domingo, febrero 03, 2019

La corrosión humana por efecto de la envidia, mediocridad y la “C.P.”

   Si la corrosión como concepto físico, que deteriora los materiales, tiene una fácil explicación dentro del campo “fisicoquímico”, la corrosión humana por efecto de la mediocridad, envidia y mendacidad circundante, se vio a inicios de la segunda década de este siglo agravada y acelerada, por ese “etéreo” concepto en total expansión y auge, que alcanzó el sumun del propio sumun, bajo aquel acaecido, enunciado por una auténtica “barrabasa”, que en su sistemática ruindad y colmo de la adulación, se permitió el afirmar, qué  “el próximo acontecimiento histórico de este planeta”, sería la coincidencia en la presidencia del “buen musulmán” en los USA y de la “bola de ojetes” a él contemporáneos en el mandar y no gobernar: desde el “príncipe” de la muy canalla, encanallada y vil “Delcy de Rodríguez”, a la vulcanizada Kristeta Elesebet, pasando por otras aves cleptómanas y de rapiña de ambos sexos y escasísimo contenido nervioso en el cerebro: sesos. No obstante la verdadera conjunción de esta década, se dio por los dos ínfimos asteroides a los que en un momento dado su “estultismo pijo progre” les llevó a hallarse en una misma longitud celeste, siendo vistos desde mi total escepticismo, como observador en la distancia. Vamos una simple conjunción en astronomía.

   Esta pareja de ínfimos asteroides: el “buen musulmán” y el “Pampero peronista” en el Vaticano, ayudados por la “bola de ojetes” anteriormente aludida, colaboraron de forma clara al desarrollo e implantación de la “C.P.” o “Corrección Política”. Concepción esta, que llevada al campo de la física, podríamos asimilar sin lugar a dudas, con cualquier gas en principio por sí, inocuo: no posee forma propia, adopta la del recipiente que lo contenga; su comprensibilidad por tanto es un número positivo, de ahí que cuando aumenta la presión sobre el sistema, este disminuye su volumen. Surgiendo el problema, que si la resistencia mecánica del recipiente contenedor de dicho gas sometido a presión, sobrepasa sus propiedades resistentes, se produce una explosión. Explosión esta, que sigue cumpliendo al pie de la letra los propios principios físicos: libera una violenta energía calórica, lumínica y sonora.

domingo, enero 27, 2019

Dónde empiezan y terminan esos padres, compadres y padrinos…

    Una vez más, niego y reniego de la práctica generalidad de todos esos ampulosos conceptos, que se desprenden de altísimos organismo (como europeo y viejo, haré referencia a la “Torre Eiffel”) y sus consiguientes acrónimos ONU, OTRA, CEE y un largo etc. que a lo único que conducen es al bien vivir y nada hacer, de una serie de inútiles políticos y vividores de todo pelaje, carentes de toda idea de bien, que no sea su feliz vivir, mejor cobrar y figurar. Quienes en sus respectivos países causan o generan sombra a los que mandan y olvidaron lo que era gobernar, de ahí que esa su presencia en tan altísimos organismos dignifique una forma de quitárselos de encima, alejarlos manteniéndoles el bolso y el ego cubierto y que así no protesten.
 
   También soy consciente de que las “Kartoffeln” se asan o cuecen con gas suministrado por el finquero ruso, futuro zar imperial de todas las “rusias”, habidas y por haber. De ahí que la “Kartofelera” tan demócrata ella y anticomunista, con la colaboración necesaria de todos los inútiles y desvergonzados  políticos europeos y a costa de los ciudadanos de la ídem, reunificó ese hermoso país. Tan reguapo él, cuando existía por cuadruplicado: tres libres y uno de contrapeso, comunista.
 

lunes, enero 14, 2019

Al disidente negarle el agua y la sal…

 “Dios que nos dio la vida nos concedió a la vez la libertad” (T. Jefferson)

   Al decir de mis múltiples “afectos” carezco de ortodoxia, confundiendo a mí ver y entender, esos “mis amigos”, la “jota” con el “fandango”. Utilizando dichos términos sin menosprecio alguno para los homónimos bailes regionales de Aragón o Navarra y a esa antigua danza española, tan bien conservada en la práctica totalidad de Andalucía. Utilizando en mi caso con referencia a los “amigables”, ambos términos: como la mínima expresión del pensar y saber de algo o sobre algo y en la aplicación del segundo, como “jaleo”, o ganas e intención de crearlo.

