No cabe otra conjetura, para poderse sentir perplejo
(del lat. perplexus), se hace necesario imponerse de un mínimo de
raciocinio, que al menos, lleve confusión o duda a nuestras creencias y/o
convicciones. Lo malo, o aún peor, es cuando nuestra única intuición, convicción
y/o interés nos impide la perplejidad ante efemérides debidamente contrastadas
por medios, hoy aceptados como científicos. Hecho este, que por sí mismo,
desvirtúa todo lo realmente verificado, conduciendo a las más voluntariosas y variopintas
aseveraciones, aunque éstas carezcan del mínimo rigor científico exigido
De la “verdad líquida”, al “irrealismo humo”, la distancia que les separa es prácticamente inexistente, ya que la cohesión molecular de la primera con respecto al segundo, permite en ambos casos, la adaptación a la forma o formas del recipiente que los contenga. El papel como elemento soporte, aguanta lo que se le ponga como elemento soportado. ¿Qué decir de las pantallas de los computadores? En síntesis, cuando se parte de escasos datos contrastados, no representativos por la cortedad del espacio temporal entre la fecha de inicio cuantitativo y la utilización como elemento de partida al desarrollar una hipótesis de trabajo, se hace necesario “cubrir el vacío real” en base a simulaciones. Así, los datos obtenidos por tales métodos, lo más lógico es que sean proporcionales a las propias carencias de partida. Dando como resultado una nula fiabilidad de los parámetros cuantificados y espacio temporal o periodo a extrapolar. Hecho por sí que justifica esos continuos errores sobre predicciones catastrofistas de subidas del nivel del mar, deshielos, presencia de insectos tropicales y “barrabasadas” afines.
Cuando de las evoluciones –
involuciones del Planeta Azul que nos da cobijo hablamos, los no “ecologistas”,
nos vemos obligados a la utilización de unos términos que son avalados por el contraste
de leyes físicas, biológico - morfológicas, y por el continuo y sistemático cotejado de los hechos
y rastros tangibles, acumulativos a través del tiempo, cuantificados en miles y
millones de años. De ahí que en todos los casos recurramos a las Eras
Geológicas, a la propia geología, la paleontología y la biología, formando un
trinomio de muy difícil delimitación,
por el solapamiento impuesto a causa de los condicionantes físicos que en cada ocasión
y momento se presentan.
Dentro de la “perplejidad”,
que en mi caso me conduce al desconocimiento más supino, de la mínima
aproximación a lo que en el pasado siglo XX d.C. llegué a conocer como
“Ciencia”. Ahora en el XXI de la misma era, trastocado por los postulados de la
“Greta sin garbo”, acólitos con su misma sólida formación humana y científica,
aderezada por los Al Gore de turno y “científicos de reconocido prestigio al
actual uso”, me encuentro totalmente perdido. Resulta: que muy probablemente
fui engañado y la especie humana no hizo su aparición sobre el Planeta Azul,
hace más o menos, dos millones de años. Siendo asímismo probable que sufriese
otro engaño “más gordo”, pues confiado de mí, siempre creí que era cierto, que el
hoy Planeta Azul al que me refiero y habito, ronda los cuatro mil quinientos
millones de años. En esta mi manifiesta ignorancia, ya no sé si dichos años son
lunares, solares, “gretares” o jetares, de cara dura, vamos, de hormigón
armado.
Continuando por los
derroteros marcados por esa mi ignorancia, lógico fruto de haber sido engañado,
vulgo como un “chino”, resulta que dentro de esa barbaridad de años, los
aproximados seiscientos de violenta actividad geológica sedimentaria, los debo
de poner en duda y seguir los postulados “gretiles” o “jetiles” al respecto.
Pues indudablemente los dieciséis o diecinueve (según quien me engañase)
cambios climáticos que precedieron a mis ancestros, no se produjeron, pues al
no existir ellos, esos, mis abuelos lejanos. ¿Quién coño tenía poder
antropogénico para “joder la marrana” y generar tales volúmenes de CO2
como parece ser se produjeron?
