viernes, marzo 30, 2018

Séder de Pésaj : סֵדֶר


      El día de hoy 14 de Nisan de 5778, una vez más se cumplen el aniversario de la liberación del pueblo hebreo del yugo Egipcio, de ahí que esta tarde noche, con la aparición de la primera estrella en el firmamento, aquellos que habiten en la tierra prometida estarán iniciando el Pásaj. Entre ellos mis primos allí residentes. Mis queridas hermanas, sobrinos y resto de familia lo celebraremos mañana día 15.
      Que unos y otros tras el kidush, compartamos en familia y/o con amigos la keará y la fiel interpretación de la lectura de la hagadá que tengamos ante nosotros hoy/mañana noche. Que todos nosotros en la respuesta “todo aquel que tenga hambre que venga y celebre con nosotros”, no sea un mero formulismo. Lo realicemos desde nuestro más íntimo yo.
      Sepamos tomar ejemplo y de él virtud, de los avatares experimentados por nuestra historia y de nuestro cotidiano vivir. Que seamos fuertes en nuestras convicciones y responsables de nuestros actos y de todo aquello en que podamos ser de utilidad a nuestros semejantes.
      Mis deseos de paz y felicidad: שלום ואושרs Traducir del español

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Traducir en su lugar paz y felicidad
      Shalom Aleijem: שלום עליכם
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                                 Capt. Willie



miércoles, marzo 14, 2018

Cuando se precisa un perfil de “babayismo…” o de “loca desorejada…”




   “Asturias es España y lo demás tierra conquistada”. Es a su vez “ecosistema” de un espécimen que solamente nace, crece y llegado el caso se reproduce en el ámbito de este antiguo Principado de Asturias, cuna de la Reconquista, no de la actualmente emprendida por los perdedores de aquella originaria.

      Dicho espécimen totalmente atípico e inimitable, cual mezcla de “juina y melandru”, es identificado y definido, como “babayu” y todo su ser y estar queda delimitado por las “babayadas” que dice, porque hacer, hacer no hace nada, que no sea eso “El Babayu”. D. Ramón Rato Rodríguez – San Pedro (q.e.d.), en su diccionario del bable, daba por buenas las siguientes acepciones, las cuales en el orden que se quiera, definen perfectamente al personaje al que me refiero: “Que dice babayaes, necio, tonto; engreído jactancioso”. Yo a nivel personal y en el caso que me ocupa, le agrego el de Majadero, con tendencia a mostrar esa “loca desorejada” que le hace vivir sin vivir en él/ella, o lo que sea.  

    En fechas, ya tan lejanas como el día 3 de mayo de 2016, en este mismo blog, publiqué el escrito que íntegramente reproduzco a continuación. En el “cual”, allá cada “cual”, que defina a la “historiadora”.

    En aquellos tiempos… al alimón, la “historiadora” y un “babayu” con ínfulas de intelectual vía 600mm. (Nunca, ni a ancho métrico llegó), en una “importantísima publicación diaria” (al decir de sus editores), hacían afirmaciones donde el Islam, era eso, una religión de paz. Lo que ni la “historiadora” ni el “babayu, llegaron a definir, es el tipo de paz. Quizás ellos, en esa su elevada interpretación de tal, querían llevarnos…, a la verdadera…, a la de los cementerios.

jueves, marzo 08, 2018

Qué mundo éste, donde los Putin, Kim Jong-un, Recep Tayyip Erdoğan y otros “enanos” similares son “jefucos”.




   Dado que el concepto básico en el que asentamos el pensamiento político identificado como occidental, al que reiterativamente, una y otra vez hago referencia. A fin de atajar la confusión y confusionismo interesado,  al que en gran medida nos tratan de llevar los “gurús del humo” o “populistas políticos de la anti – política”.


  Contrariando a la ignorancia supina o mala fe de los “gaseosos y presuntuosos” (esos del humo) y “demagógicos defensores de los de a pie” (auténticos malversadores de la buena fe de incautos). Los jodidos griegos, con “cierta antigüedad” sobre ambos, ya nos legaron conceptos aún hoy en boga, como el tan traído, llevado y a poder ser por los dos primeros secuestrado: de Democracia, del griego δημοκρατία (dēmokratía), latinizada tardíamente por democratĭa.


   Siguiendo la estela de los padres del término y concepto, con Platón primero y después con Aristóteles, vemos que la democracia se puede definir en función de las clases de gobierno: monarquía o «gobierno de uno»; aristocracia, para Platón, «gobierno de los mejores y más preparados», al decir de Aristóteles, de «los menos». Democracia o «gobierno de la multitud» para Platón, según Aristóteles «de los más».

viernes, febrero 23, 2018

Cuando el presunto olvido y la mentira, se materializan en leyes…




    A estas alturas del siglo XXI (A.D.) todo personajillo de mediano pelo, e incluso totalmente calvo en lo concerniente a ética, desposeído de la más elemental vergüenza y sentido del ridículo que se precie, considera que por sí mismo, puede convertirse en un “Invicto Caudillo” y a “toro pasado”, ganar las batallas de toda índole, en su día perdidas y, así reescribir la historia. Su historia.


    En España, tras el nefasto paso del que, sin llegar ni siquiera a “remendón”, trató de remedar nuestra historia, cayó ayudado por otros de su mismo “pelaje”, en la burda broma o burla, que define, el D.U.E.(*1). Sin perjuicio de que sustituyendo raciocinio por revanchismo, sus emuladores traten de seguir atentando a la LIBERTAD, en base a legislar contra los más elementales principios del PARECER Y LA SUBJETIVIDAD QUE LOS SENTIMIENTOS IMPRIMEN A LA MEMORIA, a priori tan cargada o exenta de prejuicios y sin ánimo de causar perjuicio a nada, ni nadie. La de los unos y la de los otros. Seamos serios y no reincidamos en lo que dicen querer enmendar.


     En lo concerniente a nuestro país, somos la más vieja nación europea, que por ello fue motivo de envidia y consecuente de ella. Vilipendiada en base a todo tipo de leyendas, fruto de la rivalidad que desarrollaba en el entorno de sus competidores. Cierto que a través de la historia contrastada, nuestros enemigos externos siempre tuvieron más limitada capacidad de destrucción que la generada por nosotros mismos, los españoles. Capacidad destructiva que sigue intacta al día de hoy, acendrada por el revanchismo de unos y la cobardía de otros. En síntesis: el “sinvergoncismo” común a ambos.