; química orgánica e inorgánica y un larguísimo etc. que cubre desde las comunicaciones terrestres a los posicionamientos geográficos. Por anecdótico y “proximidad” a nosotros mismos, podríamos empezar por el Caballo de Troya y su enseñanza a la hora de hacer frente a ciertos tipos de accidentes y acciones de salvamento.

        Para aquellos, siempre favorables a juzgarme mal, quizás les esté dando la oportunidad de tildarme de una más, a añadir al ya clásico Nicéo  o “Judio Errante”: La de “Pro - Armamentista”. No obstante, tanto Vd. como el resto de los treinta y dos componentes del  último curso por mí impartido en el “C.Z.” pudieron saber de mi opinión sobre las armas en general  y sobre algunas en particular. En su momento, y en múltiples ocasiones, creo haber puntualizado,  la existencia, para mí de  “armas rastreras”, incluyendo en dicho concepto: las “químicas”, “víricas”, “minas antipersonales” y “racimos” en cualquiera de sus formas, no excluyendo  el resto de componentes de los arsenales armamentísticos mundiales, ni considerando  selectivas las demás, ya que   su efecto destructivo no solamente afectaban a los “uniformados regulares”. Preguntándoles a su vez ¿Son acaso los profesionales de la milicia en las tres ramas de los ejércitos y/o cuerpos policiales, personajes extraterrestres? ¿Cuáles eran y  son las “armas asesinas”? Para el que esto suscribe, en principio eran y son TODAS.

      Tristemente nuestro mundo, mal que nos pese, está “cimentado” y “montado” sobre principios tan “sumamente humanos”, donde  la guerra es un elemento intrínsecamente afín a nosotros mismos, llegando a sobreentenderlo como un “mal necesario”, sobre el cual,  podríamos debatir horas, días y años… a la maldad de la misma/s, llegamos de forma inmediata, a la justificación de algunas, un poco más tarde, a la imperiosa demanda de otras…, y eso sin caer en grandes subterfugios ni profundidades ético - morales. Esa es la “patética” humanidad de la que “estamos hechos”.

        Quiero recordar que en un momento dado de nuestras vidas, cuando Vd. y otros colegas suyos supieron “realmente” quién era el profesor de  “Acciones Combinadas”, y de donde venía, trataron por todos los medios (y en cierta medida lo consiguieron), que el primer mes de “C.I.C”, con el beneplácito del Sr. Director de la Escuela, dejase de ser eso,  para pasar exclusivamente a ser de “A. C”. , y lo más sorpresivo para mí, el gran interés mostrado por civiles: los oficiales y jefes de los distintos cuerpos de policía asistentes. ¡Qué lejos se quedó aquel concepto… ¡de C.I.C. recomienda a Sr. Capitán o a Sr. Jefe Operativo! Y aún más lejanos, los medios de posicionamiento y comunicación que utilizábamos. Los niños actuales tienen unos “móviles” con situaciones reales satélite y a más abundar, “walky talky” de juguete, con más alcance y menos interferencias que aquellos “ladrillos” por nosotros utilizados.

        Vd. y aquellos colegas que hoy me puedan leer, recordarán cual era la opinión que me merecían, ya en tan lejanas fechas, las armas a las que aludo en el párrafo cuarto, y eso que  la difunta  Lady Diana, Sadam Husein, Bashar al-Ásad y el “Daesh”, cada uno a su modo aún no las hubiesen puesto de  “moda”. Pero antes y después de ellos, tristemente siguen causando muerte y desolación, y en concreto las “minas antipersonales”, afectando de modo directo a la vida cotidiana de miles de personas en todo el mundo. No siendo para nuestra tristeza, la República de Colombia una excepción sin las dichas “rastreras armas”

       Mi posicionamiento en lo que concierne a la energía nuclear, ya en tan lejanas fechas, como cuando tuve el gusto de conocerle a Vd. y a esos sus colegas “contertulios” a los que por escrito y telefónicamente hace referencia, era y sigue siendo la misma. Como arma, es tan letal como otra cualquiera, contaminante, ni más ni menos que el resto del arsenal mundial “gordo”. Como energía para la “paz” cotidiana, la más barata y más limpia.  Le/s recuerdo que mi filosofía de vida y actuación era y sigue siendo clara en lo concerniente a la ecología (a lo Lindeman…) como concepto y a los ecologistas como “elementos”. Distinguiendo siempre y en todo lugar la diferencia entre “Ecólogo” y “Ecologista”, conceptos estos que con harta frecuencia los segundos tratan interesadamente de confundir.

      En aquellas fechas en las que ejercí como formador de “Acciones Combinadas”, coincidió en el tiempo con la discusión de la disposición de “ojivas nucleares” en un país vecino al mío, y la potencialidad de ataque destructivo del mismo: afirmando entonces y reafirmando ahora, que lo mismo me da morir “apedreado”, como consecuencia de la desintegración de una cadena montañosa ubicada en el vecino país, que morir por impacto directo, de los potenciales misiles destructores de las ojivas vecinas. La diferencia, la establecía y sigo estableciendo, sí las “ojivas” están ahí, y el riesgo potencial de perecer es el mismo, yo quiero los beneficios de todo género que me pueda producir el “alquiler” del silo, y la potencialidad de defensa que a su vez me puedan dar.

      Me ratifico en mi entera disposición de solicitar ayuda económica y/o material (en equipos) a través de este mi blog, pero siempre y cuando sea dirigida a organismos carácter civil y/o religioso, que tenga por único fin, la ayuda directa a los damnificados de las minas unipersonales (sanitaria, psíquica, prótesis o elemento alguno que les pueda facilitar la vida cotidiana).

      Comprometiéndome de antemano, que independientemente de quien proceda, cualquier dirección e-mail que escriban y que pueda comprobar su finalidad exclusiva a la citada ayuda directa, la/s actualizaré para que no queden en el olvido.

      Insisto una vez más, todo tipo de asociación que no persiga fines ilícitos, es para mí muy respetable, así  vaya a contracorriente de mis ideas. Pero de ahí a que colabore con ella, existe cierta distancia.

                             Capt. Willie

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