Claro está, el suscritor del
presente perdió un tiempo precioso de su vida estudiando “chorradas”, siguiendo
los postulados de los “chorras” que le precedieron y las desarrollaron. De ahí
que en un dado momento, teniendo una asignatura reglada denominada Astronomía,
estudiase en profundidad entre otros, esos para algunos desconocidos
movimientos terráqueos, a los que someramente hice referencia, sugiriendo la
posibilidad de que puedan tener más influencia en el cambio climático, que el
interesado y reiterado interés por algunos mostrado, en achacarlo directamente a
los “pedos”, excluidos claro están los de la “Greta sin garbo”, los “políticos sandia”
y demás parásitos a ellos afines. En el
escrito al que conduce el presente link hago una somera alusión a esos
“extraños movimientos” que algunos le adjudicamos al Planeta Azul. Por el
momento, esperemos y deseemos que los “gretares” y “jetares”, no consigan
joderlo de verdad:
Cierto que
cuando osé publicar el escrito al que él nos conduce, no estaba tan mentalizado
como estoy hoy, de que los “gretares”, “jetares” y afines, dado su número
tienen razón, consiguiendo no solo dicha razón, si no el vivir del cuento y
acosta de ella. Sin sonrojo alguno, dicen lo uno y lo contrario, todo a la vez
y lógicamente de “paganini” hace siempre el mismo, el equivocado, engañado y
escarnecido, que haciendo caso al Informe Técnico, por esos mismos “jetas”
encargado y publicado, por y con cargo al “comunitario medio”, nos indica que nos
engañan cada vez que hablan o escriben (los que saben hacer ambas cosas), pero
que no solamente a mí me pillaron de “chino”. Una vez más me veo en la
necesidad de recurrir al ecológico combustible conocido como “Gas Natural”, tan
fósil como el petróleo y según los que nos engañan y nos siguen engañando. La realidad
nos demuestra que CONTAMINA MÁS QUE LOS
DERIVADOS del petróleo, incluido el “nefasto” gas-oil.
A pesar de
haber reproducido el correspondiente link en anteriores publicaciones, dadas
las dudas que engañados de buena fe (que haberlos hailos) me plantean, a riesgo
de hacer excesivamente largo el presente, al margen de facilitar el link que
conduce directamente al informe, reproduzco aquellas partes del mismo que
ratifican una vez más la propia mentira en la que están instalados los “gretas”,
los “jetas” y afines.
Bajo el titulo “¿Reducen las emisiones los camiones a gas?”, la TE Transport
Enviroment (© 2019 European Federation for Transport and
Environment AISBL
Editeur responsable: William Todts,
Executive Director)
y facilitando para más información ante posibles dudas la persona que puede dar
respuestas claras y concretas, con sus respectivas direcciones e-mail y telefónica:
Stef Cornelis; Responsable de camiones
limpios; Transport & Environment; Stef.cornelis@transportenvironment.org;
Tel: +32(0)484 277 191.
Algunos
fabricantes de camiones afirman que los camiones a gas ofrecen una mejora de la
calidad del aire y beneficios en lo referente a las emisiones de gases de
efecto invernadero en comparación con los vehículos diésel. TNO, una
organización de investigación independiente, ha realizado pruebas en carretera
encargadas por el gobierno holandés para comparar las emisiones de los camiones
diésel y los camiones a gas natural licuado (GNL).
Los datos en
carretera muestran que muchas de las afirmaciones de los fabricantes de camiones
son falsas.
NOx: Seis camiones diésel Euro VI fabricados en 2013
fueron probados y comparados con tres camiones a GNL Euro VI fabricados en
2017/8. En conducción urbana, los camiones a GNL emiten entre 2 y 3,5 veces más
NOx en comparación con el camión diésel con el menor resultado de emisión en
las pruebas.
