Entiendo aunque no comparta, que los
vividores tienen que vivir, sea de un cuento o del otro, pero eso… tienen que
vivir y a poder ser bien. Que para esa buena vida hay que ser ecologista. Ecologistas
son, que el rigor científico al que dicen hacer gala carezca del mínimo de los
rigores no deja de ser secundario, pues el fin principal es vivir del cuento y
la ecología como tal cuento, es el de empezar y no acabar.
Indudablemente con las verdades de
Perogrullo, aquel que a la “mano cerrada definía como puño”, están ahí, lo que
NO ESTÁ al día de hoy son todas y cada una de las mentiras y/o verdades a
medias, que cuentan todos esos vividores de lo verde, aunque en el fondo no
sean más que simples sandias. Verdes por afuera, rojos por dentro. En su continuo
engañar y engañarse ya no distinguen el espectro del vapor de agua del CO2,
no del CO2, pues mientras esa “bola de ojetes” no me pueda demostrar
lo contrario el dicho gas es transparente. Claro, esto, dada su condición de
analfabeta lo desconoce la “Greta sin garbo”, desconocimientos que extiendo por
afinidad a la Sra. ministra del ramo y afines en esa cruzada para joder al
Planeta Azul y a posta.