La
desinformación interesada y las “fake news” como alternativa. No deja de ser una paradoja,
el hablar de desinformación en un momento, donde las comunicaciones son
realizables en tiempo real y la información está prácticamente al alcance de
toda persona que posea un teléfono, televisor, receptor de radio o pc. Vamos, al
alcance de todo el “cosmos” de este “universo” identificado como “primer
mundo”.
Así las cosas, no son tan importantes los
medios de propagación – recepción de información, como la distorsión más o
menos interesada de las fuentes originales y de su propalación, confundiendo en
la gran mayoría de las ocasiones los deseos de los “comunicadores” con las
realidades a comunicar. Este hecho en franca generalización en los medios
audiovisuales y radiados, no se escapa a los medios tradicionalmente escritos,
donde los unos y los otros, haciendo honor a una total impudicia y queriendo
olvidar o jugando con la amnesia, por ellos administrada hacia los receptores
de tales “distorsiones”. Obviamente, marginan la posibilidad real de
recuperación que tiene el “MANIPULADO y/o ENGAÑADO destinatario de todas y cada
una de las “píldoras” suministradas, sean estas las que sean y por el medio de
difusión que fuese. Las hemerotecas y archivos de imagen y sonido, mientras no
las retiren (cosa que hacen para poder pasar sin sonrojo, del digo al diego), hoy están disponibles para todos los medios habituales de
comunicación, sean televisados, radiados o impresos.