martes, marzo 15, 2016

De la Ppona sus Pponadas y tras ellos… el diluvio.


    Este personajillo (muy en contra de sus pretensiones, nunca a más llegó y cuando de algo válido se rodeó, lógicamente la eclipsó), ya conocido por los asiduos lectores del presente y, padecida en el plano político desde hace muchos muchos años por estos lares. Famosa en base a no haber hecho nada positivo en su vida, aparte de chupar de la piragua y perder elección tras elección. En la certeza de que sometida a una votación tipo “Bulgaria = Valencia”, con absoluta seguridad, hasta esa la perdería.


    ¿Que llegó a diputada nacional?  Así cualquiera llega. Todo depende  de que a la hora de lamer traseros, lamas el del indicado. Estamos hablando de papeletas cerradas a cal y canto, donde el cargo depende del número que ocupes en la lista y no del correspondiente al coeficiente intelectual que poseas. También es importante, lo bien que sepas aplaudir.

     Dentro de ese chachi piruli que caracteriza a nuestra Ppona, en los últimos tiempos, se fue de “turné” jurídica a la vecina provincia limítrofe del NW, donde con esa gracia y donosura que la adornan, seguramente epató a su señoría, al explicarle el más profundo y horrendo desastre por ella heredado de su predecesor, venido a más sin cuento, pero parece ser que sin haber hecho las cuentas. Muy propio de la Ppona, sus Pponadas, compis y adalides, en disposición de salvarnos, mor a haber perdido por méritos propios la mayoría, que en base a engañarnos miserablemente, en su día obtuvieron.

      Si es cierto que salvo contadas y raras excepciones, el dicho de “Dios los cría y ellos se ajuntan” (estos no se juntan) se ajuntan para “engarrarse” entre ellos y de paso,  para salvarnos de la corrupción, el despotismo no ilustrado y del a medio lavar; que para podernos salvar de ellos, primero lo crearon.

      Nuestra sabiduría popular acumulativa, sin llegar a la china, que es milenaria, es muy sabia y nos dice: que a todo cerdo le llega su San Martín. Y a esta “partida” (a lo de partida, añádase a gusto del consumidor) donde el jefe es un vago y abúlico empedernido, la subjefe una Saltimbanqui (algunas veces en neglillé), la tercera de abordo, mis… mis narices y así rodando, rodando, rodando llegamos a la chachi piruli de la Ppona. Que ya es llegar… Les llegó su San Martín y muy posiblemente los juzgados de guardia…

          De ahí que así: rodando, rodando, rodando, estamos a donde nos llevaron y todavía tienen la desfachatez, de arreglarlo con el clásico y tú más… más corrupto o alcahuete de bandidos, por supuesto. Como si ellos fuesen poco…

                            Capt. Willie

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