Para los asiduos de este, mi blog, mi simpar
amiga Mary, Marie para el resto del mundo, incluida aquella magnifica dotación
que me cupo el honor de comandar en un ya lejano día, la pueden situar entonces
en Hendaya, al frente del más importante centro distribuidor de las vivitas,
exultantes y exquisitas ostras de Arcachon. Hoy reconvertida en feliz madre de
tres lindísimas “francesinas” y de un jovencísimo “francesín”, donde los
extremos en edad (la mayor y el infante) llevan mí mismo nombre y a más distinción
hacia mi persona, en recuerdo de las mil
y una “andanadas largadas” contra el padre de los “infra escritos”.
Si
bien es cierto, que mor a su pertinaz persistencia, “elevada a la cuarta
potencia” (pues cuatro eran y son) y a los buenos oficios de la joven Mary, aquellos
“cuatro extraños cuerpos”, que en un momento dado nos impusieron “desde arriba”,
me obligaron a cambiarles la “calificación”, aceptándoles desde hoy
públicamente, como “mis chicos”, incluidas, las tres chicas francesas
(obviamente más Mary) de las que se acompañan de por vida y los diez retoños
(vascos por partida doble y franceses por línea materna).