domingo, marzo 13, 2016

Va de carreristas, carrerónes y especies análogas…


    Sea por la distancia que separa Ciudad del Vaticano de las diócesis y/o archidiócesis y en la gran mayoría de los casos a los titulares de las mismas del clero y fieles que les circundan, lo cierto, es que, los carreristas bien mandados, y si media el culicagadismo mucho mejor, lo tienen fácil.

    S.S. Francisco, en un momento dado habló y criticó la “chismología” como elemento pernicioso dentro de  la iglesia. A lo que no llegó, fue a mencionar el uso y abuso del perfume “oveja” por parte de obispos y arzobispos, ni del agua de colonia del mismo olor, reservado para la “morralla”, bien mandada y servil, ante una posible inclusión o exclusión en la terna correspondiente para obispín u obispo auxiliar.

domingo, marzo 06, 2016

De nuevo en red…


   Para aquellas personas que accedan a partir del presente a este mi blog, puede que les sorprenda  la  insistencia por mí parte, en el ruego de que se eviten las entradas de índole personal.

   Los que a través del presente me manifestasteis cariño y respeto, comprenderéis que hubiese quitado todos vuestros mensajes, ya que a cualquier extraño a los dos ámbitos en los que discurrió mi vida, lo único que les causaría, en el mejor de los casos, sería sorpresa. En el peor: que toda mi vida me hubiese rodeado de “palmeros”. Extremo ese que creo no es cierto.

  Las setenta y siete entradas que faltan, por haberlas retirado, las tengo guardadas en formato original del blog, con las repuestas que en cada una de ellas os di o les di. Pero mucho más que eso, las tengo guardadas dentro de mí y así Él me dé muchos años de vida, nunca las podre olvidar.

   Desde esta mí acrisolada incorrección política estoy de nuevo en red.

                                Capt. Willie

jueves, marzo 03, 2016

Estoy perdido… o simplemente desconcertado.


          Dado que las matemáticas, física y leyes de la mecánica no cambiaron y, que  los actuales adelantos técnicos se siguen basando en dichos principios. A estas alturas de mi vida, me encuentro con la cruda realidad, que mi formación técnica superior sigue ahí y es aceptable.

          Por el contrario, tristemente, veo que mor a lo que yo defino “buenismo, papanatismo o corrección política”, no me sucede lo mismo en la parte que se corresponde a mi formación humana: las experiencias acumulativas propias y las comunes a las de las colectividades a las que pertenecí, observo que en ciertos ámbitos están en entredicho.

        El pasado día 29 con motivo de la presentación online de una publicación, escrita por un teólogo, doctor en Estudios Islámicos y SJ, respondo a su amable invitación para que participe en ella. En esa mi participación le realice algunas preguntas de lo más elemental, al menos para mí, que no soy teólogo ni doctor en Estudios Islámicos, pero si licenciado en teología y filosofía, con una cierta experiencia de carácter catequético práctico y de convivencia (más exactamente de aguantador) en algunas comunidades musulmanas de Argelia,  Filipinas, Nigeria, Senegal, y Túnez, así como las imborrables de mis vivencias a través de la IOC (*1) Maronita en el complejo mosaico Libanes.

martes, marzo 01, 2016

Editorial a lo grande o bien a lo muy pequeño...


    En uno de mis anteriores escritos (viernes, diciembre 11, 2015) me planteaba la posibilidad de cerrar el presente blog, ya que consideraba que el fin para el que fue abierto no se hubiese cumplido. Un poco por seguir las peticiones ajenas y un mucho por poder expresar libremente mis personales ideas, continué con él. ¿Hice bien? ¿Hice mal no cerrándolo? La verdad, no lo sé.

    A través de éste, reanudé relaciones personales que sin estar en el olvido, estaban ahí en lo que podríamos definir como un “limbo”. Ignoro si en el plano emocional estaba preparado para enfrentarme a esa situación donde, me consta que con la mejor de las intenciones, personas de ambos ámbitos en los que me desarrollé, en vez de opinar sobre mis exposiciones o conjeturas, entraron con manifiesta alegría a “recuperar” la persona, en el entorno en el que me conocieron. Con el consiguiente inconveniente, que la actual persona, yo, soy el poso de la dualidad que en un momento dado unos y otros conocieron, trataron  y situaron.