Hace mucho tiempo, en mis
años mozos, estuvo de moda una canción de “twist”, que posiblemente fuese de
Chubby Checker, o de otro cantante que destacase en aquel panorama musical de
mi juventud. Su letra, en una traducción muy libre por efecto de la distancia
temporal, vendría a decir algo así como: “Yo he caminado mucho, mucho por el mundo y, sé muy
pocas cosas buenas en total, en Roma las palomas…” (Yo diría también mucho “palomo cojo”).
Aplicada esta letra de “twist” y sus consiguientes vueltas y revueltas, a mis
conocimientos eclesiales y a la fe que me da y consolida el Credo de Nicea, me
conducen a hacerme planteamientos, donde ignoro si me están llamando tonto o
por el contrario, tengo que llamar imbéciles y majaderos a otros, o algo peor
cínicos, rozando la total impudicia.
¿Dónde
empieza una posible “caza de brujas”, el mirar para otro lado y las milongas? A
esto, sí realmente quisiese, podría responder el cabeza visible de la ICAR y
Obispo de Roma, pues indudablemente la ocultación y la alcahuetería entre
“cuates” pueden encubrir “pecados” de todo tipo, desde los veniales de: robos, falsificaciones, espolios, malversaciones
de fondos eclesiales o ventas fraudulentas. Los mortales: donde esos “cuates” actuando como tales, encubren
todo tipo de canalladas, entre otras, la propia pederastia. Pederastia que en
más ocasiones de las que se pone coto, se alcahuetean, aunque el rum, rum está
ahí, negándose en la mayoría de los casos a escucharlo por parte de la
correspondiente autoridad eclesial. Autoridad eclesial actual, que en más casos
de los que confiesan, antes de serlo o lo cortaron por sí mismos o las padecieron.