viernes, noviembre 11, 2016

¿Qué nos jugamos…? ¿Y con cuanto “estulto – pijo – progre”…?


    De muy antiguo sé que la estulticia es contagiosa como la gripe, y que su capacidad de dispersión – contagio es proporcional a las ganas de figurar, en lo que sea, que el “estulto – pijo – progre” (de ahora en adelante, por las siglas “E.P.P.) de turno tenga. Mr. Donald Trump, que, estultos aparte, de majadero tiene muy poco, les sirvió en bandeja la oportunidad de aparecer dando opiniones, de lo más disparatado y cuanto mayor sea el dislate mejor queda, dentro del desatino argumental en el que se encaje, o lo traten de encajar. Ninguno de esos “E.P.P. a los que me refiero, se planteó el cómo sin el clásico “pelotazo” a la española: “convolutoG. Brunner” a lo PSOE; “Barcenada” a lo PP; “Palaulada” a lo CiU – CDC, etc. ¿Cómo “coño” se pudo hacer mega rico? La de ¡robando!, como tarascada dialéctica, propia de “E.P.P. puede que quede y suene muy “fina” y acorde entre ellos, fuera de ese su entorno, suena a lo que suena a “gilipollez – pijo progre”.

jueves, noviembre 10, 2016

¿Qué nos jugamos…?


    La sociedad conformada por el mundo Occidental Cristiano lleva recibiendo y resistiendo periódicos y cíclicos embates desde hace dos mil dieciséis años, y mal que les pese a algunos, en base a la mitología, la historia, la divagación y por qué no, la heterodoxia, evolucionó hasta llegar a alcanzar el grado de libertad colectiva e individual del que hoy, inconscientemente, hacemos uso como algo natural y con circunstancial a nosotros mismos. Conceptos tan frecuentemente utilizados, traídos y llevados como: intolerancia; libertad de conciencia; dogma; son palabras, que de acuerdo a quien las utiliza y como las utiliza, independientemente de su etimología, tienen uno u otro significado, y siempre son utilizadas desde algún punto ideológico, sea este político, religioso o económico.

    El que esto suscribe, no puede ni pretende negar su origen cultural – religioso dentro del más ortodoxo  judeo – cristianismo, siéndome por tanto familiar el mundo hebraico con sus usos – costumbres – rituales, y el católico con los de él. Por formación y de los dos ámbitos profesionales en los que en dados momentos me moví, unido a la proximidad geográfica, cultural y lingüística en las que en cierta medida estuve inmerso, surgió lógicamente, mi afinidad a las iglesias católicas orientales, a su implícito concepto de religión - nación y consiguientemente, mi comunión de ideas con las comunidades que las conformaban en distintas partes del mundo. Sintiéndome totalmente identificado por lazos de fe y amistad con la maronita, caldea y siria, y en menor medida con la copta, teniendo una especial “debilidad” de índole sentimental, por la sufrida iglesia armenia. Este hecho sociológico, puede que sea el vínculo vehicular, que sin caer en “patrioterismos”, más haya influido en mis conceptos de patria – nación – estado. Bandera e himno, como representación de trazabilidad  de esa patria – nación – estado y por consiguiente, la tierra como elemento físico que acoge a las personas, que unidas por esos mismos sentimientos compartimos un destino común.

martes, noviembre 08, 2016

¿A qué jugamos…?


   Sí a toda ésta “garrulada”, le añadimos la correspondiente dosis de “cretinismo”, “papanatismo”, “culi – cagadismo”, “buenismo” y “corrección política correspondiente”; obtenemos lo que tenemos y sembramos gracias al “buen musulmán”, “al ama de casa, cartofelera o patatera” y a la “bola de ojetes” ya mencionados de los que se acompañan. Pues es muy fácil teorizar sobre sus predecesores en el cargo, pero joder… con el “buen musulmán”, o precisamente por ser eso, un buen musulmán, al decir de su abuela paterna, ahí tenemos los “zorros” con los que nos encontramos:
 
-   Las “primaveras árabes”, que si fuésemos a llamarlas por su verdadero nombre, diríamos: los “crudos inviernos” creados y los ciclones, tifones, movimientos telúricos, etc., etc. por sobrevenir, pero que se avecinan…

lunes, noviembre 07, 2016

¿Con quién jugamos…? ¿A qué jugamos? ¿Qué nos jugamos…?


Con quien jugamos a estas alturas de la película ya deberíamos saberlo, aunque claro está, o no nos enteramos, o no queremos enterarnos, o simplemente, miramos para otro lado.
 
En el plano internacional a lo “gordo”, en plan “planeta”: 
-   Nos encontramos con un “buen musulmán” (al decir de su abuela paterna), al que los noruegos le dieron el premio nobel de la paz, posiblemente por ser eso, un buen musulmán. En frente o de lado, depende de cómo se mire, a un egocéntrico imitador, de algo o alguien, entre Pedro I y su hija Isabel I (de esta última tiene las veleidades de su hermosura física, o al menos de su exhibicionismo), dispuesto a agredir a todo vecino que se le ponga por delante, con tal de sostenerse en el omnímodo poder. Un poco alejado, pero tampoco tanto, al Mandarín, con su economía asentada en el factor mano de obra semi - esclava - el dumping y la cohesión interna garantizada, mor al agresivo expansionismo que muestra en base a la carrera armamentista a que está llevando al país. Carrera armamentista, que por acción u omisión de aquellos que nos mandan, no gobiernan, pagamos los “mandados”.