sábado, noviembre 05, 2016

De los tantos… Los “cuantos”, mamarrachos, lame – culos y culi - cagados…


      “Al hilo” del último comentario recibido en este mi blog, al cual, con el respeto y cariño que me merecen sus suscritores, di cumplida respuesta. Por asociación de ideas me condujo al desarrollo del presente:


De los tantos…
    Independientemente de la superlativa cuantificación que alegremente haya hecho de los H… de P… en el precedente. A fuer de ser honrado he de decir, que fueron infinitamente más aquellas personas, que sin haber sido consciente de ello, me “gané” o me “ganaron”. Prueba evidente de ello, son las condecoraciones extranjeras que tan benévolamente me concedieron, Estados Soberanos de consolidadas democracias, de muy, muy, muy antiguo. Honores en todos los casos, que a decir verdad considero por encima de mis escasos méritos o merecimientos. Así y valorando en justa medida dichas condecoraciones, los esfuerzos y actuaciones de personas-entidades que en mí confiaron, me propusieron, y llegado el caso, defendieron en controversia, para mí sus concesiones, y el exclusivo tratamiento antepuesto al nombre y/o siglas pospuestas al apellido. No eclipsan en absoluto esos otros regalos, siempre y en toda ocasión, con valores inferiores a los diez US. Dollards, de los que fui objeto por parte de iniciales alumnos o compañeros y en la
generalidad de las ocasiones, a posteriori, siempre amigos. Pues en todos los casos, y son muchos, o bien es una madera barnizada con unas inscripciones y mi nombre, o una representación grabada, simbológica del país de origen de los oferentes.

     Tipo de presentes, que sin demérito para otros similares e igualmente valorados, a modo ilustrativo reproduzco a continuación:
                                                                      
      Qué podría decir yo, que no fuese el profundo agradecimiento que siento hacia esas naciones, que tuvieron a bien, diferenciarme con sus más preciadas distinciones. Y qué otra mención que no fuese la de AMIGOS, se merecen TANTOS compañeros de los que disfruté a lo largo y ancho de mi deambular, de la “ceca” a la “meca”, y que a través del presente, a pesar de los años transcurridos, aún se acuerdan de mí y están en disposición de mostrarme su presencia, ante una hipotética agresión o desanimo.
 
De los “cuantos…”    
     Esta “especie”, queda definida por la propia física: “Un cuanto o quantum es la mínima cuantía energética que puede transmitirse en cualquier longitud de onda” Vamos, coloquialmente, que es una “mierdecilla de nada, que pese a todo, camina para adelante”, tal cual ese par de “vividores” y esos mamarrachos, lame - culos y culí - cagados de los que se rodean, “escandalizados” (locas de ellos) por mis manifestaciones de palabra y escrito, sobre la impostura del pastor (con minúscula), con olor, a su vez impostado a oveja y unas aún mayor impostadas o supuestas licenciaturas en Filosofía y Teología (de las cuales estudió tres cursos y por no hacer, no hizo, ni la reválida. De ahí, que no sea ni bachiller en filosofía ni en teología). A su vez, él y todos nosotros sabemos, que de pastor tiene, lo que: “el raposo de cuidador de gallinas”. Titulación real al margen de la “Diplomatura” y de la “Carrera Sacerdotal”, NINGUNA. Sí se puede afirmar, que es EXPERTO en “Carrerismo”: vamos que es un “cuanto o quantum”, que solamente se transmite a través del “Pampero” (viento reinante y dominante, con origen antártico, sopla desde el S. de las pampas al SW., alcanza la República Oriental del  Uruguay, R. de Paraguay, R. de Brasil e incluso la medialuna Boliviana ¡Ojo, superó Bs. As.!)
 
      Así las cosas me pregunto: ¿Cómo va a sobrevivir la Civilización Cristiana, y en particular la emanada de la Católica Apostólica y Romana y las orientales a ella afectas, sí el “Bolletino” ya se dedica a quitar y dar Licenciaturas? ¿Qué decir de esas hermanas y para mí respetadísimas, admiradas y muy queridas Iglesias Orientales, “en primera línea de fuego” y ponedoras de “mártires por la fe”, cuando su “jefuco”, es incapaz de expresarse medianamente en otro idioma que no sea castellano y/o “pasiego? ¿Es consciente el “nombrador”, de lo que significó la infalibilidad emanada del Concilio Vaticano I, y lo que significa el alcahuetear y no enmendar las falsedades? ¿Es consciente el “nombrador”, que dentro de sus atribuciones figura el nombrar a quien quiera, para lo que quiera, pero que por esa su potestad, se hace innecesario avalar titulaciones inexistentes? Aquí lo dejo y espero y deseo que todas “esa locas por la música” y medrar en el carrerismo eclesial, dejen de “tocarme la diana…” y pasen a tocársela a quien lo tienen que hacer… a su Jefe Supremo.  
                                Capt. Willie 


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