Cualquiera de sus acepciones gramaticales es válida para mí, con especial énfasis en la tercera del “María Moliner”.
Por
segunda vez en este blog, recurro a la frase que a continuación reproduzco,
atribuida a D. Manuel Azaña, persona y personaje, al que salvo en su inicial
educación, son muchas más las cosas que nos separan ideológicamente, que
aquellas que nos puedan unir. No obstante a ello, a fuer de ser honrado conmigo
mismo, he de reconocer, que siguiendo el consejo de mi difunto padre (q.e.d),
leí y releí e incluso medité sobre su concepción de España y el pensamiento que
sobre ella trasluce en su bibliografía y frases. Frases, para mí, más de una
vez recurrentes, procurando poner a cada una de ellas en el contexto de su
“origen” y la oportunidad de las mismas.
“Vendría a
ser, sin duda, el pueblo catalán un personaje peregrinando por las rutas de la
historia en busca de un Canaán que él solo se ha prometido a sí mismo y que
nunca ha de encontrar.”
Posiblemente por haber bebido directamente de esa mezcla histórica –
mística, nunca folclórica, del concepto de religión del pueblo judío, mi
conocimiento de la historia, me lleva a interpretar la frase que encabeza este
paréntesis del presente escrito, con una inusitada profundidad. Profundidad
ésta, que no deja de sorprenderme, al observar, que personas a priori racionales,
dan muestra del mayor de los desatinos, cuando así mismos se auto engañan,
inventándose una historia que ni ellos mismos pueden “digerir”.
Ciertamente que el “nacionalismo” como tal, no deja de ser el “exclusivismo” llevado a extremos irracionales; pues si bien toda persona “normal”, en algún momento de su vida hace gala de su vena “nacionalista” (muestra evidente de ello, la proliferación de los chistes de españoles, ingleses, franceses, etc.), cuando dicho nacionalismo cae en la falsificación de los hechos tangibles (pasados, presentes e incluso futuros) y para más INRI, de “inritacion”, alguien que presume de ser Licenciado en Historia, con “una pinta física como la suya”, se permita hablar de la supremacía racial con respecto al resto de los españoles, es para desternillarse de risa. Salvo que se piense en profundidad y se le tenga que ubicar en el lugar que le corresponde como filo nazi. De su mismo estilo de pensamiento e igual pureza aria, era su camarada ideológico Joseph Goebbels. Para mear y no echar gota: qué pareja de prototipo ario, representativo respectivamente de la raza alemana y de la catalana. ¿Dónde quedó el nacionalismo y empezó el fanatismo y el racismo? Del cobarde potarro (el calamar tienen otra clase) huido, mejor no acordarse. Como lo hará la historia cuando se escriba, con una línea sobrara espacio, para decir ¡El cobarde potarro huido…!
La
perspectiva, como concepto de visión de una cosa, donde se aprecien sus partes
y componentes, su posición y situación real en el espacio, la perdieron por el
camino del “proces”. A muchos ciudadanos, entre los que me cuento, respetuosos
con todo tipo de ideas, siempre que no nos las traten de imponer por la fuerza,
nos conduce a un claro rechazo ese jodido eslogan de los “españoles nos roban”.
Los únicos ladrones que desde mi perspectiva veo, son aquellos insolidarios
individuos, que “peregrinando sobre falsas historias por ellos inventadas” nos
condujeron en otra hora, al proteccionismo de su paños y tejidos;
posteriormente al saqueo del Archivo Histórico de Salamanca; las obras
pictóricas de Sijena; al desvió de fondos públicos a fines totalmente anti –
sociales, a mayor gloria y engrandecimiento de una continua y continuada
manipulación histórica. Donde para que la fiesta no decaiga, dan un GOLPE DE
ESTADO en toda regla y se permiten hacerse las víctimas, acompañados por un
partido, que en sus ratos de euforia, con dos cojo… se permite cantar la
internacional, cuando su internacionalismo es de un “pueblerilismo”, que no
llega ni a alcanzar el provincialismo. Donde el “jefe”, con ese par… al que
hago referencia, se permite sin el menor sonrojo pedir la condonación de la
deuda malversada en juergas, tres por cientos y en “embajadas” de esa
entelequia racista, permitiéndose asimismo insinuar la solicitud de un indulto
anticipado para los golpistas.