Partículas: Los fabricantes de camiones declaran que al utilizar GNL, “la
emisión de partículas se ve prácticamente eliminada”, o reducida en un 95% con
respecto al diésel.ii iii iv
Amigos lectores, lo que antecede es el
resumen, por sí un tanto concluyente, pero si estas mismas conclusiones las
extrapolamos a otros motores propulsores,
veremos que las tomaduras de pelo, nos conducen directamente a quedarnos todos
calvos y “desperrados” (sin dinero), por las alegrías a costa nuestra que se
pegan y nosotros pagamos los “gretas”, “jetas” y afines.
Para no cansarles en un próximo futuro
seguiré mostrándoles los sucesivos engaños a los que me sometieron, tanto en mi
formación técnico científica como humana, quedando y guardando para mí como única
verdad inamovible, mi capacidad de comunicarme con ciertos animales salvajes,
aunque dichos animales pertenezcan a países con idiomas tan poco afines al mío
como es el sueco.
En la conducción
combinada (urbana, regional y en autopista) los camiones de GNL emiten entre 2
y 5 veces más NOx que el camión diésel con el menor resultado de emisión. Si se
utiliza biometano (en lugar de gas fósil), no se reducen las emisiones de NOx
dado que las características de combustible del biometano y del gas fósil son
aproximadamente las mismas.
Los informes de TNO muestran
que estas afirmaciones no son correctas y que los camiones a gas todavía emiten
un número significativo de partículas.
Emisiones de gases de efecto
invernadero: En lo referido a las
emisiones del tubo de escape, los camiones a GNL con motor de encendido por
chispa registran emisiones entre un 3% y un 5% inferiores a las del camión
diésel con el menor resultado de emisión en las pruebas. El camión a GNL de
Volvo con inyección directa de alta presión (HPDI) registra un 14% menos de
emisiones del tanque a la rueda en comparación con el camión diésel con el menor resultado de emisión
de GEI en las pruebas. Sin embargo, las emisiones del pozo al tanque de la
producción y el transporte de gas son, de media, un 26% más altas en la UE en comparación
con el diésel fósil.v Cuando se considera el ciclo completo de emisiones, los camiones
a GNL de encendido por chispa resultan peores para el clima que los camiones diésel
con los menores resultados de emisión en las pruebas, mientras que los camiones
a gas de inyección directa de
alta presión (HPDI) climático no suponen prácticamente ninguna mejora.
Políticas fiscales y de
investigación: Se ha empleado una cantidad
considerablemente mayor de fondos de investigación en camiones a gas (hasta 17
millones de euros) de la UE que en camiones eléctricos y tecnología de baterías
(hasta 12 millones de euros).
Políticas
fiscales y de investigación: Se ha empleado
una cantidad considerablemente mayor de fondos de investigación en camiones a
gas (hasta 17 millones de euros) de la UE que en camiones eléctricos y
tecnología de baterías (hasta 12 millones de euros).
Italia concede
una reducción fiscal del 99,5% al gas en comparación con el diésel, con una pérdida
de 675 millones de euros en ingresos fiscales cada año. Los recortes fiscales
no son tan importantes en otros Estados miembros, pero las pérdidas de ingresos
anuales siguen siendo de 143 millones de euros en España, 62 millones de euros
en Alemania y 50 millones de euros en
Francia.
Europa necesita
utilizar la revisión de la Directiva sobre infraestructura para los
combustibles alternativos, la reforma de la Directiva sobre la imposición de la
energía y su nuevo programa de investigación, Horizonte Europa, para ayudar a
la descarbonización del sector del transporte en camión. En particular, la
inversión debe apoyar tecnologías de emisiones cero del tubo de escape, como el
uso de baterías eléctricas, catenarias e hidrógeno. Habrá que aumentar los
niveles de impuestos sobre el gas utilizado en el transporte. En general, la prueba
de que el uso del gas en el transporte no justifica un mayor gasto o apoyo
público es evidente, lo que requiere un cambio importante en la elaboración de
medidas.”
Capt. Willie
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