Puede que peque de “crecido”, pero echo en
falta palabras que definan en su justa medida, el nivel intelectual – social –
cultural de “algunos de mis muy amables lectores” y “disparadores” telefónicos,
y en menor medida, “escribidores” en este blog. Nunca rebatiendo mis buenas o
malas opiniones, siempre en disposición de descalificarlas, aprovechando la
oportunidad para descalificarme a mí de “pasada”.
En mis años jóvenes, por algunas afinidades
que no vienen a cuento con los propietarios de dos burras o hembra de asno (Equus africanus asinus), y de las
“proezas” que en ambas observe: una de ellas era capaz de conducir a su dueño
de “chigre” en “chigre” y después, cuando ya no cabía más sidra en su cuerpo
(en él de su dueño), llevarlo a casa, como si de un saco atravesado sobre su
lomo se tratase; subir con su “sidril carga” unas empinadas escaleras,
descargarlo a la puerta en el rellano y rebuznar hasta que su dueña se enteraba
de que la “pipa de sidra” estaba en “stand - by” esperando que lo entrase. La
otra, de baja alzada, y por tanto cortas ancas, pero capaz de ganar año tras
año las sucesivas carreras locales en las que participaba. Tiempos aquellos… de
carreras de burros. No de “asnos por partida doble” en carrera… tras una
prelatura o el cardenalato.