miércoles, enero 15, 2020

“La perplejidad es el comienzo del conocimiento.”

Frase del poeta, ensayista, pensador libanés y maronita practicante, Gibran Kahlil Gibran جبران خليل جبران بن ميخائل بن سعد.

     No cabe otra conjetura, para poderse sentir perplejo (del lat. perplexus), se hace necesario imponerse de un mínimo de raciocinio, que al menos, lleve confusión o duda a nuestras creencias y/o convicciones. Lo malo, o aún peor, es cuando nuestra única intuición, convicción y/o interés nos impide la perplejidad ante efemérides debidamente contrastadas por medios, hoy aceptados como científicos. Hecho este, que por sí mismo, desvirtúa todo lo realmente verificado, conduciendo  a las más voluntariosas y variopintas aseveraciones, aunque éstas carezcan del mínimo rigor científico exigido

     De la “verdad líquida”, al “irrealismo humo”, la distancia que les separa es prácticamente inexistente, ya que la cohesión molecular de la primera con respecto al segundo, permite en ambos casos, la adaptación a la forma o formas del recipiente que los contenga. El papel como elemento soporte, aguanta lo que se le ponga como elemento soportado. ¿Qué decir de las pantallas de los computadores? En síntesis, cuando se parte de escasos datos contrastados, no representativos por la cortedad del espacio temporal entre la fecha de inicio cuantitativo y la utilización como elemento de partida al desarrollar una hipótesis de trabajo, se hace necesario “cubrir el vacío real” en base a simulaciones. Así, los datos obtenidos por tales métodos, lo más lógico es que sean proporcionales a las propias carencias de partida. Dando como resultado una nula fiabilidad de los parámetros cuantificados y espacio temporal o periodo a extrapolar. Hecho por sí que justifica esos continuos errores sobre predicciones catastrofistas de subidas del nivel del mar, deshielos, presencia de insectos tropicales y “barrabasadas” afines.

     Cuando de las evoluciones – involuciones del Planeta Azul que nos da cobijo hablamos, los no “ecologistas”, nos vemos obligados a la utilización de unos términos que son avalados por el contraste de leyes físicas, biológico - morfológicas, y por el  continuo y sistemático cotejado de los hechos y rastros tangibles, acumulativos a través del tiempo, cuantificados en miles y millones de años. De ahí que en todos los casos recurramos a las Eras Geológicas, a la propia geología, la paleontología y la biología, formando un trinomio de muy difícil  delimitación, por el solapamiento impuesto a causa de los condicionantes físicos que en cada ocasión y momento se presentan.   

    Dentro de la “perplejidad”, que en mi caso me conduce al desconocimiento más supino, de la mínima aproximación a lo que en el pasado siglo XX d.C. llegué a conocer como “Ciencia”. Ahora en el XXI de la misma era, trastocado por los postulados de la “Greta sin garbo”, acólitos con su misma sólida formación humana y científica, aderezada por los Al Gore de turno y “científicos de reconocido prestigio al actual uso”, me encuentro totalmente perdido. Resulta: que muy probablemente fui engañado y la especie humana no hizo su aparición sobre el Planeta Azul, hace más o menos, dos millones de años. Siendo asímismo probable que sufriese otro engaño “más gordo”, pues confiado de mí, siempre creí que era cierto, que el hoy Planeta Azul al que me refiero y habito, ronda los cuatro mil quinientos millones de años. En esta mi manifiesta ignorancia, ya no sé si dichos años son lunares, solares, “gretares” o jetares, de cara dura, vamos, de hormigón armado.

   Continuando por los derroteros marcados por esa mi ignorancia, lógico fruto de haber sido engañado, vulgo como un “chino”, resulta que dentro de esa barbaridad de años, los aproximados seiscientos de violenta actividad geológica sedimentaria, los debo de poner en duda y seguir los postulados “gretiles” o “jetiles” al respecto. Pues indudablemente los dieciséis o diecinueve (según quien me engañase) cambios climáticos que precedieron a mis ancestros, no se produjeron, pues al no existir ellos, esos, mis abuelos lejanos. ¿Quién coño tenía poder antropogénico para “joder la marrana” y generar tales volúmenes de CO2 como parece ser se produjeron?

