jueves, agosto 02, 2018

Los USA de los que el desconocimiento y/o el resentimiento injustificado nos hablan, a 79 años vista del inicio de la segunda guerra mundial.


    Este largo escrito por “entregas”, nace de forma casual en el trascurso de un desayuno, cuando al mencionar mi “adorada nietina” su miedo a los tsunamis, me hace rememorar mi primera estancia en los USA y en Alaska, allá por el año de 1957, y lo mucho que en un dado momento (marzo – abril de 1964), me afectó el saber de los efectos de uno de estos fenómenos sísmicos sobre una peculiar población, a la que a pesar de mi corta estancia en ella (cinco días), durante muchos años me sentí especialmente vinculado.
 
    Me estoy refiriendo a Whittier, “población” y puerto estratégico en aquellos momentos, en las inmediaciones de Anchorage, a la que entonces se accedía únicamente por medio de un corto ramal ferroviario del “ARR” (Alaska Railroad), a través de un largo túnel; por vía marítima o bien aérea.
 
    Dado lo extraño que eran en aquellos finales de la década de los 50s las salidas al extranjero, a mi regreso de los USA, la maestra me pidió que hiciese en clase una exposición sobre lo que había visto y aquello que más me hubiese llamado la atención. Inmediatamente me referí al citado Whittier. Así cuando afirmé que había estado en un pueblo de Alaska con una población aproximada a las 600 personas, las cuales vivían todos juntos en dos edificios únicos, que estaban dotados de todos los servicios comunales, me llamaron al unísono “bolero”: sinónimo de mentiroso a lo gordo. Según avance en la narración, aclarando que uno de los edificios autónomos lo habitaban sobre 400 militares y que el otro estaba ocupado por los 200 componentes de la comunidad civil, incluidos algunos niños, el calificativo de “bolero” arreció, pasando al grado de “super bolero”.

    Ante la incomodidad creada entre mis compañeros, incluso ante la misma profesora, por mi extraña narración. Y aprovechando mi abuelo, uno de sus habituales viajes a Bilbao, se dirigió al entonces consulado general de los USA en dicha capital y, recabó información oficial sobre tan extraña población. Información, que haciendo honor a la eficiencia del personal de dicho consulado, pude exhibir a la mejor salvaguarda de mis afirmaciones y consiguiente honra. Dicha información confirmó que tal cual yo aseveraba, la población vivía en un único edificio, el cual disponía de todos los servicios comunitarios, desde la barbería al banco, pasando por correos, hotel - residencia y la iglesia. Viviendo los aproximados 400 restantes en otro edificio en las inmediaciones, que hacía las veces de cuartel y residencia militar.
 

    La panorámica que antecede, procedente de internet, muestra en primer lugar la parte trasera del edificio civil, entonces de color gris hormigón, vislumbrando a la derecha de la imagen, en tonos grisáceos entre los árboles, el otro edificio existente en la época de mi visita. Por supuesto la “marina” que se aprecia a la derecha no existía. Tampoco todos los edificios que ahora hay y, mucho menos los automóviles. Recuerdo camiones militares, “Jeep” con toldo y los clásicos autobuses, en uso desde hace muchos años en el transporte escolar USA.
 
    En el fondo, salvando las distancias, quizás yo asociaba Whittier a mi adorada aldea, a la que solamente se podía acceder por unos relativamente largos túneles ferroviarios o a “pura patita” (andando a través de uno de ellos). Aclarar que al día de hoy, mi aldea la “jodieron” en base a la nada, o sucedáneo del más excelso e inútil “robicio”. “Robicio” millonario que está en los tribunales y que dado lo millonario del mismo, quedará en nada. Mientras tanto la extraña población “Alaskeña” sigue viva y su túnel, en otra hora únicamente ferroviario, ahora es dual y dispone de una calzada para vehículos automóviles, regulado su tránsito en función de unos horarios preestablecidos. Cualquier amable lector que pudiese estar interesado en tan peculiar asentamiento humano, puede saciar parcialmente su curiosidad a través de la red de redes. Evitando claro está las “intrusiones” al respecto, que podrían llevar a incurrir en auténticas barbaridades, tanto en las fechas, como en el resto de conceptos vertidos.
 
    Si insólito resultaba a mediados del siglo pasado, que un niño con nueve años pudiese contar aquellas “aventuras”, vividas en primera persona, no menos sorprendente fue la razón que le condujo a tan apartado y desconocido lugar. Acompañar a su abuelo y a un numeroso y multidisciplinar equipo técnico, que iban a inspeccionar un determinado tipo de locomotoras de vapor, pertenecientes a las series "155s" y "160s" del USATC, propiedad que en aquellos momentos ostentaban los ya citados “ARR”, Alaska Railrod.
 
    A raíz de los infundados miedos de mi “adorada nietina”, al hablar de ellos en un reducido círculo de amigos, estos mostraron la extrañeza, tanto por el “anómalo pueblo”, como por el significado del acrónimo por mi utilizado: “USATC”, viéndome en la necesidad de aclarar que respondía a «United State Army Transportation Corps» “Cuerpo de Transporte del ejército de los EE.UU. de Norteamérica”. Ello me llevó a realizar una sucinta exposición histórica – técnica – retrospectiva, donde dos técnicos superiores pertenecientes a mí misma generación, desconocían en absoluto las funciones desarrolladas por dicho cuerpo militar y la transcendencia del mismo en el proceso de la Segunda Guerra Mundial y posterior paz. Así y animado por mis contertulios de “ciencias” y “letras” me “embarco en el presente”.
 
