“Al hilo” del último comentario recibido en este mi blog, al cual, con el respeto y cariño que me merecen sus suscritores, di cumplida respuesta. Por asociación de ideas me condujo al desarrollo del presente:
De
los tantos…
Independientemente
de la superlativa cuantificación que alegremente haya hecho de los H… de P… en
el precedente. A fuer de ser honrado he de decir, que fueron infinitamente más
aquellas personas, que sin haber sido consciente de ello, me “gané” o me “ganaron”.
Prueba evidente de ello, son las condecoraciones extranjeras que tan
benévolamente me concedieron, Estados Soberanos de consolidadas democracias, de
muy, muy, muy antiguo. Honores en todos los casos, que a decir verdad considero
por encima de mis escasos méritos o merecimientos. Así y valorando en justa medida
dichas condecoraciones, los esfuerzos y actuaciones de personas-entidades que
en mí confiaron, me propusieron, y llegado el caso, defendieron en controversia,
para mí sus concesiones, y el exclusivo tratamiento antepuesto al nombre y/o
siglas pospuestas al apellido. No eclipsan en absoluto esos otros regalos,
siempre y en toda ocasión, con valores inferiores a los diez US. Dollards,
de los que fui objeto por parte de iniciales alumnos o compañeros y en la
generalidad de las ocasiones, a posteriori, siempre amigos. Pues en todos los casos, y son muchos, o bien es una madera barnizada con unas inscripciones y mi nombre, o una representación grabada, simbológica del país de origen de los oferentes.
generalidad de las ocasiones, a posteriori, siempre amigos. Pues en todos los casos, y son muchos, o bien es una madera barnizada con unas inscripciones y mi nombre, o una representación grabada, simbológica del país de origen de los oferentes.
Tipo de presentes,
que sin demérito para otros similares e igualmente valorados, a modo
ilustrativo reproduzco a continuación:
Qué
podría decir yo, que no fuese el profundo agradecimiento que siento hacia esas
naciones, que tuvieron a bien, diferenciarme con sus más preciadas distinciones.
Y qué otra mención que no fuese la de AMIGOS, se merecen TANTOS compañeros de
los que disfruté a lo largo y ancho de mi deambular, de la “ceca” a la “meca”,
y que a través del presente, a pesar de los años transcurridos, aún se acuerdan
de mí y están en disposición de mostrarme su presencia, ante una hipotética
agresión o desanimo.
De
los “cuantos…”
Esta
“especie”, queda definida por la propia física: “Un cuanto o quantum es la
mínima cuantía energética que puede transmitirse en cualquier longitud de onda” Vamos,
coloquialmente, que es una “mierdecilla de nada, que pese a todo, camina para
adelante”, tal cual ese par de “vividores” y esos mamarrachos, lame - culos y
culí - cagados de los que se rodean, “escandalizados” (locas de ellos) por mis
manifestaciones de palabra y escrito, sobre la impostura del pastor (con minúscula),
con olor, a su vez impostado a oveja y unas aún mayor impostadas o supuestas
licenciaturas en Filosofía y Teología (de las cuales estudió tres cursos y por no
hacer, no hizo, ni la reválida. De ahí, que no sea ni bachiller en filosofía ni
en teología). A su vez, él y todos nosotros sabemos, que de pastor tiene, lo
que: “el raposo de cuidador de gallinas”. Titulación real al margen de
la “Diplomatura” y de la “Carrera Sacerdotal”, NINGUNA. Sí se puede afirmar,
que es EXPERTO en “Carrerismo”: vamos que es un “cuanto o quantum”, que
solamente se transmite a través del “Pampero” (viento reinante y dominante, con
origen antártico, sopla desde el S. de las pampas al SW., alcanza la República Oriental
del Uruguay, R. de Paraguay, R. de
Brasil e incluso la medialuna Boliviana ¡Ojo, superó Bs. As.!)
Así las
cosas me pregunto: ¿Cómo va a sobrevivir la Civilización Cristiana, y en
particular la emanada de la Católica Apostólica y Romana y las orientales a
ella afectas, sí el “Bolletino” ya se dedica a quitar y dar Licenciaturas? ¿Qué
decir de esas hermanas y para mí respetadísimas, admiradas y muy queridas Iglesias
Orientales, “en primera línea de fuego” y ponedoras de “mártires por la fe”,
cuando su “jefuco”, es incapaz de expresarse medianamente en otro idioma que no
sea castellano y/o “pasiego? ¿Es consciente el “nombrador”, de lo que significó
la infalibilidad emanada del Concilio Vaticano I, y lo que significa el
alcahuetear y no enmendar las falsedades? ¿Es consciente el “nombrador”, que
dentro de sus atribuciones figura el nombrar a quien quiera, para lo que
quiera, pero que por esa su potestad, se hace innecesario avalar titulaciones inexistentes?
Aquí lo dejo y espero y deseo que todas “esa locas por la música” y medrar en
el carrerismo eclesial, dejen de “tocarme la diana…” y pasen a tocársela a
quien lo tienen que hacer… a su Jefe Supremo.
Capt. Willie
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