Ignoro si los sucesivos apodos que a un individuo le pueden ir aplicando
a lo largo de su vida, en los ámbitos personales – profesionales, en los que se
desarrolló, pueden ser o no reflejo de su ser, estar y participar, en esos
precisos ámbitos, momentos y lugares. Dada la disparidad de formación académica
reglada que en un momento elegí, en aquella, mi Escuela por antonomasia, entre
mis compañeros de promoción, a propuesta del único poseedor en dicho momento de
dos doctorados, pasé a ser “Vademécum”. En el ámbito técnico familiar, un buen
día y sin saber realmente de su existencia, fui “El Casillas” (por un conocido
y curiosísimo libro práctico de mecánica aplicada al taller).
Pasaron los años y en ciertos ámbitos, por mi profundo estudio – apego, y
a lo que influyó en aquella – esta, forma de pensar – actuar y posicionarme en
la vida: el primer concilio ecuménico, el de Nicea I (20.05.325 – 25.07.325),
dio origen a otro apodo o sobrenombre “El Hermeneuta”, pero nunca el “Niceo”,
como un BORRICO (sin ánimo de ofender a tales nobles cuadrúpedos), y sí
dejándole en el lugar y posición mental e intelectual a la que reiterativamente
se hace acreedor: él, “el filósofo – teólogo”, “parlante de mandarín” y “falante
de bable”, “culi – cagado” y cobarde hasta la obscenidad. Usa números ocultos
para intentar la ofensa telefónica. No utiliza la web para entrar en este blog,
a fin de no dejar rastros…. No dándose cuenta que él, sí es un puro “rastrojo”
en todos los ámbitos de su fracasada vida. Vamos, un jodido “culi – cagado” aspirando
a una prelatura.
Comprendo que mi forma de pensar y expresarme no sea la más adecuada
para los “culi – cagados” y especies afines, pues como bien dejó constancia en
este blog, un muy amable lector y antiguo amigo, a “algunos” les sucede
conmigo, como al personaje de la canción de una conocida cantante mexicana ¿A Quién le importa…? Pero eso no es óbice,
para que en un mundo donde, por opinar, opina hasta el “personajillo” al que
esto dirijo, quien para más “inri” de totalmente “inritación” imparte
magisterio.
Puede que la defensa de la divinidad de Jesús (el de Nazaret, el “judío”,
el no “Errante”, como yo. Pero tampoco el Jesús de los pasitos cortos y
primorosos, el de los Restaurantes de diez o doce tenedores) contra la herejía
arriana, se le escape, lo mismo que se le haya podido escapar la existencia de
un santo en los altares con bastantes más méritos que el “Okupa”, llamado Basilio (con el apelativo,
por algo será, de “El Grande”). Un capadocio, que a modo de reflexión para
algunos, entre los que me encuentro, nos dejó una frase, que en una muy libre,
pero muy comprensible traducción viene a decir y a mí me dice: Una
mañana, como si despertase de un profundo sueño, torné mis ojos a la admirable
luz de la verdad, la del Evangelio…, me postré y lloré por mi mísera vida”.
Posiblemente ese evangelio al que hace
referencia este Basilio el Grande, es al que hacia implícita y explicita
referencia en el último, en el que me despaché de “Niceo”, donde apunto tantas
iglesias como obispos del “trágala” y/o “pasiegos” haya, no la mía y
posiblemente la de él (la de Basilio el Grande) “una, santa, católica y apostólica”. Puede que ese “gordinflón”
“tocante de dianas” ajenas, ignore, que esa iglesia “ÚNICA” es la que en el
fondo ponen de manifiesto cuatro cardenales al Obispo de Roma; cardenales, por orígenes
tan dispares como: los dos alemanes, el italiano y el US.
La interpretación del “Amoris leatilia”
(en ciertos ambientes a mi comunes, ya la “dubia”. Y la posibilidad de una reprobación
formal del Obispo de Roma, son motivos que me causa un hondo pesar.
Esto no es un problema de “retrógrados –
progresistas”. Esto es aquello, que hace tiempo deje escrito: el Post “Vaticano
II” a partir de S.S. Pablo VI y al paso por la Cátedra de Pedro, del “Efímero”,
“El Okupa”, “el Torquemada venido a más y sobrevenido a menos, pero con
capitulaciones, como las matrimoniales”, y eso, eso que ahí está.
Por último manifestar un deseo: quisiese
ausentarme de este mundo, antes de que esa mí iglesia, perdiese de verdad y en
su totalidad lo de: “una, santa, católica y apostólica”.
Capt. Willie
Sigue siendo Willie el nuestro,
ResponderEliminarDesde el invierno de la vida, y en la lejanìa que establece este Bronx ya un tanto extrano, quisièsemos decirte que esta A. M. de la que tu procedes, sigue pensando en ti y como tù piensa, y vemos que tù continuas de acuerdo a aquellos principios, fiel a esos evangelios que un lejano dìa hiciste de ti y camino a seguir.
La ètica y la metafísica, en un mundo de total relativismo, son conceptos trastocados, pero aùn hoy, el bien y el mal siguen presentes y sus causas intrìnsecas estàn en nuestras vidas cotidianos.
Sentimos muy hondo pesar por la tristeza que manas, creemos saber cuanto es tu dolor y el tristeza que tu posicionamiento te producen.
Quien nos podrìa decir que los “pay attention” y los “headway o fetchheadway”, dejasen en ti tan profundo sentimiento de corresponsabilidad.
Tus por ti reconocidos como “Maestros”, quienes en la compania de otros que tambièn te quieren y respetan, te hacen patente su sentir por tu tristeza.
Que Èl te de la luz que siga guiando tu camino y no tengas que ver lo que temes.
Uno muy fuerte paternal abrazo, de dos muy viejos maestros.
Querriamos que nos publica y no nos retiras aunque llegado el caso nos ausentemos.
Mis muy queridos hermanos en Él y Maestros:
EliminarEl desarrollo de la tribulación como foco de aflicción y preocupación del espíritu, os la debo al alimón a los dos hermanos O´Reilly, de ahí, que al recibir vuestro post, me causase honda satisfacción el saberos siempre próximos a mí y a mí espíritu. Aunque en la distancia física estemos tan alejados el motto común nos une muy íntimamente “Sapientia et Doctrina”. Motto que me hace pensar que está en gran medida, detrás de las viscerales antipatías que levanta en los ambientes “Estulto Pijo Progres” el Sr. Trump.
Sí Él así lo decide, puede que antes de lo que nosotros, míseros humanos pudiésemos creer, nos encontremos en ese lejano Bronx y podamos compartir y departir sobre el discurrir de nuestro paso por ésta.
Mis más sinceras gracias por los desvelos que sé, aún hoy os ocasiono y por ese inmerecido cariño y respeto, que como discípulo desperté y mantengo de vosotros.
Un fuerte abrazo de vuestro siempre agradecido hermano en Él, discípulo y amigo.