Hoy 15 de agosto, en esta mi villa natal, en
otra hora marinera e industriosa, la que en un malhadado día, cambió la
industria siderúrgica y afines por la sidrerúrgica (Llagares) y complementarias
(Sidrerías). Celebramos la fiesta de la Santísima Virgen María, bajo la advocación
de “Begoña”. Advocación particularizada de la gloriosa Asunción de la Virgen
María a los cielos. Dogma establecido por S.S. Pio XII el día 1 de noviembre de
1950.
miércoles, agosto 15, 2018
De nuestra Sra. de Begoña a las múltiples invocaciones hoy exaltadas y celebradas.
domingo, agosto 12, 2018
De la hipotética supremacía “moral” de una izquierda que nunca supo lo que dicho concepto y término significa…
Sin entrar en profundas reflexiones
filosóficas y acogiéndonos a lo que toda persona normal sobreentiende por
moral: “como aquello que clasifica los actos humanos en buenos y malos desde
la óptica del bien en general”.
Así, tras el 14 de julio de 1789, las
izquierdas y los izquierdistas en su distinta rojez, desde el más tenue al
bermellón o rojo señales, siempre se consideraron ungidos por el derecho
natural de dar al pueblo lo que el pueblo necesita, no lo que él quiere. Claro
está, como tal pueblo que es, lo más probable es que se equivoque y, para eso
están ellos, ¡para salvarlo! ¿Qué sería de los pueblos si no existiesen los
rojos? Los habría que inventar…
Los dictadores, asesinos y ladrones, solamente
se dan entre la derecha y la “derechona”. Los Stalin; Mao; Pol Pot; los “Castrones”, finqueros cubanos; el banano de Maduro,
totalmente podrido, de Pobrezuela; los Bonnie and Clyde, la “parejita
nicaragüense”; el indigenista del Altiplano, el de la “chocita presidencial”. Mas
todos sus adalides, desde aquellos españoles de los que hoy está mal visto
hablar y a punto de prohibir por ley ponerles en el lugar que por sus
canalladas realmente merecen. Sirvan de ejemplo: Largo Caballero, el Marqués de
Paracuellos del Jarama y los que te rondaré, no “morena” si no “roja”. Que me
imagino, que dada la Ley de Memoria Histórica o la pretensión de reescribir la
historia real, pasarán todos ellos a ocupar un santoral laico, supongo
que encabezado en reñida pugna por el
“Lenin Español” o el citado “Marques” y una extensa retahíla de asesinos y
bandidos, saqueadores del banco de España y circunstanciales “armadores de
buques de fortuna”, tipo el yate “VITA”.
sábado, agosto 04, 2018
Los USA de los que el desconocimiento y/o el resentimiento injustificado nos hablan, a 79 años vista del inicio de la segunda guerra mundial.
(Parte II)
Al inicio del presente hice referencia a
la mentalidad y capacidad industrial e industriosa de ese gran pueblo y
pobladores de los USA. Así y teniendo en cuenta la movilización efectiva
general, que se produce con la entrada en guerra el 7 de diciembre de 1941 y
consiguiente declaración de guerra el 11 de diciembre de 1941 por las fuerzas
del eje. En gran parte del periodo al que me voy a referir, la mano de obra no
era especialmente cualificada, pues fue durante la incorporación de las mujeres
a todo tipo de puestos productivos, por la ausencia de varones, al encontrarse
éstos movilizados en los distintos frentes europeos y asiáticos. Las mismas
capaces mujeres, algunas veces ridiculizadas por ciertas “Desaforadas Feministas Folclóricas”, ya que, en un
dado momento, con el cuerpo cansado por duras jornadas laborales, aguardaban
colas interminables para poder adquirir
un par de medias de “nylon – seda”. Como si su coquetería femenina fuese un
demérito a su condición de personas, con la capacidad de desempeño y
cumplimiento de las más duras tareas laborales y el cuidado, en ausencia de sus
parejas, de la familia y la precaria economía en que se tenían que mover. Mi
más sincera admiración y respeto hacia ellas y a su feminidad y coraje.
Si bien las grandes series de buques
mercantes, desarrollados de acuerdo a la aprobación por parte del Congreso de
los USA de la «Merchant Marine Act of 1936», sin entrar en pormenores de origen
del proyecto y características principales, fue algo conocido por el gran
público y sobre todo por aquellas personas que por vivir en las inmediaciones
de puertos de mar, vieron hasta inicios de la década de los 70s del pasado
siglo unos “vapores” con siluetas de gran semejanza entre sí. Variando
ligeramente sus chimeneas, manguerotes
de ventilación y de disponer de ellos: arboladura y puntales de carga.
jueves, agosto 02, 2018
Los USA de los que el desconocimiento y/o el resentimiento injustificado nos hablan, a 79 años vista del inicio de la segunda guerra mundial.
Este largo escrito por
“entregas”, nace de forma casual en el trascurso de un desayuno, cuando al
mencionar mi “adorada nietina” su miedo a los tsunamis, me hace rememorar mi
primera estancia en los USA y en Alaska, allá por el año de 1957, y lo mucho
que en un dado momento (marzo – abril de 1964), me afectó el saber de los
efectos de uno de estos fenómenos sísmicos sobre una peculiar población, a la
que a pesar de mi corta estancia en ella (cinco días), durante muchos años me
sentí especialmente vinculado.
Me estoy refiriendo a
Whittier, “población” y puerto estratégico en aquellos momentos, en las
inmediaciones de Anchorage, a la que entonces se accedía únicamente por medio
de un corto ramal ferroviario del “ARR” (Alaska Railroad), a través de un largo
túnel; por vía marítima o bien aérea.
Dado lo extraño que
eran en aquellos finales de la década de los 50s las salidas al extranjero, a
mi regreso de los USA, la maestra me pidió que hiciese en clase una exposición
sobre lo que había visto y aquello que más me hubiese llamado la atención. Inmediatamente
me referí al citado Whittier. Así cuando afirmé que había estado en un pueblo
de Alaska con una población aproximada a las 600 personas, las cuales vivían
todos juntos en dos edificios únicos, que estaban dotados de todos los
servicios comunales, me llamaron al unísono “bolero”: sinónimo de mentiroso a
lo gordo. Según avance en la narración, aclarando que uno de los edificios
autónomos lo habitaban sobre 400 militares y que el otro estaba ocupado por los
200 componentes de la comunidad civil, incluidos algunos niños, el calificativo
de “bolero” arreció, pasando al grado de “super bolero”.
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