Dado que las matemáticas, física y leyes de
la mecánica no cambiaron y, que los
actuales adelantos técnicos se siguen basando en dichos principios. A estas
alturas de mi vida, me encuentro con la cruda realidad, que mi formación
técnica superior sigue ahí y es aceptable.
Por el contrario, tristemente, veo que mor a lo que yo defino “buenismo,
papanatismo o corrección política”, no me sucede lo mismo en la parte que se
corresponde a mi formación humana: las experiencias acumulativas propias y las
comunes a las de las colectividades a las que pertenecí, observo que en ciertos
ámbitos están en entredicho.
El pasado día 29 con motivo de la presentación
online de una publicación, escrita por un teólogo, doctor en Estudios Islámicos
y SJ, respondo a su amable invitación para que participe en ella. En esa mi
participación le realice algunas preguntas de lo más elemental, al menos para
mí, que no soy teólogo ni doctor en Estudios Islámicos, pero si licenciado en
teología y filosofía, con una cierta experiencia de carácter catequético práctico
y de convivencia (más exactamente de aguantador) en algunas comunidades
musulmanas de Argelia, Filipinas,
Nigeria, Senegal, y Túnez, así como las imborrables de mis vivencias a través
de la IOC (*1) Maronita en el complejo mosaico Libanes.