¿Qué
decir o mejor no decir, de la trastocada tarascada de la “catalana” en Gijón? Tan
pacifistas y racistas y “buenistas” ellos, que van por la vida provocando y
cuando les responden a las provocaciones, resulta que ellos son los mártires y
los provocadores los provocados. Vamos, el mundo al revés.
Preguntar
por qué los Golpistas del 81 dieron con sus huesos donde tenían que dar, en la “trena”.
Y a estos se les trata con tanto miramiento y consideración, es propio de
“facciosos”, calificativo que cuando me lo aplican por esta o por preguntas
similares, créanme, me hacen sentirme sumamente halagado.
Sr.
Presidente del Consejo de Ministros, Secretario General de lo que queda del
PSOE and Company, Ltd., sigan bajándose los pantalones, que cuando se quieran
dar cuenta, estarán en estado de buena esperanza, y al menos podrán optar al
premio a la maternidad – paternidad todo en uno. Pues o mucho me equivoco o el
uno y el otro será lo que saquen de la “bajada” O tal vez, la patada en el
trasero que están reiteradamente pidiendo a sus votantes.
Dado lo “Azañista” que hoy me encuentro y siento, como colofón a este
inicial “desahogo”, reproduzco la siguiente, cruda y dura frase a D. Manuel
atribuida: "Una persona de mi conocimiento
asegura que es una ley de la historia de España la necesidad de bombardear
Barcelona cada cincuenta años. El sistema de Felipe V era injusto y duro, pero
sólido y cómodo. Ha valido para dos siglos."
"El
patriotismo no es un código de doctrina; el patriotismo es una disposición del
ánimo que nos impulsa, como quien cumple un deber, a sacrificarnos en aras del
bien común; pero ningún problema político tiene escrita su solución en el
código del patriotismo".
La confusión o confusionismo al que el desconocimiento conduce,
puede ser humanamente disculpable, no aquellos interesados, donde los fines
perseguidos justifican los medios utilizados o a utilizar.
Los
que tuvimos la gran suerte, de que a una relativamente temprana edad y con el
bagaje básico que se desprendía del antiguo bachiller a ciencias (el del PREU),
accedimos y recibimos una “formación académica militar”, posteriormente
complementada con la obtención de títulos universitarios en el campo de las
ciencias y de las letras (HUMANIDADES). En la distancia que marcan las
experiencias vividas, dentro de las más dispares situaciones y con
responsabilidades formativas sobre personas de distintos orígenes sociales e
incluso culturales, en algunos casos, envenenados en gran medida, por nacionalismos
a ultranza y excluyentes, te conduce a ver y distinguir perfectamente, que la
finísima línea que delimita el patriotismo como tal y la “patriotería”, cuando
a su vez se tiñe de “progresismo”, formarían al decir del gran Ludi un
“jolipendan”, muy, pero que muy próximo, al “pendón desorejado”.
Tristemente en una gran mayoría de los casos, esa fina y variable, a
conveniencia, delimitación a la que hago referencia, se mueve sin ningún
sonrojo por parte de los que dirigen y manejan el “cotarro”, pretendiendo
sentar como doctrina el patriotismo, pero como doctrina, partidaria y base de
apoyo a sus propios intereses y conveniencias, llenándoseles la boca de
conceptos para ellos totalmente vacuos: patria, honor, honra. Donde ellos
mismos se encargan de hacer un “mix”, que puede serles válido a sus torticeros
fines, pero totalmente alejado de la realidad de dichos conceptos.
En
mi caso hablar de “libros de mesita”, resultaría ridículo, ya que tendría que
hablar de “mesona”, pero con todo y ello, mi recurso al “María Moliner” y al “J.