      De lo que fueron los USA de entre guerras (14 – 18 y 39 -45) y, mal que a algunos les pese, lo que significaron y aún significan en el concepto de “mundo libre” y “gran potencia”, creo pueden dar clara muestra los hechos, que no por conocidos, de la “generación que me precedió”, al día de hoy lo sean de dominio público y de serlo no traten algunos de tergiversarlos o simplemente ignoralos a posta. Para llegar a ello, me veo en la necesidad de situar en su propio contesto a los USA. Su mentalidad y capacidad industrial e industriosa.
 
      Tras las negativas y costosas experiencias cosechadas durante y al finalizar la Primera Guerra Mundial 1914 -1918, donde a mi forma de ver y entender la progresía de izquierdas de entonces, al igual que la actual, la de ahora mismo, una, sin vislumbrar lo que sería el “Comunismo Real” y otra olvidada de lo que fue, es, significó y significa, contra la más elemental libertad individual y colectiva de la persona. Condujó a los USA, en la misma dirección a la que inevitablemente se les está empujando en la actualidad: su “aislacionismo”, sancionado entonces  en base a sus “Leyes de Neutralidad”, «Neutrality acts of» “31 de agosto de 1935”; “29 de febrero del 1936”, donde se reiteran las prohibiciones emanadas de la anterior, de 1935 y posterior de “1 de mayo de 1937”.
 
       Con la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939 por la agresiva Alemania, en su obsesiva intención de desquite a las condiciones impuesta por la Conferencia de Paz de Paris (18.01.1919 – 21.01.1920)  y de fundar el “Tercer Reich” ¡Buenos son ellos! Cuando menos lo esperemos, intentaran crear el cuarto), la respuesta francesa y de los países del imperio británico no se hizo esperar: fue, la declaración de guerra dos días después.
 
      Ante lo incierto de la situación bélica creada en Europa, los USA, bajo la presidencia de F. D. Roosevelt, en su segundo mandato, sin renunciar a sus principios de permanecer neutrales y, sí a ver como se desarrollaban los acontecimientos. El día 5 de noviembre de 1939, solamente a dos meses del inicio de la conflagración, obtiene del Congreso la modificación de las leyes de neutralidad citadas con anterioridad, dando paso a la conocida como «Cash and carry»  “Pago en efectivo y transporte por cuenta y a riesgo de comprador”. No se puede olvidar, que independientemente del miedo mostrado por el “ala” más “aislacionista” a verse involucrados directamente en la guerra, los USA estaban en pleno proceso de recuperación de la “Gran Depresión”, viniéndoles de “perlas” a la industria y economía nacional, todo aquello que pudiesen exportar y cobrar en tiempo y forma. Poniendo así formalmente, fin al embargo de armas, vigente por las “Leyes de Neutralidad”.
 
       De hecho, el conjunto de circunstancias sucintamente expuestas, permitió el traspaso a los británicos de medio centenar de viejos buques “destructores” de la clase «Flush Deck» serie “Wickes”, en base a un proyecto de ejecución de “Union Iron Works” de San Francisco, con alistamiento en el transcurso de 1918. Asentada dicha cesión en lo que se conoció como «Destroyers for Bases agreement», de 2 de septiembre de 1940.  Recibiendo a cambio los USA la concesión para el establecimiento de bases en el Atlántico occidental (Bermuda y otras islas del Caribe, Nueva Escocia y Terranova).
 
       Paralelamente a estas medidas de carácter político – económico - industrial, dado el cariz que tomaban los acontecimientos en Europa y las tensiones que se detectaban en Asia, los USA desarrollan la Ley 76 -783  «The Selective Training and Service Act of 1940», también conocida como «The Burke-Wadsworth Act», que fue promulgada el 16 de septiembre de 1940. Por la cual y a modo resumido, establecía que los varones que hubiesen cumplido 21 años y no superasen los 36, debían inscribirse en las juntas de reclutamiento locales. Siendo la primera inscripción militar en tiempos de paz que  registra la historia USA.
 
       La precaria situación de los contendientes contra la Alemania nazi, Italia y Japón y la debilidad económica – financiera de los mismos, conducen de nuevo al   Presidente F. D. Roosevelt, a solicitar la aprobación el 11 de marzo de 1941, de la conocida como “Ley de Préstamo y Arriendo”, en inglés «Lend – Lease», que realmente fue identificada como «An Act to Promote the Defense of the United States». En base a ella, se destinó una ingente ayuda al Reino Unido, China y posteriormente a la Unión Soviética, la Francia libre y a otras naciones aliadas. Independientemente de armas y municiones, la misma incluyo: buques de guerra, mercantes, aviones de combate, los más variados y diversos productos, desde lubricantes a combustibles. Sin olvidar por ser desconocido del gran público, la inclusión en dichos suministros de las famosas locomotoras de vapor USATC en sus distintos modelos. Servicios a prestar, anchos de vía y adaptaciones al material móvil a arrastrar.
 
       Finalizada que fue la contienda tras la rendición de Japón, la ayuda proveniente de la citada ley, se cortó de inmediato, devolviéndole a los USA algunos buques mercantes, pues el resto de productos enviados se consumieron o perdieron todo su valor en la paz. Como “devolución a los prestamos” «Reverse Lend Lease», los USA obtuvieron contratos de ocupación gratuitos para el establecimiento de bases aéreas, militares y navales en territorios aliados, incluidos suministros de tipo local.

    To be continued…
                            Capt. Willie

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