Una vez más el inexorable
transcurso del tiempo físico, nos condujo del Rosh
Hashaná o la cabeza del año, al gran día del Perdón o Yon Kippur. La reflexión y el consiguiente arrepentimiento de
nuestro ser, estar y comportarnos, debe de guiarnos a la paz que infunde la
creencia de la esencia emanada Dios, en su encuentro con nosotros.
Por esa dualidad a la que no me puedo
sustraer, solamente desearos que me perdonéis de corazón y cabeza todos mis
males, al igual que yo me propuse hacer un borrón y esforzarme en no abrir una nueva
cuenta.
aleijem shalom hermano de nosotros, mucho os quieren a vosotros tus hermanitas y los restos del nuestras familias y de vosotros.
ResponderEliminarB. and F.