Coromines y J. A. Pascual”, me conducen inevitablemente a las definiciones y a
la etimología de las palabras (tiene “bemoles”, me refiero a Joan Coromines i
Vigneaux). Así define la primera, al patriotismo: “m. Cualidad de patriota
o de patriótico”. Continuando con la
misma tónica, patriota: adj. y n. Se aplica al que ama a su patria. Particularmente, al
que ha realizado algún sacrificio por ella”. Siendo el patriotero:
“adj. y n. Se aplica al que exagera las
muestras exteriores de patriotismo o tiene un patriotismo ostentoso pero
superficial”. Por extensión el patrioterismo y/o patriotería, es ni
más ni menos que la actitud del patriotero.
Creo que una
vez aclarados los dos extremos anteriores, es el momento de sumergirnos en la
progresía de “vía estrecha” (métrica) con miras de internacionalismo, incluso de
canto de la “Internacional”, pero recitando estrofas sin pensar en lo que se
dice, ni el significado que encierran. De ahí, qué con la mayor de las
impudicias, adobadas ellas por la total ignorancia del concepto se permiten
hablar de País, Nación y Estado y del “Sursum corda”, en traducción libre para
ellos. Donde nuestro corazón lo tenemos que levantar no hacia Dios, sinó en
función de esa su patriotería, inmenso “buenismo” y más grande “papanatismo”,
si éste cabe. Entiendo y comprendo que esa partida de indeseables: actuales
lomo de León, nunca rabo, aspiren a ser cabeza de ratón, siendo ellos las
cabezas, donde en base a ese patrioterismo totalmente patriotero, puedan hacer
y deshacer, convirtiendo la democracia de tipo occidental, en algo a imagen y
semejanza de la orgánica, en la cual, ellos sustrayendo la opinión del pueblo,
le den a él (al pueblo) lo mejor que ellos consideren. Gramaticalmente a quien
así actúa, se le define como DICTADOR.
Los “nacionalismos
históricos” de nuestro país, son en ambos casos, fruto de la más innoble
aspiración de sustraerse a la solidaridad con los demás, a costa de vivir, a
poder ser, de ellos, esos demás, sub ciudadanos a los que denominan como
“maquetos” o ”charnegos”. Encubriendo dicha insolidaridad en hechos
diferenciales, que posiblemente a finales del siglo diecinueve sonasen muy mal,
pero que en estos inicios del veintiuno, suenan horribles: ya que tras la
posible determinación de la cadena del ADN, vemos que los hechos diferenciales
entre los distintos humanos, Sí es que existen, son imperceptibles y que
nuestra proximidad al cerdo, ese noble animal, del qué a mí me van hasta sus
andares, es mínima. ¿Qué opinaran de esta última afirmación los expertos en
razas y diferencias raciales, Oriol Junqueras y el hoy amortizado Ibarretxe?
Cuando
personas de tan dispares pensares y sentires, al día de hoy le dan y damos el
Don a D. Manuel Azaña, tengo que entender que es por algo, y ese algo, es que
su pensamiento y sentir a España y a los españoles sigue intacto y con una
frescura total, de hoy mismo. Que nos traten de solucionar los problemas por
ellos mismos creados, en base a la patriotería del cobarde e irresponsable
fugado, o de los otros, que están en disposición de “vender sus profundas
convicciones” por un plato de lentejas y no hacer frente a los delitos
cometidos, es el colmo de la patriotería, pero no la solución política a sus
arcaicos conceptos del mundo y del moderno concepto de nación, país o estado.
Lo peor del
caso, es que el nacionalismo en cualquiera de sus formas, es contagioso por vía
oral y cuando se desarrolla, afecta terriblemente al cerebro. Así los
contagiados pasan a pensar como los focos del contagio, e idea que conciben,
idea que cagan.
Si dura era
la frase final del “desahogo” precedente, de nuevo recurro a D. Manuel y ahí
les dejo esta, él no hace referencia a los columnistas y demás “entintadores de
papel”, yo los incluiría. "No
me importa que un político no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de
lo que habla".
“Os permito,
tolero, admito, que no os importe la República, pero no que no os importe
España. El sentido de la Patria no es un mito”.
