En
un diario impreso de tirada nacional, leo un artículo firmado por alguien, al
que en principio, me une una formación inicial idéntica. Lectura ésta, que me
lleva a una profunda reflexión; pues si bien es cierto que tanto él como yo
anduvimos de la “ceca” a la “meca”, nos diferencia que sus amplios
conocimientos migratorios, creo son de índole inminentemente teóricos, donde
pareciese que en el mundo nunca hubo ni habrá emigrantes que no sean
musulmanes. Aunque por su origen y sin remontarse excesivamente en el tiempo,
en los primeros años de su propia infancia tuvo que vivir y sentir la
emigración en su entorno familiar y social. Pero quizás fuese, que dicha
emigración al ser realizada por gallegos, “buenos” o “malos” católicos, carecían
de ese punto de exotismo que da el ser
musulmán y emigrar voluntariamente a tierra de infieles. Recordemos que también podrían emigrar a
países musulmanes con rentas per cápita superiores a las de esta maltrecha
Europa.
En
el caso que cito, con respecto a los emigrantes gallegos: ¿Dónde está la
novedad en que un gallego emigre?