Mi deseo al hablar de Mocoa, si lo pudiese
elegir, sería para referirme a la hospitalidad de sus gentes (habitual en toda
la Gran Colombia), al colorido de sus mercados y a un instrumento musical, para
mi extraño, (llegué a poseer uno, regalado) conformado partiendo del caparazón de
una tortuga, Podocnemis espansa,
conocida en toda el amplia área de influencia de las dos grandes cuencas hídricas
del Orinoco y Amazonas, por “Charapa”. Para no extenderme en la descripción,
diría que algo parecido a nuestra “Zambomba”, pero a lo grande.
Capital del estado de Putumayo y asentada de
forma tal que todo su límite E. está bañado, regado y delimitado por el Río
Mocoa, que da nombre a la ciudad, pero para que no exista escasez de agua, sus
límites N. y S. lo delimitaban otros ríos, que discurrían más o menos paralelos
en el sentido W. – E. e iban verter sus aguas al “Gran Mocoa”. En la época de
lluvias impresionaba verle.
No recuerdo el nombre de ninguno de estos
dos afluentes a las que hago referencia, pero creo que en el correspondiente al
límite poblacional S., en las inmediaciones de su desembocadura, disponía de un amplio remanso. Remanso aquel,
que desconociendo el que esto escribe como podría ser el Paraíso Terrenal, bien
pudiese ser una parte de él. Indudablemente dicho cauce hídrico algo tendría en
origen, ya que la Iglesia Catedral de San Miguel se asentó sobre su rivera.
Que estos cauces hídricos principales y a su
vez sus complementarios y/o secundarios afluentes fuesen el motivo de la
tragedia que me lleva a acordarme hoy (muchos años ha, de mi visita a Mocoa y
sobrevolado aéreo cartográfico de todo el estado) de Mocoa, me apenan
sobremanera, pues el agua como elemento de vida, en esta triste ocasión sirvió
para quitarla.
Así, en la distancia geográfica que nos separa
y en la inmediatez espiritual que me une a la Gran Colombia y a los colombianos
de pro y bien, en estos momentos de dolor y aflicción, solo me queda rogar a
San Miguel (creo que Santo Patrón de la localidad) que interceda ante el Altísimo,
para que acoja en su seno a los fallecidos y dé fortaleza de espíritu y resignación
a sus deudos. A la vez que ilumina a los Políticos locales, estatales y nacionales, para
que dentro de las posibilidades técnicas y económicas, se palien en el futuro
posibles desastres como el presente.
Capt. Willie
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