Para
aquellos que vivimos y en alguna medida compartimos, la pobreza endémica y
falta de libertades de la entonces “finca” de Nicaragua, propiedad de Tachito
Somoza y afines. Muy especialmente la precariedad de vida de la gran mayoría de
Nicas y en particular de unos, entonces ciudadanos de segunda, actualmente de
tercera casi cuarta, los “Misquitos”.
Cuando
con gran “escandalera” de ciertas “clases intelectuales” y “clericales”, claro
está de izquierdas o directamente filo – comunistas, nos permitíamos definir a “Sandino”
como un bandido, no mejor que el creador de la dinastía Somoza, previniendo en
todos los casos, a aquellos “pobres idealistas” pobres, que todo aquello que
les “predicaban” era “pura mierda” y que los que alborotaban desde los “púlpitos”,
no eran pastores, sino “ovejas descarriadas”, no participes de la teología de
la liberación, ni tenían afinidad alguna con Cristo Jesús. Eran lo que eran y
resultaron ser, unos resentidos, qué como alguno me llegó a confesar, profesó y
se ordenó, a modo de elemento de ascenso social. Otros, llegados de la España
de entonces, careciendo de total formación humano – religiosa y sí mucha
filosofía marxista de “boca de mina”, no encontraron al Cristo, del que quizás
a su “paso” por el seminario, hubiesen oído hablar. Pero que a la vista de su
comportamiento y actuación personal, demostraron que había quedado en eso: oír
hablar de Cristo, de su obra (de la de Jesús de Nazaret), ni puñetera idea.