No por ser un deseo largamente esperado, me dejó impasible el
fallecimiento del “Carnicero de la Habana”; solamente, que me hubiese gustado
verle morir ajusticiado ante un pelotón de fusilamiento, en deshonor (si es que
alguna vez supo el significado del término), como él y su corte de asesinos
hicieron con el general de división D. Arnaldo Tomás Ochoa y el coronel D. Antonio
de la Guardia y otros oficiales de las fuerzas armadas revolucionarias de la
finca caribeña de los “Castrones”. Con ese mi deseo anteriormente expresado,
estoy siendo auténticamente caritativo: él y su “corte de asesinos”, con la
colaboración necesaria de otros muchos alcahuetes aplaudidores” a nivel
mundial, subyugaron y condujeron a la más pura miseria a un pueblo entero, al
Cubano, donde si el número de fallecimientos por inanición y falta de los más
elementales medicamentos, se les imputasen ante un tribunal imparcial, a él y a
la mencionada “corte” y “alcahuetes aplaudidores”, posiblemente, y en el mejor
de los casos no se librarían de la reclusión a perpetuidad.
Dentro de esa manifiesta
deformación que constantemente hacen de la historia real los “Estulto Pijo
Progres” (en abreviatura “EPP”), nos hablan de un “redentor” del
pueblo cubano, y no del mundo, porque el muy castrón falleció a los 90. Si
llega a durar otros noventa más, seguramente liberaría al mundo, pero de esos
“EPP”, de los que también se valió para llevar a la situación que llevó a Cuba
y a los cubanos.
Puede que de mis andanzas mozas
en el área Caribe y América Central: procurando seguir los pasos del único
revolucionario real al que reconocí y hoy sigo reconociendo (extraño en la
especie revolucionaria de la historia del mundo mundial, no necesitó mártires
ajenos como bandera, se inmolo él y a si mismo), un tal Jesús el de Nazaret, a
más señas, judío e hijo de María y nieto de Ana. Vi tanta impostura, que cuando
me plateo en la distancia las criminales dictaduras de derechas de la década de
los setenta y principio de los ochenta del pasado siglo, yo que las viví y
padecí, consciente del escándalo que producirá en el ámbito de los “Estultos
Pijo Progres”, les pregunto: ¿En que se distinguía la finca de Tacho Somoza de
la de Dany Ortega? lo cierto es que Hope deba mejor la imagen de “finquera
mayor”, que la tal Rosarillo (for colleagues) ¿Qué decir de la Venezolana y el Orangután (no
llega ni a gorila) que sustituyó al Gorila Rojo? ¿La del de la “medialuna” del
altiplano, o la del “Bananero”, que jodió al “hombre de las bananas” y por
consiguiente la economía del propio país?
A éstos a los que hago
referencia directa, les faltó el paraguas que toda revolución fracasada
precisaba, la cobertura refugio que prestaba la extinta URSS. En el momento
actual y con un Mr. Trump en la Casa Blanca, no tardará mucho tiempo en ser el
“malo de la película”, aunque por más que se esfuercen los “Estulto Pijo
Progres”, que suelen aplaudir a todo asesino de “izquierdas” que se precie, no
conseguirán justificar a los dichos asesinos encubiertos como salvapatrias, ni
a los salvapatrias encubiertos de demócratas a la espera de medrar, prosperar y
evolucionar, porque así lo pide el guión, a asesinos. U occidente despierta y
se libera de los actuales “amados lideres” que nos “mandan” (no gobiernan) en
lo religioso, político y económico, o todo se andará, y a corto plazo.
Capt. Willie
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