    Claro está, el suscritor del presente perdió un tiempo precioso de su vida estudiando “chorradas”, siguiendo los postulados de los “chorras” que le precedieron y las desarrollaron. De ahí que en un dado momento, teniendo una asignatura reglada denominada Astronomía, estudiase en profundidad entre otros, esos para algunos desconocidos movimientos terráqueos, a los que someramente hice referencia, sugiriendo la posibilidad de que puedan tener más influencia en el cambio climático, que el interesado y reiterado interés por algunos mostrado, en achacarlo directamente a los “pedos”, excluidos claro están los de la “Greta sin garbo”, los “políticos sandia” y demás parásitos a ellos afines.  En el escrito al que conduce el presente link hago una somera alusión a esos “extraños movimientos” que algunos le adjudicamos al Planeta Azul. Por el momento, esperemos y deseemos que los “gretares” y “jetares”, no consigan joderlo de verdad:


    Cierto que cuando osé publicar el escrito al que él nos conduce, no estaba tan mentalizado como estoy hoy, de que los “gretares”, “jetares” y afines, dado su número tienen razón, consiguiendo no solo dicha razón, si no el vivir del cuento y acosta de ella. Sin sonrojo alguno, dicen lo uno y lo contrario, todo a la vez y lógicamente de “paganini” hace siempre el mismo, el equivocado, engañado y escarnecido, que haciendo caso al Informe Técnico, por esos mismos “jetas” encargado y publicado, por y con cargo al “comunitario medio”, nos indica que nos engañan cada vez que hablan o escriben (los que saben hacer ambas cosas), pero que no solamente a mí me pillaron de “chino”. Una vez más me veo en la necesidad de recurrir al ecológico combustible conocido como “Gas Natural”, tan fósil como el petróleo y según los que nos engañan y nos siguen engañando. La realidad nos demuestra que CONTAMINA MÁS QUE LOS DERIVADOS del petróleo, incluido el “nefasto” gas-oil.

    A pesar de haber reproducido el correspondiente link en anteriores publicaciones, dadas las dudas que engañados de buena fe (que haberlos hailos) me plantean, a riesgo de hacer excesivamente largo el presente, al margen de facilitar el link que conduce directamente al informe, reproduzco aquellas partes del mismo que ratifican una vez más la propia mentira en la que están instalados los “gretas”, los “jetas” y afines.
 
    Bajo el titulo “¿Reducen las emisiones los camiones a gas?”, la TE Transport Enviroment (© 2019 European Federation for Transport and Environment AISBL
Editeur responsable: William Todts, Executive Director) y facilitando para más información ante posibles dudas la persona que puede dar respuestas claras y concretas, con sus respectivas direcciones e-mail y telefónica: Stef Cornelis; Responsable de camiones limpios; Transport & Environment; Stef.cornelis@transportenvironment.org; Tel: +32(0)484 277 191.

 3Resumen
Algunos fabricantes de camiones afirman que los camiones a gas ofrecen una mejora de la calidad del aire y beneficios en lo referente a las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los vehículos diésel. TNO, una organización de investigación independiente, ha realizado pruebas en carretera encargadas por el gobierno holandés para comparar las emisiones de los camiones diésel y los camiones a gas natural licuado (GNL).
Los datos en carretera muestran que muchas de las afirmaciones de los fabricantes de camiones son falsas.
 

