El
futuro del éxito no es prever el mañana, sino crear una estructura que perviva
en un devenir, a priori, imprevisible”.
Michael Martin Hammer (*1)
Si hay algo que resulta
difícil es sustraerse a la educación “mamada” en el entorno familiar y a
aquellas formaciones regladas de carácter vocacional, máxime cuando éstas fueron
compartidas con compañeros de toda clase y procedencia, y complementadas con las
más variadas doctrinas afines, tanto en el plano humanístico como técnico.
Prueba evidente de ello, son los accesos a este blog de compañeros de
“promociones”*2), colegas, maestros*3), tutores, alumnos y subordinados.
Entroncando con el espíritu que se
desprende del párrafo anterior y de la deriva (doy por válidas las dos
acepciones del diccionario) a la que los “mandantes”, no “gobernantes”:
religiosos, políticos – económicos están conduciendo a esta vieja y, lo que es
peor, envejecida civilización occidental cristiana. Una vez más “clamo en el
desierto” y conste que no me estoy erigiendo en Juan el bautista, me conformo
con ser uno más entre sus humildes seguidores.