“En
esta tierra cuna de España, el resto tierra conquistada”, mal que les pese a la gran mayoría de
fabricantes actuales de embutidos (chorizos y morcillas), quizás por las condiciones
medioambientales de humedad, vamos el jodido cambio climático, unido a la necesidad de sacar al mercado de
forma inmediata sus productos, en los últimos años recurrieron al ahumado
intensivo de los mismos, consiguiendo en la mayoría de los casos, “algo”, que
mal que les pese, perdió todo su característico sabor al “adobo” de Siero;
Noreña; Salas o Tineo. Sin menosprecio para otras distinguidas “adobadas” y “ahumadas”,
en otra hora con excelentes resultados “gustativos” y no digamos “degustativos”.
¿Qué se va a hacer? Es algo propio de nuestro tiempo…
Lo mismo que pasó con los embutidos a los
que hago referencia, sucedió con los partidos de izquierdas, antes comunistas o
disfrazados como socialistas, en sus distintas versiones de “sociatas más o
menos zurdos”, pero rojos al fin y al cabo. Ahora el “rojerío” a nivel mundial,
perdió el “internacionalismo” que le caracterizaba, para pasar al “nacionalismo”,
tan miserable y ramplón como su precedente “mundialismo”. Sustituyendo asimismo
los conceptos que se desprendían de los siguientes términos: ¡Arriba,
parias de la Tierra! ¡En pie, famélica legión! Por el humo que se desprende de
algunos “chuminos feminacios”, los cuales al margen de soltar por lo que se
supone su boca, cacareos propios de las gallináceas y demás especímenes afines
a las aves de corral, ahora figuran en los Consejos de Ministros, teniendo
oportunidad de hacer gala de su total ignorancia, a la vez que sueltan perlas “trifálicas”,
cuando lo único que realmente podrían soltar, desde aquello que se supone está
debajo del cuero cabelludo, a lo que cubre el vello púbico, es humo y más humo.
La cabeza la tienen hueca y lo otro, o mal atendido o mal entendido. Tanto en
un caso como en el otro, allá ellas, ¡que se jodan! El gerundio me da la impresión,
que ni olerlo…