   Mi respeto y cariño por los USA y sus gentes, siempre que ocasión tengo lo manifiesto, extremo de aprecio o desprecio que no oculto por algunos de sus Presidentes (entre estos últimos: “El Marijuanero”; “El Manisero”; “El mete mano a fandango ajeno” o El Buen Musulmán). En el extremo opuesto a los citados entre paréntesis, se encuentra T. Jefferson, a quien recurro como “tabla a la que agarrarme”, ya que en alguna medida la frase libremente traducida y a él atribuida, refleja perfectamente mi personal forma de pensar y actuar. Así les guste a los unos, los otros, a los Marotos y a los del “motto” (lema, como 3ª del Mª. Moliner).   

   No puedo ni voy a negar que mi concepción del mundo está totalmente influenciada y en gran medida condicionada, por los principios de carácter cultural, donde la humanidad como tal, no la puedo entender emancipada de unos aconteceres de índole espiritual, sobrenatural y/o transcendental. En definitiva, de la cultura religiosa en la que nací, crecí y me desarrollé formativamente. ¿Dónde empieza en mí el Judaísmo y/o el Cristianismo, más exactamente el Catolicismo? Es una respuesta que me resulta muy, pero que muy difícil de responder, de ahí que sin ánimo de autoengaño, trate de soslayarla, pretendiendo por todos los medios a mi alcance, compaginar lo mejor que a mi concepto encierran ambas filosofías y prácticas religiosas y, lo más importante, el rumbo, altura y velocidad a imprimir a mi propia vida y a ésta con respecto al resto de mi entorno. Entendiendo como tal el más amplio espectro del término: personas, resto de seres vivos que comparten conmigo el Planeta Azul y por supuesto al citado Planeta y a las leyes de la física y biología conocidas, que lo rigen.   

lunes, enero 07, 2019

El efugio como elemento a la hora de eludir responsabilidades…


     Desde algunas instancias eclesiales de la ICAR y de tres patriarcales católicas orientales, en cierta medida se me está pidiendo “cuenta y razón” sobre las opiniones, afirmaciones, planteamientos y compromisos, que vierto en éste mi blog y, de viva voz siempre que tengo oportunidad para hacerlo. Siendo “especialmente sensibles” las que oportunamente citaré, en ellas una a una, me reitero dentro de las limitaciones que el “decoro” me impone. Teniendo claro, que doy por buena la primera acepción del Mª. Moliner, aunque considero que la tercera va que ni “pintada” para ciertos personajillos, donde sustituiría lo de la fémina por el clérigo. Dejando claro y aclarado que no quiero que se confunda el término anteriormente citado con el del respeto. Este último es para mí un sentimiento de carácter positivo que incitan y/o propagan en mí determinadas personas, ideas o aptitudes, con independencia de mi identificación o no personal con ellas.

     Consciente y consecuente con ese sentimiento de carácter positivo, al que hago referencia en el final del párrafo que antecede, me “doblego” ante ciertas leyes y normas, con independencia de que las considere injustas y dentro de mis humildes posibilidades luche contra ellas. Pero distingo perfectamente en mi cabeza lo que es doblegarme a respetar. Con estos conceptos una y mil veces aclarados, quede evidente que cuando hablo de algo que me preocupa muy mucho: la civilización occidental cristiana y por añadidura la base espiritual – sobrenatural sobre la que se asentó, sin menosprecio claro está, para la filosofía o el derecho, dos patas complementarias con las que determinar ese plano. “Plano” que mientras no me puedan demostrar fehacientemente con irrefutables pruebas, es con todos sus defectos, la menos mala de las civilizaciones hasta el día de hoy conocidas. Con grave perjuicio, que mor a la dejadez o ceguera bien administrada, esa “añadida base espiritual” se diluya como la sal en el agua.