España como nación y concepto de ella, asentada en los avatares,
por mí muy conocidos, la de las garrafales expulsiones y persecuciones de
índole religioso o conceptual del mundo, azules o rojos, me llevan a ver el
gran trasfondo que encierra la frase de D. Manuel Azaña, que encabeza el
presente “desahogo”.
Republicano a ultranza, español por principio, internacionalista sin
“internacional”, comparto íntimamente y en su totalidad, la frase de D. Manuel.
Entendiendo en mi caso, que la jefatura del Estado en toda monarquía, aunque
sea vitalicia y por derecho hereditario, mientras se mantenga dentro del plano
constitucional que los españoles de todo signo y condición nos concedimos en
difíciles momentos de nuestra historia reciente, se me hace un mal menor; considerando
llegado el caso intranscendente, la forma de la Jefatura del Estado. La Patria
no es potestad de un Monarca o de un Presidente de la República: Es el conjunto
de relaciones afectivas, derechos y obligaciones que de ella emanan. Teniendo
como ciudadano, no súbdito, los mismos derechos y obligaciones recíprocos hacia
ella, esa Patria. Extremos estos últimos, a los que por claras observaciones y
manifestaciones, más de los que en principio pudiese parecer, o no son
conscientes de ellos o están en la concepción del “mito” sin Patria.
Por
ser sin lugar a duda el País – Estado más antiguo de los contemporáneos, y
dados los múltiples avatares que esa su propia antigüedad e idiosincrasia de
sus gentes nos hizo vivir, somos aunque a algunos indocumentados les cueste reconocerlo, paradigma que otras naciones siguieron. Así tengamos un
Presidente del Consejo de Ministros, que por no citarlo el “Marca”, ignora que
el primer Parlamento y el concepto de real (de realidad) que ello encierra, no
fue el Inglés, como el aseveró en su reciente visita al U.K., extremo que por
seguir sin figurar en el “Marca”, cuando corrigió, lo hizo para confundir el
Reino de León, con León. Claro está, en el ya citado diario deportivo, no figuró
nunca mapa alguno de tal reino. Si a este hecho unimos la alergia que le causan
las Cortes Españolas, como sinónimo de Parlamento, se explica que al rectificar
lo embrollase más.
Si
tanta tarascada dialéctica como se escucha a nuestra clase política y esa que
dice ser periodista o columnistas, fuese precedida del más elemental sentido de
la responsabilidad con la Patria, posiblemente esas alegrías nacionalistas no
se produjesen. Fomentadas en todos los casos en base al falseamiento histórico y
a subvertir el orden constitucional, permitiendo la edición de panfletos donde
al margen de falsear descaradamente la historia, persiguen punitivamente
nuestro rico idioma. Patrimonio de una civilización que mal que les pese a los
que consideran la Patria como un “mito”, dio vida a gran número de naciones,
posiblemente pobres, pero dignas y a las cuales en ese “mito” al que algunos de
nuestros políticos llevaron el concepto de Patria, nos hace vivir de espaldas a
ellas y a sus ciudadanos. Quizás sea que el que esto escribe, no distingue en
absoluto la diferencia existente entre un peninsular, insular o cualquiera de
los pobladores de esas hermanas asentadas en América Central, del Sur o islas
caribeñas.
Lo
malo o peor, es que esa falta de sentido de Patria y sustitución por el
concepto de “mito”, lleva a algunos a tratar de encontrar la cuadratura del
círculo, pretendiendo circunvalar la buena, mala o regular Constitución que
tenemos, pero la que nos concedió el más largo periodo de nuestra historia de
paz y progreso, buscando en esa su total ignorancia y pobreza, llevarnos a un
reino de taifas donde la solidaridad a la que tanto invocan, hace “mutis por el
foro”
Para
cerrar este compendio de desafueros, vuelvo a lo “trillado”, a D. Manuel: “Si los españoles hablásemos sólo de lo que sabemos, se
generaría un inmenso silencio, que podríamos aprovechar para el estudio”.
Capt. Willie
NOTA ACLARATORIA: Posiblemente el lapsus del Sr. Rajoy, fue por confusión de "La Cultural Leonesa", con el Parlamento del Reino de León. Dicho equipo de futbol si aparece en "El Marca".
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