NOx: Seis camiones diésel Euro VI fabricados en 2013 fueron probados y comparados con tres camiones a GNL Euro VI fabricados en 2017/8. En conducción urbana, los camiones a GNL emiten entre 2 y 3,5 veces más NOx en comparación con el camión diésel con el menor resultado de emisión en las pruebas.
En la conducción combinada (urbana, regional y en autopista) los camiones de GNL emiten entre 2 y 5 veces más NOx que el camión diésel con el menor resultado de emisión. Si se utiliza biometano (en lugar de gas fósil), no se reducen las emisiones de NOx dado que las características de combustible del biometano y del gas fósil son aproximadamente las mismas.
 
 
 Partículas: Los fabricantes de camiones declaran que al utilizar GNL, “la emisión de partículas se ve prácticamente eliminada”, o reducida en un 95% con respecto al diésel.ii iii iv
Los informes de TNO muestran que estas afirmaciones no son correctas y que los camiones a gas todavía emiten un número significativo de partículas.
Emisiones de gases de efecto invernadero: En lo referido a las emisiones del tubo de escape, los camiones a GNL con motor de encendido por chispa registran emisiones entre un 3% y un 5% inferiores a las del camión diésel con el menor resultado de emisión en las pruebas. El camión a GNL de Volvo con inyección directa de alta presión (HPDI) registra un 14% menos de emisiones del tanque a la rueda en comparación con el camión diésel con el menor resultado de emisión de GEI en las pruebas. Sin embargo, las emisiones del pozo al tanque de la producción y el transporte de gas son, de media, un 26% más altas en la UE en comparación con el diésel fósil.v Cuando se considera el ciclo completo de emisiones, los camiones a GNL de encendido por chispa resultan peores para el clima que los camiones diésel con los menores resultados de emisión en las pruebas, mientras que los camiones a gas de inyección directa de alta presión (HPDI) climático no suponen prácticamente ninguna mejora.
Políticas fiscales y de investigación: Se ha empleado una cantidad considerablemente mayor de fondos de investigación en camiones a gas (hasta 17 millones de euros) de la UE que en camiones eléctricos y tecnología de baterías (hasta 12 millones de euros).
Políticas fiscales y de investigación: Se ha empleado una cantidad considerablemente mayor de fondos de investigación en camiones a gas (hasta 17 millones de euros) de la UE que en camiones eléctricos y tecnología de baterías (hasta 12 millones de euros).
Italia concede una reducción fiscal del 99,5% al gas en comparación con el diésel, con una pérdida de 675 millones de euros en ingresos fiscales cada año. Los recortes fiscales no son tan importantes en otros Estados miembros, pero las pérdidas de ingresos anuales siguen siendo de 143 millones de euros en España, 62 millones de euros en Alemania y 50 millones de euros en Francia.
Europa necesita utilizar la revisión de la Directiva sobre infraestructura para los combustibles alternativos, la reforma de la Directiva sobre la imposición de la energía y su nuevo programa de investigación, Horizonte Europa, para ayudar a la descarbonización del sector del transporte en camión. En particular, la inversión debe apoyar tecnologías de emisiones cero del tubo de escape, como el uso de baterías eléctricas, catenarias e hidrógeno. Habrá que aumentar los niveles de impuestos sobre el gas utilizado en el transporte. En general, la prueba de que el uso del gas en el transporte no justifica un mayor gasto o apoyo público es evidente, lo que requiere un cambio importante en la elaboración de medidas.”
 
     Amigos lectores, lo que antecede es el resumen, por sí un tanto concluyente, pero si estas mismas conclusiones las extrapolamos a otros motores propulsores, veremos que las tomaduras de pelo, nos conducen directamente a quedarnos todos calvos y “desperrados” (sin dinero), por las alegrías a costa nuestra que se pegan y nosotros pagamos los “gretas”, “jetas” y afines.
 
     Para no cansarles en un próximo futuro seguiré mostrándoles los sucesivos engaños a los que me sometieron, tanto en mi formación técnico científica como humana, quedando y guardando para mí como única verdad inamovible, mi capacidad de comunicarme con ciertos animales salvajes, aunque dichos animales pertenezcan a países con idiomas tan poco afines al mío como es el sueco.
 
                            Capt. Willie

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