La blasfemia:
Del latín blasphemĭa y del griego βλασφημία (blasphēmía), etimológicamente tiene un claro
significado de término: ofensivo, injurioso, contumelioso y/o de escarnio.
Con
independencia de lo que antecede, la acepción de blasfemia actualmente aceptada
en las principales lenguas (como el conjunto de formas de expresión que utiliza
para comunicarse cada nación o entidad cultural humana, sentándola como
sinónimo de idioma): “Son aquellas expresiones orales, escritas o gráficas,
que atentan contra la cualidad de divinidad”. Siendo el blasfemo/a: quien
profiere de forma oral, por escrito o gráficamente dichas expresiones.
El
sacrilegio y al sacrílego, lo juzgo en todos los casos dentro de los parámetros
que mi cultura me permite, pues considero, que el conocimiento y el deseo
expreso de cometerlo son necesarios para poderlo perpetrar.
Llegados
aquí, he de expresar mi total indignación contra toda manifestación que pueda
ofender a los creyentes de buena fe, de todo credo o religión y que a priori y
a posteriori respeten las ajenas, y no sean poseedores absolutos de la verdad y
consiguientemente no traten de imponerla.
En todo
momento y lugar, mostré mi total desacuerdo y repudio, con un hoy conocido
escritor y un periódico satírico, que creo, que de forma deliberada atentaron
contra las íntimas creencias de millones de personas. Pero ese total desacuerdo
no me lleva, ni a justificar su condena a muerte ni mucho menos a su ejecución.
Insisto, la vida humana, a mi concepto de ella, depende única y exclusivamente
de la mano del Eterno, y no existe para mí justificación, ni humana, ni divina
que permita el quitarle la vida a nadie.
No
obstante a todo lo hasta aquí manifestado, y comprendiendo, que los votos los
hay que pescar allí donde los hay, y que el Monsieur Stèphane Le Foll, como “buen”
francés y socialista comiendo de la política, necesita dicho/s votos. No
obstante creo, que en sus manifestaciones de racismo e islamofóbia, se pasó en
unos cuantos pueblos, como mínimo todos los existentes entre Mans (Sarthe) y
Paris. ¿Acaso a dicho “progresista” socialista, no le llegó la “Enciclopedia” y el concepto de
libertad ajena? ¡Cierto, es francés y socialista a la caza desesperada del voto!
A quien me
pueda responder con razonamientos lógicos, pregunto: ¿El cristianismo, en sus
distintas confesiones, acepta y da por bueno el “que ponga la otra mejilla” de
Lucas - Mateo y la consiguiente enseñanza que de ella se desprende? ¿A la hora
de juzgar a los demás “el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra”.
Para no extenderme, dejo solamente estas dos citas. Lo cual, en mi “lógica”
interpretación, me lleva a afirmar que ante la vida cotidiana, una religión que
se asienta en conceptos tan sumamente pacíficos, es una “Religión de Paz”,
teniendo que suscribir a priori que sus seguidores son a su vez “Gentes de
Paz”.
¿Cómo es
posible, que en ninguno de esos países (salvo que haya cambiado, en lo que
queda, o dejaron de Siria), que tienen por religión oficial al Islam, no
permitan el establecimiento de Iglesias Cristianas, traducción a la lengua
oficial del país de la Biblia y/o Evangelios; no se pueda llevar al cuello la
cruz o imagen simbólica de la religión católica, etc., etc.? Sin embargo,
debemos aceptar y de hecho estamos aceptando el establecimiento de mezquitas. Manifestaciones
públicas de distintas confesiones y escuelas Islámicas, que careciendo en todos
los casos en su credo, de la mínima alusión a los conceptos anteriormente
puestos en boca de los evangelistas o del mismo Jesús, nos aseveran que son una
religión de paz.
Si la
evolución del pensamiento y las consiguientes creencias son fruto de las
vivencias, se explica que mi religión, el Catolicismo, comenzase como una secta
del judaísmo, pues su historia queda reflejada en el año 5777, por el que
discurre el considerado alma mater, caminando en la era común o después de
Cristo, por el año 2017, y en el 1438 de ciertas creencias Islámicas.
Mi total
mimetismo con el “ajo”, por lo repetitivo, me lleva de nuevo a preguntar a
“mandantes” (no gobernantes) políticos y religiosos, ¿para cuándo dejan el establecer
parámetros de reciprocidad, con esa pacifica religión y sus pacíficos
seguidores, de forma tal, que a nosotros, los “infieles”, nos “toleren” con la
misma “tolerancia” que para ellos exigen? ¡Será que ellos son los elegidos y
nosotros los repudiados!
¿Dónde empieza y termina el “papanatismo”,
“buenismo”, cretinismo, “buenrollismo” y “estultismo pijo progre o peronista”?
No alcanzo a distinguirlo. Lo cierto y verdad es que me resulta inconcebible,
que una sociedad civil y civilizada, admita y pase por tener unos “dirigentes”
políticos, religiosos y económicos, como los que nos toca padecer.
En que
deparaste vieja y envejecida Europa, y con ello, tu cultura occidental
cristiana, con antigüedad de 2017 años. Afirmar que no tienes miedo, cuando
realmente te tienen “acojonada”, es una huida más hacia delante de esos
“mamarrachos” que nos manipulan en lo político y religioso.
La
situación de la Iglesia Católica actual, trae a mi memoria y hace buena, la
“mamarrachada” que un “canalla” Nuncio en un país de A.C. nos dedicó. Su
afirmación era tan falsa como él mismo, pero al fin y al cabo, nosotros dábamos
de comer… y según el muy “cabrón”, una vez alimentados, los fieles se iban a
confesiones afines cristianas.
¿Cuándo empezaremos a mostrarnos tan
condescendientes y benignos con nuestros hermanos en cultura y fe, de América
del Sur y Central? ¿Cuándo dejaremos de rechazarlos en nuestras fronteras
marítimas, terrestres y aéreas, como si de delincuentes se tratase?
Capt. Willie
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