Con todos los respetos que su buen acreditado criterio
siempre se hizo merecedor, y admitiendo la respetabilidad de la organización
por Vd. propuesta, me vi en la obligación de retirarla, ya que a nivel personal
no puedo solicitar colaboración económica ni apoyo moral, para nada que tenga
entre sus objetivos, fines muy loables a priori, pero que puedan entrar en
colisión con otros pareceres y sentires, de idéntica respetabilidad.
lunes, mayo 22, 2017
Carta abierta a un excelente amigo - compañero y a los sobrevivientes a aquellos CRT de punteo, Rosas, Callejeros de hule, etc., etc….
martes, mayo 09, 2017
Si puedes colaborar hazlo… Sí así lo hicieses, desde el corazón… Él te lo recompensará con creces...
Consciente
de los criminales y terroríficos efectos de las minas antipersonales y sus secuelas,
tanto en lo físico como en lo psíquico, y los estragos que las mismas pueden
causar sobre la pobre, de por sí, economía de subsistencia en las zonas rurales
de cualquier país y consecuentemente en esa querida tierra colombiana; donde el
campesinado en alguna zonas determinadas tiene que vivir y convivir con el mal
añadido de las mismas, me llevan a colgar el presente. Como respuesta al mismo desearía
que Vd. estableciese el correspondiente enlace, que nos condujese a esa
dirección de la entidad encargada de recopilar fondos destinados al auxilio
directo de los damnificados por tales infernales artefactos.
Lo
más malo o aún peor, es que al ser la “insurgencia” un ejército no regular, en
la gran mayoría de los casos, aunque se les “suponga” la mejor y buena voluntad
del mundo – mundial (expresión de la que mi hermano Sil dice tener “copyright”,
aunque benignamente me permite su uso), su colaboración con los esforzados y abnegados
desactivadores del ejército y policía
nacional colombiana, resultará un tanto infructuosa. Ya que no dispondrán de
cartografía exacta de su ubicación, teniendo que determinar la posición de cada
una de ellas y tipo en particular sobre el “propio terreno”, con el
consiguiente riesgo para la integridad física de los desactivadores.
sábado, mayo 06, 2017
Donde dije, dijeron que dije… Y aquí y ahora quiero decir…
En
anteriores ocasiones deje sentado, que a pesar de haber desempeñado ocasionalmente,
en algún momento de mi vida actuaciones en instrucciones judiciales de lo más
variopinto (desde fallecimientos por accidente o asesinato, averías, baratería,
remolques, robos, salvamentos y un largo etc., que no hacen al caso), éstas
siempre y en todos los casos fueron bajo la atenta supervisión del
correspondiente Auditor del Cuerpo Jurídico. Debiendo aclarar una vez más que
mi formación jurídica especifica es un tanto limitada y consecuentemente la
“constitucionalista” comparada, corre pareja a la anterior.
No obstante a esa carencia de educación específicamente
jurídica, mi formación humano - cívica
me permite distinguir y discernir lo moral o éticamente aceptable, de lo
rechazable, a la vez que por “academicismo” formal, sé de la existencia e
interpretación básica, que en un momento
dado me exigieron, de las distintas leyes y códigos, que dentro de la tradición
del ordenamiento jurídico romano y/o del anglosajón están en uso, y que como
ciudadano libre me afectan. Lo cual a priori me lleva a distinguir perfectamente
el concepto de legalidad e ilegalidad.
miércoles, mayo 03, 2017
Hoy va, no de maduro ni de heroína, si no de “podrido” y de “gorilita”…
Con harta frecuencia durante muchos años, y
dependiendo en el país en el que me encontrase, se me acusaba, medio en serio
medio en broma, de mi especial querencia por el correspondiente vecino: en
todos los casos, puedo afirmar que erraban estrepitosamente, pues mi afecto por
los unos o por los otros era y es, el mismo. Si bien es cierto que existen
excepciones, las cuales obvio al no hacer referencia a ellas. Esto no excluye,
de amistades personales o afinidades a colectivos de esas nacionalidades.
El cariño y respeto que me merecen como
conjunto social – nacional los: Rotos (Chilenos, en el sentido más restrictivo y
figurativo, que se representa en la estatua erigida en la plaza Yungay de
Santiago); Charrúas, (Uruguayos, pobladores de la “banda oriental” del Río de
la Plata, citados como valientes guerreros por el SJ Pedro Lozano); Costeños y
Serranos (Ecuatorianos. Monos, mor a la estratagema – estratégica de
suspenderse de los arboles); Cafeteros (Colombianos, como productores primarios
de tal preciado producto agrícola y base socio – cultural – económica, con toda
una proyección mundial de bien hacer); Venezolanos (a cuyo gentilicio respondieron
y correspondieron los ciudadanos de ese gran país), hoy tristemente convertidos
y conocidos, para su desgracia, mor a la nefasta gestión del “gorila rojo” y su
sucesor - heredero el “mono amarillo”, en “Pobrezolanos”; Canaleros (Panameños,
como los otros tres gentilicios que anteceden, y a los que hago referencia,
pertenecientes a lo que fue la Gran Colombia), actual “punto libre de encuentro
y fusión de culturas” (al decir del Rvdo. P. Xavier Villanueva, q.e.d.) ¿Qué
podría decir yo de los anteriormente citados y de los Nicas o Pinoleros;
Catrachos; Guanacos o Cuzclatecos; Chapines y/o de los Mexicanos? ¡Que les
quiero!, y que con sus peculiaridades nacionales, y algunas veces acendrado
nacionalismo, por lo general no excluyente, les hace acreedores de todo mi respeto y
consideración.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)